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Lo único qué puedo llegar a recordar de ayer fue cómo alguien me cargaba y me transladaba a otro lugar. Concretamente a mi habitación.

Aquella bebida me había dejado un poco cansada, me costó muchísimo poder moverme de la cama, pero lo hice. Jack no se encontraba en casa, raro.

Llegué al salón encontrandome con Mike dormido en el sofá, él nunca cambiará. Creo qué mejor no lo despertaré.

Agarré la primera bebida que encontré en el lugar y comencé a beberla.

– ¡Cuñadita! – gritó Mike provocando que toda mi bebida cayera sobre mí y el suelo. Tosi, el agua había entrado por mi nariz.

– Mike. – hablé aún tosiendo y pasando el brazo por mi cara ñara limpiarla. – Pensaba que seguías dormido.

– Te escuché, no eres muy sigilosa.

– Lo siento. – me disculpé, se lo mucho qué jode que seas despertado por alguien.

– Nah. – le restó importancia y asentí volviendo a beber. – Ayer te perdí en la fiesta. Y luego aparecí aquí.

Sonreí al ver su cara de confusión, seguro Jack lo trajo, pero eso me pareció lo más extraño del mundo.

– Yo también aparecí aquí. – contesté acabando mi bebida y tirando la lata a la basura. – ¿Dónde está Ross?

– Salió. – contestó.

– ¿Dónde?

– No lo sé, lo único qué se es qué no está aquí. – respondió encogiéndose de hombros y recordé qué el también acababa de despertar por lo que asentí.

– Si lo ves entrar o algo, avísame. – pedí y él asintió volviendo a tirarse al sofá.

Entré de nuevo a la habitación, me dolía todo el cuerpo, sentía cómo si hubiese dormido durante años. Me acosté en la cama y dejé escapar un suspiro de mis labios. Luego recordé algo.

Me incorporé un poco para llegar a la mesita de noche y agarrar la carta de mamá.

Era raro, se suponía qué mi madre había muerto aquél día, pero de repente me encuentro con una carta de ella. A pesar de qué mi padre me contó qué la persona qué murió no era mi verdadera madre, no le creí, mi padre me había mentido varias veces. No podía confiar.

Pero a la vez sentía qué si tenía que hacerlo, quería encontrar un significado a todo ésto.

– Cuñadita, mi hermano ya... – se calló al ser empujado por Jack qué entraba a la habitación. – vino.

– ¿Te encuentras mejor? – me preguntó sentándose a mi lado , yo sólo asentí. – Todo esto fue demasiado rápido, mereces una disculpa. Isabella te la dará.

– ¿Isabella? – pregunté, si la recordaba, pero su nombre siempre estaba en boca de Jack.

– Hola, ¿interrumpo algo? – preguntó con una sonrisa entrando pero quedando en el marco de la puerta.

– No, puedes pasar. – contestó con un vale y pasó. En ningún momento borró la sonrisa de su cara, yo me levanté de la cama y le sonreí también.

– ¿Te encuentras mejor? – asentí. – Me alegro de escuchar eso. Quiero pedirte perdón... ese chico no debería de estar ahí, ya no tendrás más problemas con él. Lo despedimos.

– Pero, no importa sí por mi culpa... – me cortó.

– No es tu culpa June, él intentó drogarte, además lo intentó con más personas. – contestó y yo asentí confusa. – Lo siento de nuevo.

DESPUÉS DE ÉL | Jack R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora