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Contenido +18 más adelante, lees bajo tu propio riesgo.

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ROBERTO

—Bueno mis niños. Me gusto regresar a los streams, los extrañe mucho. Nos vemos mañana. Adiós mis niños— apague mi directo y mi computadora.

—¿Ya apagaste? — miré a Diego entrar por la puerta y asentí.

—Tu SetUp es todo tuyo— escuche el seguro de la puerta.

"¿Neta?"

—¿Por qué pusiste seguro? — levante una ceja él se acercó a mí.

—No le has devuelto la falda a Yei y me pidió que se la regresara, pero no aún, quiero hacer unas cosas con esa falda.

—¿Es neta? ¿Por qué? — me levante para acercarme a él.

—Porque si, hay que celebrar que volviste— tomo mis caderas para pegarme a él.

—Bien, pero déjame ponerme la falda ¿no? — el me soltó, entre al baño y me puse la falda con todo lo que me dio Yei.

—¿Ya?

—Espérate, verga— el abrió la puerta.

—No pusiste seguro— el me miraba y sentía mi cara arder.

—Deja de verme, me pones nervioso— él se acercó a mí y tomo mi mentón para que lo viera.

—Con que te pongo nervioso— quito mi camisa —Tú me pones de otra manera de la forma en la que estas.

—Cállate y bésame— el me obedeció y comenzó a devorar mi boca, el comenzó a caminar y yo a retroceder.

Sentí como choque con la cama y el me empujo para subirme encima de mí.

—Te ves jodidamente sexy en eso— el comenzó a bajar sus besos hasta la falda.

Sentí mi cuerpo temblar por lo que sentía por Diego.

—No vayas a romper nada, cabrón— mire a Diego.

—Tratare— bajo de forma lenta la falda y mordió la liga en mi muslo.

—¿No lo vas a quitar? — el negó y me quito la malla de red.

—Te ves bien en eso— se quitó su camisa y me volvió a besar.

Sentí su lengua moverse por toda mi boca hasta que sentí uno de sus dedos entrar en mí.

—Ah...

—El que uses las mallas no te da derecho a no usar bóxer, se supone que tendrás incomodidad.

—No...— metió otro dedo —¡Ah!

—No queremos que nadie se entere.

—Que bu-bueno eres con los de-dedos.

—Háblame bajito— susurro en mi oído —Que nadie se entere, dímelo al odio ¿Qué es lo que tú quieres? — metió otro dedo.

—De-Deja de ca-cantar— sentí un vacío, vi cómo se quitó sus prendas faltantes y me miro. Me dio la vuelta para que le diera la espalda.

"Tienes acceso completo hijo de perra."

—¿Listo? — empezó a entrar en mí, sentía mis ojos llorosos, mordí mi labio y tomé una sábana con mi puño.

—No puedo creer que... ¡Dios! — no sabía cuánto había entrado en mí, pero dolió —¡Duele, cabrón!

Deja que yo te enamore.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora