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ROBERTO

Desperté por los brazos de Diego que me apretaban demasiado, lo pateé ligeramente y sentí como se removió.

—¡Buenas! — grite, relajo su agarre y pude respirar mejor.

—Buenas— "como me encanta tu voz."

—Gracias por dejarme quedar aquí— me removí y sentí que mi trasero rozo con algo —Tu cartera me lastima.

—Mi pants no tienen bolsas— sentí mi cara arder, Diego soltó una risa, me gire para verlo y me acurruque en su pecho.

—Abril trajo todas tus cosas ayer, todas las deje en mi cuarto— sentí sus brazos meterse por debajo de mi camisa acariciando mi espalda.

—Es muy temprano ¿no crees? — el levanto una ceja y negó, me puso arriba de él.

—Nunca es muy temprano— dijo con una voz que nunca había escuchado en mi vida, pero wow.

—Si tu insistes— comencé a besarlo.

Sentí sus manos moverse por toda mi espalda, me quito la camisa y yo la de él, comencé a mover mis caderas.

—Ah...— jadeo en mis labios.

—¡Buenos días...! — nos alejamos rápidamente y miramos a la puerta, Grady se dio la vuelta —Para la próxima, cierren la puta puerta con seguro.

—¿Qué verga quieres? — dijo Diego, el chico se giró a vernos.

—Yei me llamo diciendo que tu cita es en un par de horas.

—¿Cita? — lo miré confundido y por alguna razón sentí celos y mi corazón se achico.

—¿A qué hora? — Grady miro su reloj.

—En una hora. Son las doce y tu cita es a la una.

—Gracias, wey— Grady cerró la puerta y Diego me miro.

—¿Tienes una cita? — tomo nuestras camisas, él se puso la suya y me paso la mía.

—Si, tenemos— me miro —Apúrate.

—Espera...— solo me miro rápido y entro a su baño —Mierda.

Tenemos una cita ¿A dónde? ¿Qué clase de cita?

Salió de su baño y entre yo, nivele el agua para que no estuviera tan caliente y deje que mojara toda mi espalda.

—¡¿Te gusta Harry Potter?!— escuche a Diego, enjabone mi cabello.

—¡Si! — conteste.

—Bueno...— enjaboné mi cuerpo y en cuanto el agua hizo de las suyas, salí del baño cubriendo mi parte baja con una toalla.

—¿Bueno qué? — el chico me miro, apunto a una muda de ropa —Gracias.

—Solo quería saber que te gusta— lo mire extrañado.

—Ya lo sabes, no es necesario preguntar ¿puedes? — le hice una seña para que se volteara y el chico obedeció.

—Como si no te hubiera visto antes— me puse la ropa de manera rápida, peine mi cabello.

—Ya— Diego se giró hacia mí.

—Vámonos— el tomo mi mano y prácticamente me arrastro a fuera de la casa "Me vas a matar, cabrón."

Nos metió a ambos a su coche y puso la radio, condujo hasta una cafetería, por fuera se veía como una cafetería normal, pero en cuanto entramos fue todo lo contrario.

Deja que yo te enamore.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora