Abro el armario y cojo lo primero que encuentro para ponerme.
Respiro fuerte, confusa por el hecho de que siento que alguien me observa, así que me volteo lentamente, pero no hay nadie, únicamente la ventana abierta y las cortinas bailando junto al aire que se cuela.
Me visto rápidamente y bajo las escaleras lo más rápido que puedo, procurando no caerme. Cuando llego a la puerta principal tomo una bocanada de aire y me miro al espejo para comprobar que todo va bien.
– Hola. -Digo intentando sonreír.
Su mano se mueve hasta mi brazo, como en el sueño, entonces le aparto rápidamente. Él me mira con una mueca de confusión en el rostro.
– Lo siento. - Dice clavando su vista miel hacia un lado.
– Tranquilo, solo que...
– Lo sé. Ya has conocido a Robert. - Dice desviando su mirada sombría.
– ¿Qué? No sé a que Robert te refier...
Entonces comprendo que se refiere al chico de la mirada océano. Y entro en pánico por su reacción, porque algo me dice que no era no precisamente bueno que aquel tal Robert se hubiera presentado sin el permiso de Justin.
– Déjame llevarte a un sitio. -Dice sacando las llaves de su coche de su bolsillo derecho de su jean desgastado.
– ¿Para qué?
Reduce la velocidad de sus movimientos y me mira con esos ojos color miel. Con la misma intensidad que aquel día.
« — Hoy comenzaremos con…
La profesora iba a continuar cuando aquellos ojos color miel interrumpieron la clase.
— Llega tarde, señor Bieber... como siempre. »
Aprieta suavemente el botón del mando de su Audi A8 rojo y tuerce una sonrisa.
– Solo quiero explicarte las cosas, _____.
Contengo aire en mis pulmones y pongo los ojos en blanco. Él ríe débilmente mientras da la vuelta a su coche y abre la puerta del copiloto.
– Señorita Smith, por favor.
Camino lentamente hasta ponerme a su lado, sin subirme al coche, y miles de preguntas bombardean mi cabeza, y que hace que esta deje de argumentar por unos segundos.
– ¿Es peligroso? - Justin hace una mueca de confusión. - Me refiero a ese tal Robert...
El endurece el rostro y la mirada se le vuelve a oscurecer, pero mucho más que antes. Tiene la mandíbula tensa, al igual que lo músculos de su pecho, que se notan gracias a su apretada camisa blanca de algodón.
– ¿Podemos hablar de esto en otra parte, por favor?
Suspiro y me monto en el coche, y el cierra con tanta fuerza la puerta que me sobresalto.
Le observo pasear al lado piloto del coche y mientras, con agilidad, se quita la chaqueta de cuero negra que tiene puesta.
Abre la puerta con fuerza –de nuevo– y se deja caer en su asiento. Agarra en volante con tanta fuerza que los nudillos marcan demasiado.
Y miro embobada su perfil. Su perfecto perfil que hace que me pregunta una y otra vez por qué me quiere a mi y no a otra chica mil veces más guapa que yo.
Enciende el motor, pisa el acelerador y comienza a avanzar.
Conduce durante, aproximadamente, diez minutos cuando suspira.
– Algo. -dice con la vista al frente.
– ¿Cómo que "algo"? - digo mirándole detenidamente.
– Te conoce tan bien como yo porque quiere que seas suya, pero sabe que eres mia por encima de todo.
Suspiro.
– Y... ¿quién es él?
– Mi hermanastro.
Me quedo un momento paralizada para intentar procesar todo lo que mi cabeza ha estado recibiendo desde ayer por la noche.
– ¿Cómo apareció en mi sueño si no lo conocía?
– No lo sé, joder. - Da un pequeño golpe al volante
Respiro profundo unas cuantas veces para seguir preguntando.
– Entonces, ¿que quiere de mi?
– Te quiere a ti, simplemente. Siempre ha querido todo lo que me pertenecía. -Se gira para clavar sus ojos miel en mi y tuerce una sonrisa. -Algo como envidia. En este caso en muy comprensible.
Iba a decir algo pero habíamos llegado a su casa. Puse una mueca de horror. ¿Si Robert es su hermanastro no tendrían que vivir juntos?
– Robert nunca está en casa.
– ¿Por qué?
– No quieras saberlo por ahora, nena.
Salgo del coche a la vez que él. Justin me sujeta mi mano con la suya y me lleva hasta la puerta de su casa. La abre y el silencio se apodera del ambiente.
Suelta mi mano y me deja en el pasillo. Le observo ir a la cocina y coger zumo de piña.
– Mis padres están trabajando y Marie se ha llevado a mis hermanos al parque.
Suena la puerta, que está al lado mio, y se me para el corazón. La sangre se me acaba de congelar, pero noto como esos ojos océano lo derriten poco a poco.
Es como si me quemara. Tengo demasiado miedo ahora mismo.
– Robert. - Oigo a Justin decir detrás mio.
Robert me sonríe y avanza. Yo retrocedo hasta chocar con el torso de Justin. Este me coge de la muñeca suavemente y me esconde tras su espalda.
– Hermanito... ¿por qué la escondes? Es la mujer mas hermosa que he visto.
– No la mires... -Dice Justin con tono frío.
Robert avanza un poco más, hasta estar a centímetros de Justin. El azul de sus ojos se ha oscurecido y se puede percibir el olor a alcohol.
– Justin, Justin... ¿sabe ella acaso lo que hiciste en el pasado?
– Callate.
– Preciosa... Justin ha matado a mucha gente solo por dinero. Cuidate.
– QUE TE CALLES. -Grita Justin segundos antes de dar un puñetazo en la cara a Robert, tirándolo al suelo.
Este se levanta y se limpia la sangre de la nariz. Ríe y sale por la puerta quejándose.
Y ahora no solo siento miedo de Robert. Sino de Justin también. Ahora todo encaja. Ahora sé porqué aquel tipo del bar dijo eso.
Justin se gira y me mira a los ojos. Intenta envolverme en sus brazos pero me aparto y me abrazo a mi misma.
– No me toques, por favor.
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Addiction » j.b
Fanfiction_______ Smith sabía lo difícil que era estar enamorada de Justin Bieber; el chico más popular, rebelde, adultero, impulsivo y maleducado de la escuela, pero no se imaginaba todo lo peligroso que podía ser Bieber con toda la mierda que arrastraba tra...