Baby Shower

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Narrador omnisciente

Al día siguiente la princesa y el Consejero regresaron a la casa de ella por las cosas de ambos, pasarían su luna de miel en el País de Rayo como regalo de bodas del Raikage.

La princesa se despidió de sus hermanos pasaría un tiempo sin verlos, quizás el más largo tiempo que recuerde.

— Te vamos a extrañar, trataremos de ir a verte en cuanto podamos, ya sabes Suna no se puede quedar tanto tiempo sin nosotros —habló el Kazekage sosteniendo las manos de su hermana.

— Lo sé, no prometo venir a verlos porque con el embarazo lo más probable es que Shikamaru no me deje venir sola, pero les escribiré, lo prometo.

— Lo sabemos, y no estaríamos tranquilos si nos enteráramos que vienes a Suna en tu estado, iremos a verte en tu Baby Shower —respondió el marionetista

— Entonces nos vemos en Konoha, ya saben que la casa es bastante grande así que podrán hospedarse ahí. —acotó el consejero

— Siiii podrán quedarse con nosotros... y eso me hace demasiado feliz porque estaremos todo el tiempo juntos cuando me visiten —la princesa abrazó a sus hermanos— los voy a extrañar

— Ya deben irse... —dijo el kazekage

— Si, ve hermanita, nos vemos en unos meses...

El marionetista le dedicó una sonrisa a su hermana mientras ella cogía su bolso y extendía su mano para alcanzar la de su esposo.

Los ahora esposos salieron de la casa de los Sabaku No dejando a los hermanos tristes pero seguros de que su hermana sería feliz a su lado.

La luna de miel en el País del Rayo fue muy relajante para ambos, hacía muchos años que no tenían unas verdaderas vacaciones lejos de sus propias aldeas y desconectados de todo.

Los meses avanzaron y la enorme barriga de la princesa se hizo presente, no había otra cosa de la que no se hablara en la Aldea, el Clan Nara había corrido la voz de que un heredero llegaría pronto, algo que tenía muy entusiasmados a todos y no solo en el país del fuego sino también en Suna.

El Consejo de Suna anunció la llegada del primogénito de la Princesa junto con el estratega de las Cinco Naciones algo que sin lugar a dudas fortalecería más la unión de ambos países.

— Oie oie no te estires así, sino alcanzas dámelo y yo lo haré por ti.

— Tampoco me trates como una inútil, puedo hacerme cargo de todo a mi tiempo ya sabes porque —señaló su barriga— pero aún puedo.

— Lo sé, solo que me preocupas...

La princesa tomó asiento en la mecedora que había en el cuarto ya no tan vacío de su bebé y estiró su mano para que su esposo tome asiento en el puff que se encontraba al lado.

— No deberías, yo sé que te preocupa dejarme sola esta semana, pero así es tu trabajo.

— No entiendo porque debo ir a todas las reuniones de la Unión si ya está empezando a ir Naruto. —dijo con un tono de fastidio

— ¿Será porque al margen de que vaya Naruto tienes un cargo importante?

— Tsk..

La princesa no pudo evitar reír ante el gesto de fastidio su marido

— No te burles que no estoy muy contento que digamos.

— No me burlo y no te preocupes, estaremos bien, recuerda que tengo tres escoltas a mi disposición y que al mínimo problema estoy segura aparecerán veinte más.

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