👑 Capítulo XIX 👑

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—No hay mucho que podamos hacer, Señora.
—¡Tú eres mi abogado y te pago para obtener resultados, no excusas sin sentido!
—Las cosas se han complicado; el juez no acepta el repudio de la masa hereditaria del joven Aiden que ha presentado usted, a menos que sea expresado por él de forma tácita. Tampoco accede a algún soborno. La sucesión no se puede retrasar más y el joven debe presentarse para abrirla.
—¡Maldita sea con ese mocoso! ¡Escúchame bien; si tú eres incompetente para hacer algo por la vía legal, entonces lo haré yo!

Mientras Aiden recibió la inesperada visita de Emma, Trinidad también se reunía con alguien, en efecto su abogado.
Por las noticias del mismo estaba totalmente frustrada, pues se imaginaba lo que iba a pasar si no intervenía antes de que el juicio se iniciara.

Tenía que sacar a Aiden del país, desaparecerlo... De alguna u otra manera.

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—¿Pudiste hablar con él, R? Dime que si.

—¡Así es, A! Justo hace cinco minutos colgué con él; me ha dicho que tardaste demasiado en contactarte con él y que deben reunirse lo antes posible. Me ha dado la dirección de su despacho o si lo prefieres él podría ir a tu casa.

—Es muy peligroso que venga para acá, Trinidad podría aparecer en cualquier momento... Pero esta no es su casa, jamás lo ha sido. Dile que venga para acá, por favor.

—¡Eso haré! Espero acceda a verte muy pronto y puedan resolver toda esta situación, Cenicienta.

—Ahí vas con eso, otra vez. ¿Tu Cenicienta habría visto la forma de defender las tierras de su padre en vez de solo casarse con el príncipe? ¡No! Por tonta... O tal vez no fue tan tonta. Al final se convirtió en princesa... ¡Ese no es el punto! ¿Ves lo que me haces decir? Pero, hablando de príncipes, no sabes lo que pasó ayer.

—¡Suena a un chisme muy bueno! Espera en lo que tomo asiento.

—Dime cuando estés lista... —escuchó un ligero mhm mhm del otro lado de la línea que le indicó que podía comenzar —Emmanuelle vino a mi casa a disculparse y pedirme que nos diéramos una oportunidad más.

—¡¿Qué?! ¿Él fue para allá? ¡¿Qué te dijo?! ¡¿Qué le dijiste tú?! ¡¿Cuando es la boda?! ¡Habla, por Dua Lipa!

—Fue super inesperado. Llegó al medio día, no recuerdo la hora pero vino. Tocó el timbre y pensando que eras tú, aunque acababa de hablar contigo, y fui a abrir y ahí estaba él, ¡Estaba nervioso, y las manos le sudaban! Pasamos a la sala y apenas nos sentamos me soltó todo; que se sentía mal por lo que hizo, que se drogó y que si yo quería que podíamos conocernos sin mascaras o sustancias extrañas, ¡Y para rematar me dio su número de teléfono!

—NO PUEDE SER, NO PUEDE SER. ME MUEROOOOOO

—Pero le dije que no. —el grito de Raquel prolongando la "o" se apagó apenas escuchó la respuesta de Aiden. —Antes de que me grites, le dije que no porque vi una faceta suya que no me gustó, lo idealicé demasiado. Y en la pelea con Trinidad aún ni he ganado, no puedo distraerme con problemas de pantalones ahora.

—"Problemas de pantalones", qué mal suena. ¿Acaso es una mal lograda analogía de los "problemas de faldas"?

—Huh, viéndolo bein ambas son asquerosas. Pero a lo que voy es que no es lo que necesito ahora, ni lo que quiero. Quiero una vida tranquila y hasta entonces tal vez pueda pensar en una pareja. Pero ahora no... Hoy no.

No Soy Cenicienta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora