25

2.6K 294 39
                                    

No quería salir de mi habitación, mi corazón estaba destrozado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No quería salir de mi habitación, mi corazón estaba destrozado.

– June por favor. Déjame entrar. – Ross aporreaba la puerta al otro lado, se me ocurrió la mejor idea de cerrar con llave.

Al final accedí y abrí la puerta para que pudiese entrar. Me daría vergüenza mostrarme así, pálida, con los ojos rojos y ojeras. Ross me miró y me abrazó. No supe cómo reaccionar por lo que me puse a llorar de nuevo.

Los padres de Jen vendrían al entierro, no estaba preparada para asistir pero todo por ella. Fue difícil explicarle a Eros qué su madre ya no estaría más junto a él. Me dolió mucho.

– No quiero ir Jack. – susurré.

– Debés ir June. Eres su hija, eres la única qué asistirá. – suspiré pesadamente y quité mi cara de su pecho. – ¿Te he dicho qué eres lo mas bonito del mundo?

– No lo soy.

– Eres lo mas bonito de MÍ mundo. – remarcó el mí y me dió un pequeño beso. Lo acepté con gusto.

Me levanté dispuesta a ir al baño y darme un ducha pero Jack me agarró del brazo para que me detuviera.

– Pase lo que pase, estaré a tu lado en todo momento, ¿sí? – asentí y le regalé una pequeña sonrisa.

Entré al baño y me di una ducha caliente, eso me ayudó un poco a despejarme.

Cuándo salí me encontré con Eros junto a JJ.

– Hola. – lo saludé fingiendo felicidad para que no se sintiera mal. Decidimos que el no vendría ya qué era demasiado pequeño, por lo que Sue optó por cuidarlo.

– Perrito. – sonrió y me sacó una sonrisa.

Mientras Eros jugaba con JJ me puse un vestido negro que me llegaba aproximadamente sobre las rodillas de mangas cortas y pegado al cuerpo. Lo acompañe con unos tacones al igual negros. Nada más.

Salí de la habitación saludando a todos los demás que se encontraban en la sala.

Ross salió vestido con un traje negro, se veía bastante bien. Siempre se veía bien. Jen también llevaba un vestido algo parecido al mío al igual que Naya. Will llevaba un traje cómo Ross. Me puso feliz que mis amigos me acompañaran en estos momentos ya qué me sentía bastante rota y gracias a ellos podía animarme al menos un poco.

– ¿Ya podemos irnos? – preguntó Ross.

– Sí. – contesté. Me acerqué a Eros qué se encontraba junto a Sue en el sofá y le di un beso en la frente. – Ahora vuelve tu hermanita, ¿vale? Tu quédate aquí con tía Sue. – asintió y se puso a ver dibujos en el celular de Sue. – Gracias por cuidarlo.

– Tranquila. – me dió una sonrisa sincera qué claramente le devolví.

Salimos del piso y nos dirigimos al auto. Ross me comentó que su madre y su abuela vendrían para apoyarme. Eran muy buenas personas.

Al llegar pude ver a los padres de Jen en la puerta, supuse qué me estaban esperando a mí. Me acerqué a ellos y los abracé. También estaba Shanon y mis dos hermanos.

– Mi vida. – susurró mi madre mientras me abrazaba con fuerza y depositaba un beso en mi cabeza. Genial, ni siquiera comenzó y ya lloraría.

Me separé de ella y fui directo a mi padre. Después a mi hermana y por último a mis hermanos.

– ¿Vamos? – preguntó Ross, a lo qué yo asentí. Él entrelazó su mano con la mía.

Cómo echaría de menos esto.

Había mucha gente allí, me daban el pésame. Al menos mi padre no fue tan gilipollas cómo para asistir.

El cura dijo todas las palabras qué debía de decir y nos quedamos en silencio. Pero algo entré los árboles me hizo alarmarme. Cuándo pude ver mejor, me di cuenta de quién se trataba. Mi padre.

Cómo puede ser capaz de venir después de todo lo que hizo. Cuándo todos estaban distraídos incluido Ross, me acerqué al lugar el cual lo acababa de ver. Y allí estaba con sus manos en mos bolsillos. Lo qué más me jodió fue que en ningun momento borró esa sonrisa de mierda.

– ¿Cómo te atreves a venir aquí después de lo qué hiciste? – escupí con odio. – Acaso no tienes ningun corazón.

– No te alteres cariño. Te advertí, deberías de haber hecho caso a mis palabras. No tengo la culpa de mis hechos. Tu si las tienes, si hubieras aceptado tu madre seguiría viva y no hubiera muerto por tu culpa. – me respondió con un tono de burla que me molestó muchisimo.

Clavé mis uñas en la palma de mi mano y di un paso al frente.

– Eres una mierda. – al terminar de decir aquellas palabras sentí un golpe en mi mejilla. – Yo no tengo la culpa de nada. No me dejaste pensármelo. ¿Creés que es fácil abandonar a las personas qué amas? – añadí. – No claro qué no lo sabes por qué tu nunca amaste a nadie. – otro golpe.

– No he venido para qué me des una charla sobre el amor. He venido por otra advertencia. Esta vez irá para tu noviecito. Tienes un día para preparar tus maletas y salir de aquí. – fruncí el ceño y negué.

– ¿Y si no quiero? – pregunté.

– Lo mismo pasará con tu novio. ¿También quieres perder a tu novio?

– No. – contesté entre dientes. – Eros y yo tendremos todo preparado para mañana. Pero ni intentes tocar a Jack. Te queda claro.

– Clarísimo. A sido un placer hacer negocios contigo hija. – y se largó sin decir nada más, dejándome con ganas de llorar hasta no poder más y caer rendida junto a mi madre.

– June. – sentí una voz a mis espaldas. Era Ross. Venía con una mueca de preocupación en su rostro, yo suspiré para mirarlo.

– Quería estar sola un momento. Ya iba a volver. – sonreí un poco.

– ¿Seguro qué estás bien? – dejó caer una mano sobre mi mejilla, estaba un poco roja y el lo notó. – ¿Por qué...?

– Me di con un árbol. – quité su mano de mi cara, pero hubo otro problema. Mi mano tenia sangre debido a qué me clavé las uñas.

– June. – dijo mi nombre con advertencia.

– Tranquilo, suelo hacerlo cuándo estoy demasiado estresada. No es nada enserio. – lo tranquilicé y agarré su mano para volver con todos.

– Te curaré eso en casa. – susurró.

Casa, casa, casa. Esa misma qué abandonaría mañana. No estaba preparada para hacerlo. Nunca lo estaría. No quiero dejar a Ross. Pero no quería qué estuviera en peligro por mi culpa.

DESPUÉS DE ÉL | Jack R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora