-¿Querías saber mi nombre real?
-Eres una constante incógnita. –Le confieso. –Claro que deseo saberlo.
Solo se ríe, nos sentemos en la misma lápida de hace algunas horas.
-Me dirás el tuyo primero. –Ordena ligeramente.
-Soy Jim, pero creo que ya lo sabias, te vi apostando con Georgia.
-¿Supones que aposte por tí? –Enfatiza Zeus. –Me has hecho perder mi dinero, yo voté por el hombre de calva. Pensé que tenías menos experiencia.
-Eres un idiota. –Declaro.
-Pero este “idiota”, ya sabe tu nombre.
-Ahora intercambia la información. ¿Cuál es el tuyo?
Recostó su cabeza junto al piso, y con el movimiento de su brazo, logro tirarme suavemente a su lado.
-Pienso, que la luna debe también tener un nombre ¿No?
-Sí, es luna. Así le tildan a ese astro.
-No, ese es el nombre que le hemos puesto los terrestres. A lo mejor tenía otro. ¿O ella te revelo que otra cosa?
-¿Eso en que tiene que ver contigo?
-Si tú descifras el nombre de la luna, yo te diré el mío.
-Sigues siendo tramposo.
-Así es como gano. –Sonríe el. –Pensé, además, que Zeus te gustaba.
Supe en ese instante que las cosas nunca serían sencillas con mi hombre misterioso.
-Me agrada Zeus, pero solo si soy tu Helena.
Nos quedamos como se acostumbra, mirándonos. El acarició mi mejilla, como si fuera la más delicada gema que tuviera en su universo.
-¿Qué te dió aquel sujeto?
-Semillas. –Contestó sin titubeos.
-¿No eres narcotraficante, verdad?
-No, te lo hubiese dicho. –Plantea.
-Pero ni siquiera me revelas tu nombre. –Le reclamo.
-Eso no es importante. ¿O juzgas a las personas por como las llaman sus padres? –Bromea Zeus. – Son semillas para plantar rosas.
-¿Qué harás con rosas?
-Dejarlas en las tumbas de esa gente olvidada.
-¿Por qué? ¿Y cuál razón hizo que citaras al hombre en el cementerio?
-Será nuestro secreto. –Rió sin prejuicio. -¡Todos ven mal que me guste el ambiente del cementerio! ¿Qué tiene eso?
La gente normal no hace cosas así, pensé. Pero con Zeus, yo íba descubriendo que las características de las personas racionales, eran nulas en él. Eso me mantenía con expectativas de interesarme en su individuo.
-¿Me dirás la verdad en todo, menos de cómo te llamas?
-Si. –Dictaminó él. –Lo juro, y siéntete orgullosa Helena, porque cumplo todas mis promesas.
Lo conozco dos días, pero siento que es suficiente para confiar en él.
El fin de semana se termina, y es de esos en que cambió tu vida.
Estoy desarrollando mi último año de estudio en la única unidad educativa que tiene el pueblo de Sherklains. Bill es mi compañero en la rama de ciencias naturales. Tenemos clases desde temprano para acaparar con el horario tedioso, lleno de materias acerca de la biología y la composición de los cuerpos.
En el receso, recibo una llamada del chico misterioso.
-¿Qué harás en la noche?
-Dormir demasiado, para agradecer a mi cerebro el esfuerzo que hace por mantenerme consiente en este instituto. –Respondo.
-Es una cita, te veo en ese museo que me has escrito en el papel.
-Ningún museo, atiende en la noche. No hay gente que vaya a esa hora.
-¿Y a qué hora cierra?
-Después de las siete.
-Entonces iremos a las diez. Estaré esperándote. –Luego cuelga.
Aprenderé a no juzgar sus locas ideas si todo resulta bien, pero me cuesta no cuestionar la propuesta de ir a las diez de la noche a un sitio que está cerrado para penetrar en el sin permiso de la autoridad.

ESTÁS LEYENDO
ESPECTRAL
HorrorLAS ALMAS DEL PURGATORIO DE VEZ EN CUANDO TOMAN VÍCTIMAS.... UN INOCENTE Y EL ESTÚPIDO SENTIMIENTO DE AMOR, MEZCLADO CON EL SADISMO.