El sábado llegaba al fin.
Los fines de semana en casa eran completamente diferentes y mucho más atareados que entre semana.
A diferencia de los días normales, el sábado y domingo Trinidad y los gemelos iban al club social. Desayunaban y demás hasta la comida y mientras ella iba de compras los gemelos iban a otros sitios, dejando la casa para mi solo. La cosa es que yo no disfrutaba mucho, pues además de ir a la escuela sabatina debía hacer demás cosas que en la semana no hacía, como limpiar alfombras y ese tipo de cosas, y no era nada sencillo.
Como sea, pues sin importar la ausencia de todos estaba muy nervioso por lo que iba a hacer... Ni siquiera iría a la escuela este día para tener más tiempo y adelantar todo.
Traté de relajarme mientras limpiaba, lo cual no dio mucho resultado.
Antes de que llegaran, y al haber terminado, fui a darme un buen baño.
*****
Al llegar tomaron la cena y Trinidad fue a recostarse en la recámara principal...
Ay, papá. Si supieras que ella tiró todo lo que tenía que ver contigo.
Los gemelos poco después me hicieron darme cuenta de que no había pensado en un pequeño detalle; no tenía nada qué ponerme y mucho menos un antifaz.
¡Así jamás podré ir pues ellos también estarán en la fiesta de Emmanuelle y de verme seguro sería mi último momento con vida!***
Salieron justo a las nueve de la noche.
Yo estaba encerrado en el ático, suplicando al cielo que Raquel aún no llegara y así nadie pudiera verla.Esto me va a matar... No es una buena idea, no lo es.
En cuanto me sintiera seguro saldría a ver si Raquel está en algún sitio y le diré que no cuente conmigo.
Podría hacerlo por celular pero no tenía crédito. Y pensar que antes nada me faltaba...Había una pequeña ventana en el ático, la cual daba una vista reducida del jardín delantero de la casa y no había ningún coche. Los gemelos ya están en camino a la casa de Emma.
Salí despacio, tratando de ni hacer ruido alguno. Estaría perdido si Trinidad me encontrara queriendo salir de la casa.
Pasé por su puerta y queriendo tentar a la suerte traté de escuchar lo más posible.¡Estaba dormida!
Era mi momento. Con llaves de la casa en mano salí de una vez y crucé el jardín para después abrir la reja límite.
Era tan raro salir de casa, cuando antes era tan regular que pasaba más tiempo en centros comerciales o en casa de Raquel.
Mientras buscaba en los alrededores me encontré con varias personas que conocían a mi padre. Me saludaban y yo a ellos.
En cuanto encontré el auto de Raquel ella abrió la puerta de copiloto. Subí dispuesto a dejarle las cosas en claro, bien, mis circunstancias.
—Ni un pero, Aiden. Una ocasión así la hemos estado esperando desde hace mucho, ¡Y hoy es la oportunidad!
Vaya que esta chica me conocía.
Siguió hablando adivinando mis inquietudes.—Tengo el disfraz perfecto para ti, y respira que lleva antifaz desde luego así nadie te podrá reconocer.
Aseguró las puertas del coche color cereza y emprendió camino donde las mansiones más grandes y lujosas de toda la ciudad. Alrededor de media hora desde mi casa, pero primero haríamos parada en su casa para arreglarnos.
Raquel rompió el silencio regresando mi mente a la realidad.
—¿Por qué has desaparecido así de la nada?
Antes de yo siquiera poder articular algo ella prosiguió.
—Entiendo que la muerte de tu padre sea reciente, y a mi también me duele pero desaparecer sin decir adiós, ¡Ni siquiera a mi que soy tu mejor amiga me dijiste nada! Ni un texto, una llamada, un mail por el amor de Dios.
En ese momento no pude más y cedí al llanto.
Un llanto reprimido desde su muerte, un llanto que trataba de ahogar desde casi un año atrás.Raquel no mencionó más, manejó en silencio a excepción del llanto que duró hasta momentos antes de arribar en su casa.
Al bajar y entrar a la residencia de inmediato me recibió su madre, como si la última vez que estuve allí hubiera sido el día anterior.
Incluso saludé a su hermano, un niño de doce que era tan lindo, aunque se notaba que comenzaba a cambiar por la adolescencia.Poco más de un año en el que mi vida dio un cambio brutal, un giro de 180°.
Después fuimos a su habitación y ella se dirigió a la puerta que llevaba al guardarropa. Momentos después salió con dos cajas en sus brazos.
—Bien, Aiden toma la caja de arriba y prepárate para lo que vas a ver.
—Espero que no sea un vestido de novia por la enorme caja...
—Para nada. ¡Abrelo que te va a encantar!Fui a la cama para depositar el paquete y quitar la tapa...
¡Esto debe ser una broma!
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No Soy Cenicienta. ©
Teen FictionSu padre había muerto, al igual que su madre y él se había quedado completamente solo a merced de su madrastra y sus hijos gemelos. Despojado de todo lo que le pertenecía, desterrado al ático con los ratones y humillado en su propia casa: había per...