Parte uno

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Esa mañana el sol estaba resplandeciente al igual que los ánimos de cierto omega llamado Byun Baekhyun, ese día era el día en que su mano se marcaría con el nombre del que iría a ser su alfa. Había esperado ese momento desde que tuvo su primer celo. Ahora con diecisiete años y próximo a su graduación, iría a la ceremonia de inicio de cortejo.

—Baekkie, buenos días mi ángel, ¿Estás preparado? —su mamá se acerca para sentarse en el filo de la cama y abrazarlo. 

—Sí, sí, —dice emocionado mientras se acurruca en el pecho de la señora Byun. —¿Quién crees que sea? —se separa para ver a los ojos de su madre.

—No lo sé, pero el que sea, será muy afortunado al tener al mejor alumno de la escuela de omegas, —besa su frente, —y al omega más dulce, bueno e inteligente, —sigue elogiando a su pequeño que se sonrojaba. 

Luego de eso, la señora Byun salió del cuarto para dejar que el omega se vistiera, solo le dijo que tenía que desayunar ya que el chico por los nervios no tenía hambre, pero su madre le advirtió que podría desmayarse por lo que su hijo finalmente acepto.

Baekhyun no era un omega delgado, era más bien curvilíneo; sus caderas eran más anchas que los demás y tenía rollitos con una pancita que siempre trataba de ocultar, su trasero y sus piernas también eran bastante rechonchos. Por esas cosas se había ganado palabras desagradables por parte de otros omegas y nunca había llamado la atención de ningún alfa. Sin embargo no le importaba, ese día conocería al hombre que sería su marido así que no le interesaba si le gustaba o no a otros. 

Fue a bañarse con rosas y luego puso aceite de flores sobre su piel, no le gustaba mucho su aspecto frente al espejo, pero suponía que a su alfa no le molestaría. Busco el kimono blanco con flores de cereza que su padre le compro para esa ocasión. Arreglo su cabello dorado y pinto sus ojos con polvos rojos y delineador negro para finalmente colocarse brillo labial. No era por ser vanidoso, pero sinceramente pensaba que se veía hermoso.

Bajó a desayunar y su madre le regaño por ponerse el kimono antes de comer porque podría ensuciarlo; se arrepintió un poco de no desayunar antes porque tuvo que lavar su boca nuevamente y retocar su maquillaje, aunque agradeció no haber manchado su ropa.

En cuanto estuvo listo, se coloco unas sandalias bajas blancas. Su hermano mayor, Kai, ya había salido hace más de media hora porque él también tenía que ir a aquella ceremonia para conocer a su omega. 

Los señores Byun salieron junto a su hijo ya que era tradición que los padres llevarán a sus hijos omegas, usualmente los alfas iban solos o sus padres llegaban después. Baekhyun estaba muy nervioso e incluso aunque hacia frío, sus manos estaban sudando. Conocía a la mayoría de alfas del pueblo y no podía imaginarse con quién la Luna querría juntarle.

En cuanto llegaron al lugar, habían muchos padres abrazando o conversando con sus hijos omegas y por otro lado los alfas charlaban entre ellos. 

Los omegas estudiaban aparte, en la escuela de omegas y los alfas en la academia para ellos. Seis meses antes de la graduación de los primeros, tenían que ir a la ceremonia para poder iniciar el cortejo, en cambio los alfas iban cuando terminaban la academia y hasta los veinticinco años, no era obligatorio, por lo que podían ir varios años luego de graduarse. Los omegas si tenían que ir aunque no quisieran.

Baekhyun miraba para todos lados intentando pensar en quien sería el futuro padre de sus cachorros. Ninguno llamo su atención sinceramente. Sin embargo, confiaba en que su diosa le daría un buen hombre.

Alrededor de una hora después cuando ya estuvieron todos, les dijeron que formen una columna y la omega madre del pueblo les iba dando una tela de seda, se las colocaba en el cuello para que luego su alfa destinado se las quitará para que el omega la ponga en su muñeca, aceptando así el cortejo. 

Baekhyun estaba bastante emocionado y acepto feliz la tela en el cuello. Cuando todos tuvieron sus cuellos con la seda, venía la parte que todos esperaban. Quien sería su alma gemela.

Tanto alfas como omegas tenían que cerrar los ojos y recitar algunas palabras que se les había enseñado antes. En cuanto terminaron vieron en el dorso de sus manos izquierdas que habían aparecidos nombres. 

Baekhyun destapó su mano, retrayendo su manga, muerde su mejilla interna mientras respira profundo y quiere mirar. Park Chanyeol ¿Quién era él? Nunca había escuchado ese nombre, bueno tampoco era como si supiera los nombres de todos los alfas del pueblo.

Varias betas empezaron a ordenarlos para poder juntar a las parejas quedando en dos filas, los alfas frente a sus omegas elegidos. Baekhyun lo vio, era un hombre alto, algo bronceado por el sol, lleno de músculos y bastante atractivo aunque su mirada seria lo intimidaba bastante. Con timidez subió su mirada hacia él e intento sonreírle, pero el otro blanqueo los ojos.

—¿Es en serio que me tocó con él? ¿No había alguien peor? Genial, —dijo en voz alta Chanyeol sumamente enojado mientras se cruzaba de brazos, —con el cerdo del pueblo.

Todos lo escucharon y tanto alfas como betas y omegas se quedaron sin habla por aquellas palabras, no podían creer lo que escuchaban. 

Baekhyun se quedó helado, su alfa le había dicho aquellas palabras que aunque las había escuchado antes, no les había prestado atención porque supuso que la única aceptación que le importaba era la de su futuro alfa y ahora él le había despreciado así. 

Las lágrimas gruesas empezaron a bajar por las mejillas de Baekhyun, el día que tanto había esperado con anhelo se había ido al tacho de la basura. Aunque la ceremonia se hacía antes para saber si tu alfa u omega te aceptaban o no para que inicie el cortejo, actualmente solo era una tradición que se hacía; todos aceptaban a la pareja que la Luna les daba. 

Baekhyun se aflojo rápidamente el nudo de su pañuelo de seda y lo quito de su cuello para luego tirarlo al suelo frente al alfa que abrió sus ojos sorprendido. Después de eso, el omega salió corriendo del lugar mientras lloraba. No quería ver a nadie en ese momento, solo quería que ese día fuera una pesadilla.

Cuando vio al hombre imagino toda una vida con él, porque desde pequeños les enseñaban que ese sería su hogar, el alfa que estaría con él. Nunca había sido invitado a una cita ni llamado la atención de algún alfa y no le importaba porque ya tendría luego al que se casaría con él, pero no. Estaría solo siempre, o eso es lo que se decía a si mismo mientras lloraba dentro de una cueva, detrás de una cascada.


***
Nuevo fic, serán capítulos cortos porque se me seca el coco.

Lamentos de un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora