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Punto de vista de ________.

Una mirada. Con una mirada puede hacer que todo mi mundo y mi forma de ver las cosas de una maldita vuelta de trescientos sesenta grados.

Sus ojos color miel se habín juntado con los míos durante un segundo y me había sonreído mostrandome una pequeña línea de sus dientes, y de repente había perdido la noción del tiempo.

— _____, te has quedado paralizada, ¿que te pasa?

— Nada... nada, nada, tranquila.

Había cometido el mayor error de mi vida; enamorarme de Justin Bieber.

En realidad era un tipo radiante, a pesar de ser un creído y un irrespetuoso. Siempre sonreía fuera cual fuera sus intenciones, y creo que eso fue lo que me hizo caer tanto por él.

Justin era el típico mujeriego con su cigarro en la boca y su cazadora de cuero. Su moto y sus infinita lista de chicas.

Así que, ¿cómo iba yo a tener una oportunidad con él? Ni siquiera sabía mi nombre.

Él y yo eramos muy diferentes, como el día y la noche. Como el sol y la luna. Como el fuego el agua... o quizás como un candado con una jodida llave diferente.

     RING

     RING

     RING

La campana sonó. Entré en mi clase y me senté en mi sitio. La profesora de Historia entró y dejó sus libros en la mesa haciendo ruido así que todos nos sobresaltamos.

— Hoy comenzaremos con…

La profesora iba a continuar cuando un golpe en la puerta nos hizo girar a todos y aquellos ojos color miel interrumpieron la clase, haciendo un recorrido por todos los asientos mientras mordía su mejilla interior con arrogancia.

— Llega tarde, señor Bieber... como siempre.

Pero no dijo nada. En su rostro se dibujo una sonrisa cínica y avanzó con aires de grandeza hasta llegar al sitio que estaba a mi lado. Mi corazón latía demasiado rápido como para oírlo desde fuera de mi ser. Ni siquiera lo había mirado a la cara, es más, no sabía lo que estaba haciendo pero me sentí tan jodidamente observada y noté mi vello de mi cuello erizarse que pude imaginarme que era el quién estaba observandome desde donde se acababa de sentar.

— Como iba diciendo, -comenzó de nuevo la profesora haciendo que todos los alumnos voltear su mirada a ella. - hoy empezaremos con la Primera Guerra Mundial. Les emparejaré para que la semana que viene me entreguen un trabajo.

Mi cabeza había comenzado a imaginarme miles de situaciones en las que la profesora mencionaría mi apellido junto al de Justin, haciendo que agachar la cabeza y comenzará a dibujar garabatos aleatorios en mi libro golpeándome mentalmente por lo estúpida que llegaba a ser en algunos momentos.

— Smith con Bieber.

El aliento se me congeló le miré furtivamente hasta que el giró su mirada y tuve que sonreirle.

Fue él quien me sonrió después y se mordió el labio. Me ruboricé y desvié la mirada rápidamente.

Había tomado este momento como algo tan imposible que ni siquiera sabía como reaccionar y era algo que me ponía nerviosa porque sentía que estaba haciendo el mayor ridículo frente a él.

                                […]

     RING

     RING

     RING

La clase terminó. Durante ella Justin y yo habíamos intercambiado alguna que otra mirada, pero no habíamos hablado nada. Nada del trabajo, tampoco había preguntado mi nombre (porque dudaba que lo supiera).

— Smith.

Mi sangre se congeló. Me volteé lentamente y me miró directamente a los ojos.

— ¿Como vamos a hacer el trabajo?

— No sé… podríamos hace cada uno nuestra parte y luego unirlo…

— O podríamos quedar en mi casa hoy por la tarde para hacerle.

Pude jurar que en ese momento mi cara tuviera un color rojo intenso. Mi corazón estaba a punto de salirse del pecho, el nerviosismo se apoderó de mi y las piernas me temblaban.

— Estaría… estaría muy bien.

Fue lo único que pude decir, quería salir corriendo y abofetearme de nuevo mentalmente por ser tan inútil para mantener conversaciones.

— Entonces después de las clases nos vemos en el gimnasio.

Y se fue sin decir nada más, únicamente dejaba allí un perfume a lavanda y el sonido de sus tenis cada vez más lejos.

Cerré los ojos y sonreí.

Después de las clases.

Me dirigí al gimnasio como acordé con Justin.

Cada paso que daba sentía un zoológico en mi. Siempre soñé con este momento. Era extraño que Justin de repente me hubiera invitado a su casa, aun que fuera únicamente para un trabajo porque, por muy dura que fuera la realidad, hasta hora el ni siquiera se había molestado en mirarme, y cuando lo hacía, la mayor parte del tiempo era a mis apuntes.

Levanté la mirada y le ví. Estaba apoyado en la pared. Con un cigarro en la boca todavía sin prender. Sacó el mechero de su bolsillo derecho. Chispas. Llama. Soltó el humo entre los pequeños huecos de sus deseables labios.

Solté un suspiro. Era patético que tuviera un efecto en mi así... Pero lo tenía y, que quieren que les diga... Aquella mirada me volvía  loca desde hacía mucho.

Addiction » j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora