06

2.2K 281 19
                                    

Mi padre estaba cómo loco, no sabía cual era el motivo pero había roto al menos una silla y algunos objetos no muy valiosos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi padre estaba cómo loco, no sabía cual era el motivo pero había roto al menos una silla y algunos objetos no muy valiosos. Yo estaba bastante confundida, ya qué me había llamado pero en ningún momento me dirigió la palabra.

– Deja tu ataque de ira y dime por qué estoy aquí. – lo desafíe ganandome una mirada fría de parte de él.

– Esto esta siendo un fracaso. – contestó dejando caer sus brazos sobre la mesa.

– ¿Qué? – pregunté frunciendo el ceño.

– ¿Puedo saber por qué ayer no te presentaste al bar? Estoy perdiendo dinero por tu culpa. – me acusó.

– Merezco un descanso, ¿no? ¿No te conformas con que haga todo lo qué me digas? – me defendí cruzandome de brazos. Él dió un paso hacía mí que me obligó a retroceder.

– Un descanso. – rió sin gracia. – ¿Acaso crees que no sabía donde estabas? – preguntó.

– ¿Me debería de importar? No hice nada ilegal. – rodeé los ojos y volví a retroceder.

Soltó una carcajada limpia y me miró. – Ese chico, el hijo de el señor Ross. Haces mal estando con el Hera.

– June. – corregí. – No quiero tener el nombre qué me pusiste.

– Aléjate de él. – masculló. Yo fruncí el ceño confusa.

– ¿Qué...?

– Volverás a ilusionarlo. Volverás a dejarlo sólo. – comenzó a decir mientras se acercaba a mi a paso lento. – Le fallaras y no volverá a creer en nadie más. Y sabes por qué. Por tu culpa.

– No lo dejaré sólo. No volverás a dirigir mi vida, quiero estar con el. No me lo impediras.

– ¿Enserio crees qué nos quedaremos aquí por mucho tiempo? Si llegamos a perder mucha más cantidad de dinero, volveremos a irnos.

– No. No me iré, no. – tragué saliva fuertemente.

– Soy tu padre. Debes hacer lo qué yo diga, no tienes derecho a nada mientras yo esté aquí.

– No eres mi padre, eres un hijo de... – su mano impactó con mi mejilla, puse mi mano sobre ella sintiendo dolor.

– No me faltes el respeto Hera. No vueltas a hacerlo. – sujetó mi muñeca con fuerza haciéndome daño. A pesar de hacer sonidos de dolor no aflojaba el amarre.

– Suéltame. – supliqué. Pero con una voz firme, no dejaría qué creyera que le tendría miedo.

– ¡Cállate! No quiero volver a escucharte. – gritó mi padre dándome de nuevo un golpe pero esta vez sobre mi estómago. Abrió la puerta aún agarrándome fuertemente de la muñeca y me sacó del departamento.

Una piscina se encontraba, sabía sus intenciones, intenté volver hacía atrás pero me sujetó mucho mas fuerte con sus dos brazos.

– ¡No por favor no! – supliqué de nuevo. En segundos sentí mi cuerpo caer al agua, no tuve tiempo de llevar aire a mis pulmones.

DESPUÉS DE ÉL | Jack R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora