- Creo que tenemos que hablar.
Estuve en silencio durante unos segundos porque, a pesar de que sabía que teníamos que hablar, sabía que era mi culpa, y sabía que yo era el que tenía que hablar, pero no encontraba las palabras adecuadas.
- ¿Sigues ahí, Bieber?
- Sí... sigo aquí.
- Voy a dejarte explicarme lo que ha sucedido.
Suspiré. Me sentía el tío más cabrón del mundo. Ella no merecía esto. Ella merecía a alguien que la respetara y yo eso no podía darselo.
- Lo siento tanto, ______. Siento haberme comportado como un gilipollas.
- Así que es verdad... - me reincorporé en el borde de la cama sin saber de lo que estaba hablando. - Es verdad que quieres tener algo conmigo por pena.
En ese momento solté un "joder" en forma de susurro y detrás de la línea se escucho un gemido.
Ahora si que me sentía el mayor hijo de puta del mundo.
- Joder, ______. Claro que no.
- ¿Te crees que soy tonta? ¿Te crees que no sé que me mientes? ¡Eres un cerdo, no te mereces ni la mitad que tienes! Vas a quedarte solo.
Su voz se desgarró al final y mi sangre hirvió.
Uno de mis defectos que tengo es gritar tonterías sin pensarlas y luego arrepentirme. Y lo peor es que se que gracias a esa putas tonterías he perdido a lo que se está volviendo lo que más quiero.
- ¿Sabes que, Smith? Que tienes razón, para estár contigo por pena prefiero tirarme a tias que tienen más culo y tetas que tú... -grité mientras daba un puñetazo al armario. Y lo peor no había llegado. -... y que no tengan cortes en los brazos.
Me quedé parado después de oír un pequeño grito de sorpresa. Esperé a que colgara pero en vez de eso habló con una tranquilidad que hizo que mis musculos se relajaran. A pesar de lo que me dijo:
- Que bien que trabajes matando gente. Espero que se les escape una puta bala y que vaya directo a ti.
4.08 am
Mi corazón palpitaba despacio, casi como si se fuera a parar. Mis dedos índice y pulgar sujetaban el cuarto Malboro de la noche aun que estaba hasta los cojones de que mis labios tocaran el humo en vez de a ______.
Mis labios, en cambio, sabían que estaban salados. No iba a mentir que había llorado del coraje que me daba el ser tan capullo.
Joder... Yo, que no tuve una puta infancia. Que me crié entre cigarrillos y un gramo de cocaína. Que vivía en un continuo juego de peleas, pero no con mis amigos. Sino viendo a mi padre dar continuas hostias a mi madre, mientras ella gritaba y yo, con tan solo cinco años, estaba bajo la mesa esperando a que el se fuera para salir de ella y ayudar a mi madre como podía.
Mi mente divagaba por mi pasado hasta que mi cigarro se consumió del todo. Y solté la última calada. Y con el humo se fue esa sensación de cobardía que me había acompañado por la noche.
Me puse un pantalón de chandal, una camisa y unas deportivas. Cogí las llaves de mi Mustang y salí de casa.
Ni siquiera sabía a que iba a casa de _____. No me quería ni ver y con razón. La había dado donde no tenía.
Llegué a su casa y escalé por el árbol hasta subir a su balcón.
Allí me asomé, sus cortinas no estaban corridas y había una luz dentro que supuse que se la había olvidado apagar. Y luego ví su rostro relajado, durmiendo, lleno de lágrimás seca. Y una sensación de ahogo me vino al cuerpo. Joder, creía que no podía sentir peor cuando me vino a la mente la posibilidad de que _______ pudiera haber recaído.
Abrí la puerta del balcón sin hacer ruido y me senté en su cama. Ella se removió y sus brazos quedaron descubiertos. No había rastro de heridas. Solté aire de mis pulmones.
______ bostezó y abrió los ojos lentamente, pero cuando me vio, saltó en la cama y su rostro se tensó, al igual que mi mandíbula.
- Vete.
- Solo quiero disculparme. No tendría que haber dicho eso. Bueno ni eso ni nada porque soy un puto desastre.
Ella relajó sus brazos y me miró atenta.
- Soy un puto desastre porque no puedo respetar a la persona más importante de mi vida. Dame una oportunidad más. Sólo una.
Gateé por su cama hasta llegar a ella. ______ me miró expectante. Sin pestañear, con la boca ligeramente abierta.
Era lo más precioso de este mundo. Hasta con el pelo revuelto. Hasta con su camisón de pokemon. Con sus ojos hinchados, siguiendo la línea de su cuello, vagando por su clavícula, siguiendo sus brazos decorados con cicatrices que la hacían ver mucho más fuerte. Fijandome en su fina mano apoyada en sus preciosas piernas. Era perfecta de arriba a abajo.
- Déjame otra oportunida, por favor.
Repetí antes de besarla.
Pido que no se sientan ofendidas por el comentario de Bieber respecto a las autolesiones, es solo una historia y no quiero ofender.
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Addiction » j.b
Fanfiction_______ Smith sabía lo difícil que era estar enamorada de Justin Bieber; el chico más popular, rebelde, adultero, impulsivo y maleducado de la escuela, pero no se imaginaba todo lo peligroso que podía ser Bieber con toda la mierda que arrastraba tra...