11

4.8K 528 347
                                    

La tarde era cálida, los rayos del sol no eran demasiado fuertes por lo que había buena temperatura para poder salir a dar una vuelta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La tarde era cálida, los rayos del sol no eran demasiado fuertes por lo que había buena temperatura para poder salir a dar una vuelta.

Es exactamente lo que hice.

Con todo lo qué pasó el día anterior. La llegada de Lana. Era el principal problema.

Pero en este momento preferiría olvidarlo y hacer cómo si nunca llegó.

Me dirigía a la residencia para buscar algunas cosas en mi habitación y de paso saludar a Chris ya qué no se nada de él desde qué me fui de allí.

Iba caminando por una de las calles cercanas a la residencia cuándo a lo lejos se pudo ver una sombra.

Eché un vistazo para poder saber de quién se trataba pero no lograba descifrarla por lo que seguí mi camino.

De pronto una persona a mi lado hizo qué ahogara un grito mientras tapaba mi boca con una mano y tocaba mi pecho con la otra.

Adán.

– Vaya. Nos volvemos a encontrar. – utilizó un tono de voz qué no me gustó nada. Desde ese mensaje qué recibí por su parte sin tener ni idea de dónde pudo conseguir mi número, empezaba a tenerle un poco de miedo.

– Adán. – contesté con una sonrisa forzada.

– ¿Recibiste mi mensaje? – preguntó mientras ponía sus manos por detras de su espalda.

– ¿Un mensaje? No. – respondí mientras jugaba con mis dedos con nerviosismo. Ese gesto no fue ignorado por él por lo que se acercó un poco mas a mí haciendo qué retrocediera un paso.

– ¿Me estás mintiendo June?

– No. Qué yo recuerde nunca te di mi número. – respondí mientras lo miraba a los ojos ignorando mi miedo hacía él.

– Eso quiere decir qué si lo recibiste. – entrecerró los ojos y me miró fijamente.

Suspiré y asentí.

– No tenía ni idea de qué fueras tú. – hablé esquivando su mirada.

– No importa. – lo miré y pasó una mano por su pelo negro. Para después meter una de sus manos en los bolsillos y patear una piedra. – ¿Tienes algo qué hacer?

– Sí. Iba a saludar a un amigo. – respondí nerviosa.

– Tu amigo puede esperar. Podemos ir a dar una vuelta. – dió un paso más hacía mí.

– No. No lo quiero hacer esperar. – el suspiró y posó una de sus manos en mi brazo bajando por mi muñeca y agarrándola suavemente.

– Vamos. Sólo será un rato. Le puedes decir qué llegarás un poco tarde. – insistió acariciando mi muñeca con su pulgar.

No. – repetí intentando quitar su amarre de mi muñeca pero lo único qué conseguí fue qué la agarró con mas fuerza.

– June. – me advirtió mientras me tiraba hacía él.

DESPUÉS DE ÉL | Jack R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora