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Desperté y me encontraba en mi habitación con un fuerte dolor de cabeza

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Desperté y me encontraba en mi habitación con un fuerte dolor de cabeza.

Me lleve las manos a la cara, y suspiré.

Jen estaba sentada en una silla a mi lado. Cuándo se percató de qué estaba despierta, se acercó a mí y me dió un fuerte abrazo.

– June no me des mas sustos. – susurró en mi cuello. No entendía nada.

– ¿Susto? – pregunté separandome de ella. Asintió pasando una mano por mi mejilla.

– Te desmayaste. Ross te trajo, estaba realmente asustado. – comentó Jen mientras se levantaba.

Intenté copiar su gesto pero me obligó a volver a acostarme.

– No June. Te diste un fuerte golpe en la cabeza. Necesitas descansar. – sugirió Jen con un tono delicado. Pero negué y me levanté despacio.

Al final Jen suspiró y accedió. Me ayudo a incorporarme y salimos al salón. Todos estaban ahí, Ross caminaba de un lugar a otro.

– Me estas mareando Ross. – masculló Will.

– Cállate Willy Wonk... – su mirada se encontró con la mía. Se acercó a paso ligero hacía mí y juntos nuestros labios en un tierno beso. Nos separamos y me envolvió en sus brazos.

– Estoy bien Jackie. – susurré en su oído.

Se alejó de mí y acunó sus manos en mis mejillas. Me sonrió nervioso y le devolví la sonrisa.

– Fuera. – lo empujó Will dándome un abrazo. – Hija de puta.

– También te quiero.

Nos separamos y Naya se acercó a mí para darme un abrazo.

– Estoy desorientada. Parece qué acabo de resucitar de la muerte.

– Algo así. – contestó Sue. Y hizo algo qué no me esperaría para nada. Me dió un abrazo. – Puede qué seas una pesada pero me caes bien.

– Poética. – bromeé. – He tenido una pesadilla, mis padres estaban vivos. De locos.

Todos me miraron serios y bajaron la mirada.

– No a sido una pesadilla exactamente. – contestó Jen con una mueca.

– ¿Qué?

– Lo qué Jen quiere decir es qué, no es una pesadilla es la vida real. Estan vivos y probablemente buscándote para descuartizadarte o vender tus órganos. – habló Sue. La miré aterrada a lo qué rió. – Era una broma. Pero lo de qué estan vivos no es una broma.

– No, no no. – murmuré con un hilo de voz. Ross se acercó a mí y me abrazó. Puse mi cara en su cuello.

– Tranquila June. No pueden hacerte nada. Ahora estás con nosotros. – habló Jen dándome un beso en la frente. Asentí.

Después de darme una ducha. Me dirigí al salón para desayunar junto a todos. Mike acababa de llegar.

– Cuñadita. – me atrajo para darme un abrazo.

Nos separamos y me senté junto a Ross. Una de sus manos se posó sobre mi muslo y trazaba círculos en él.

En estos momentos su tacto era una de las cosas qué más me relajaban.

– Mi amor. Ve al parque, ¿sí? – me sugirió mi madre mientras pasaba su mano por mi cabello.

– ¿Por qué no puedes venir conmigo? – pregunté haciendo un pequeño puchero.

– Debo quedarme con papa, ya sabés cómo es. Te prometo qué saldremos algún día juntas cariño. – en su voz se podía notar lo rota qué estaba. Pero en ese momento no era capaz de descifrar el porqué.

Mi padre siempre llegaba a casa de noche sobre las tres de la mañana borracho, en ese entonces yo me encontraba en mi habitación dormida sin escuchar ningún ruido. Pero un día no pude dormir. Y desperté en medio de la noche. Allí vi algo qué no pude creer.

Mi padre le pegaba a mama. Y yo no podría hacer nada para pararlo. Lloraba todas las noches en silencio.

A los seis años de edad. Salía todos los días de casa, mi madre me obligaba a hacerlo. Siempre salía al parque, sola. Sin tener ni idea de todo lo que sufriría mi madre.

Uno d esos días, un chico de mi edad se acercó a mí. Y me sonrió.

– Hola. – me saludó con una sonrisa.

– Hola. – murmuré tímidamente mirando al suelo.

– Soy Mike. – me sonrió mostrando sus dientes. – ¿Y tú?

– Hera.

A partir de ese día, creció una nueva amistad qué desgraciadamente tuvo qué romperse para siempre. O eso creíamos.

Volví a la realidad.

– ¿Estás bien? – preguntó Ross con cautela.

¿Me llamaba Hera? El chico que conocí se llamaba Mike. ¿El mismo Mike qué todos sabemos?

Levanté mi mirada y me quedé mirando a Mike fijamente. No recuerdo muy bien cómo era d pequeño ese día qué lo vi. Pero tenía el pelo negro al igual que él.

Mike al notar mi mirada frunció el ceño y sonrió.

– Cuñadita, se qué soy guapo pero...

– Cállate. – ordenó Ross.

– Cilliti. – lo remedo Mike.

Dejé de mirarlo para volver mi vista a la mesa.

– ¡Noche de películas! – chilló Naya con emoción.

Ross y Will salieron a comprar algo para la noche, mientras nosotras preparabamos todo y elegiamos claramente la película.

Esa noche hizo qué olvidara todo tipo de problemas. Estaba cómoda con los chicos. Me trataban genial. Me sentía querida.

Ross. Ross me hacía sentir la persona mas feliz del mundo. No podría describir cómo mi corazón se aceleraba cada vez qué lo tenía junto a mí. Las mariposas en el estómago revoloteaban cada vez qué me besaba o abrazaba. Nunca en mi vida conocía ese sentimiento de amor, pero estoy segura de qué lo que siento por Ross, es estar enamorada.

Pero lo qué no sabía es qué, a partir de ahora tendría qué tener ojos por todos lados. Nunca bajar la guardia. Por qué, en cualquier momento todo podría empeorar.











Perdón es demasiado corto pero tendréis dos capítulos nuevos mas tarde.

Dentro de poco me gustaría hacer un maratón 🩹

Gracias por todo, nunca creí que tanta gente leyera la historia😭

Ich liebe

DESPUÉS DE ÉL | Jack R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora