👑 Capítulo VIII 👑

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—Claro que no, A. Esto es real no es ninguna broma.

De nuevo adivinaba mis pensamientos de una forma muy rara. Tan rara que hasta me daba un poco de miedo.

—¿Un vestido así de ostentoso? ¿No pudo haber sido mejor de monja?
—¿Acaso eso llamaría la atención? ¡Por supuesto que no! ¡Lo que necesitamos esta noche es que seas el centro de atención! Y no te preocupes, mi disfraz es diferente así que nadie te mirará más que a ti. ¡Ya ve a vestirte que se hace tarde!

Tomé el enorme vestido y fui a cambiarme al vestidor.

Esperaba no lamentar ceder a esto sin protestar al menos.

*****

—¡Pero que chica tan linda tenemos aquí!
—Bueno, debo admitir que... Me queda bien.
—Emmanuel probará la heteroflexibilidad esta misma noche.
—Deja de decir incoherencias.
—¿Incoherencias? ¡Espero mañana me digas lo mismo!

**********

—Oye, Aiden.

De nuevo rompió el silencio dentro del auto, aproximadamente diez minutos después de haber abordado e ir en camino a la fiesta.

—¿Sí?
—Lamento lo de hace rato, sólo me detuve a hacer mis propias conjeturas sin haberte preguntado nada antes... Me gustaría que me explicaras todo, así podría entenderte.
—Bueno, en realidad es una historia larga.
—Pues tenemos un rato antes de llegar. Pero si no estás listo, créeme en verdad lo comprendo y tal vez...
—No. Está bien... Te contaré, como dijiste; eres mi mejor amiga y debes saber la verdad. Prepárate y más vale que sujetes bien ese volante.

Ella asintió y entonces después de tomar una gran bocanada de aire comencé a relatar todo a grandes rasgos.

—Pues hace unos años papá conoció a una mujer, una muy bella por cierto y por fin pudo reparar su corazón roto por la muerte de mi madre... En fin que se casó con ella, y un año después simplemente murió. Los médicos dijeron que fue un infarto mientras dormía; "una muerte dichosa", una muerte sin dolor.
—¡Por Dios..! ¿Qué pasó después de su muerte? ¿Por qué desapareciste?
—Pues la nueva esposa de papá me dio de baja en la escuela y me inscribió en una de chicos de clase media. ¡Mi vida es tan diferente ahora a como la conocía antes..!
—¿¡Cómo pudo hacer eso aquella mujer!? ¡¿Acaso tiene derecho?!
—Pues lo hizo y ya. Ahora yo soy quien se encarga de mantener la casa impecable, pues ella despidió a todo el personal, incluyendo a Tara. Papá en su testamento le dejó la casa y otras propiedades, entre ellas la Compañía.
—¡Lamento tanto haberte reclamado, Aiden! ¡De verdad no tenía idea de todo lo que habías pasado! ¡Y yo de tonta juzgando sin tener idea de nada..!
—Tranquila, Raquel. No es tu culpa... Las cosas simplemente pasaron así.

El auto se mantuvo en silencio unos segundos después.

—¿Sabes quién eres tú? ¿A quién me recuerdas, Aiden?
—¿Quién qué..?
—Tú eres Cenicienta. ¡Piénsalo! Mira; tu madre ya no está y tu padre después rehace su vida con una mujer muy bella que...
—Por favor, Raquel. ¡No soy Cenicienta! Cenicienta es estúpida y además es sólo un cuento para niños.
—Insisto. ¡Justo ahora estamos de camino al baile real, donde el Príncipe Emmanuelle elegirá una esposa... O esposo que le dé un Heredero al trono!
—Debes de dejar de leer cuentos, intenta con revistas de divulgación científica. Si las cosas son como dices... ¿Acaso tú eres mi hada madrina? ¿Y el coche es mi tétrica carroza?
—Para nada. En primer lugar yo soy tu amiga millonaria y buenota que quiere que la pases bien una noche al menos. En segundo, su carruaje no era tétrico, era muy lindo y sus corceles...
—Mejor dejemos el tema.
—Como diga, Duque.

Sólo rodee los ojos ante su comentario.

Aunque por dentro me preguntaba una cosa... ¿Cenicienta era hija de un Duque o un Conde? ¡O qué título nobiliario ostentaba su madrastra después de enviudar?

Mejor me evitaba hacerle esa pregunta a Raquel pues no quería darle más motivos para seguir hablando del paralelismo entre su tonta Cenicienta y yo.

**********

Tres cuartos de hora después, siendo más de las diez llegamos a lo que Raquel denomina como Palacio Real; La casa Victoriana de mi Príncipe, digo, de Emmanuelle.

—Bien. Son las diez y minutos, mis padres me han dado permiso hasta las dos. ¿No hay problema?
—No. Para nada...

Espero poder levantarme a las cinco de la mañana. Sólo dormiré tres horas si no es que menos.

Nos bajamos del auto después de aparcar y entramos a la casa la cual estaba completamente llena.
Emmanuelle si que se ha lucido con esta fiesta, incluso la música se escuchaba desde fuera de la casa.

Desde luego que ya teníamos los antifaces puestos, eso me daba una tranquilidad enorme.

La cosa es que como había dicho Raquel; muchas personas estaban viéndome. Traté de ignorarlos y seguí el camino hacia dentro.

No pasó mucho en un rato, hasta que casi daba la media noche la música bajó de volumen, un chico bastante atractivo disfrazado de 'Lobo sexy' llamó la atención de todos desde la planta alta.

Lo principal que pude notar es que los hombres no respetaron la temática de la fiesta. Gracias al cielo hasta peluca tenía puesta para ocultar mi sexo, ya que era el único tonto que si llevó vestido.

Genial.

—¡Muchas gracias por venir, amigos! ¿Cómo lo están pasando?

Todos comenzaron a gritar por la euforia del alcohol y las hormonas.

—¡Vengo a decirles en verdad gracias por venir a nombre de mi mejor amigo; Emmanuelle Renteria! Él en este momento se encuentra con su novia y está algo indispuesto, si es que saben a lo que me refiero.

Entonces el lobo sexy era Victor, y por cierto su chiste fue de muy mal gusto...

—¡¡A divertirse que esto apenas empieza!!

Vaya lobo ebrio.

Lo que dijo Victor me dejó pensando. Emmanuelle tenía novia desde luego y al parecer en ese momento estaban teniendo sexo. Qué asqueroso, pero ahora sé por qué todos dicen no haberle visto en lo que lleva la fiesta.
El caso es que para nada tengo esperanzas con él, algo que ya sabía de sobra.

No Soy Cenicienta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora