26

3K 334 64
                                    

Podría jurar qué en este momento era la persona con menos suerte del mundo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Podría jurar qué en este momento era la persona con menos suerte del mundo. Perdí a mi madre y ahora estoy a punto de perder al amor de mi vida.

No podía dormir por lo que subí a la azotea como siempre hago cuándo tengo problemas y no se cómo afrontarlos. Me senté en el suelo mientras veía las estrellas.

– Mamá. Si estás ahí ayudame por favor. No se qué hacer. – suspiré profundo y mis ojos se llenaron de lágrimas. Recordaba cada momento con Ross, desde qué lo vi. Nuestro primer beso, pelea, tarde juntos. Todo.

– ¿June? – se me paró el corazón deseando qué no fuera la persona qué pensaba. Cuándo me di la vuelta respiré al ver a Will.

– Will. – saludé mientras me secaba las lágrimas de los ojos. – ¿Qué haces despierto? – pregunté.

– Problemas con el sueño. Y parece qué a tí te pasa igual. – contestó y me miró, yo asentí. El se sentó a mi lado. Creo que debería decirle.

– Will. Q-quiero decirte algo. – tragué duro. El me miró confuso.

– Claro dime.

– Mañana me voy.

– ¿Qué? Cómo qué te vas no entiendo.

– Me voy de aquí. Me voy con mi padre. – solté.

– ¿Pero...? – preguntó. – ¿Y Ross?

– No lo sabe. No puedo decírselo, pero debo irme.

– Pero no entiendo, estabas bien con nosotros, ¿qué ha cambiado?

– No es por vosotros, es por mí. – suspiré. – El día del entierro de mi madre lo vi. Y lo busqué, me dijo qué... – las lágrimas salieron de nuevo. Will me abrazó. – Si no iba con el le haría daño a Ross.

– Joder. – murmuró. – Lo siento mucho.

– No me tengas pena por favor. – susurré.

– Tranquila June. Te apoyaré.

– Me odiará. – añadí.

– No lo hará. – respondió.

– Pensará que me aproveche de él, y me cansé de estar con él y...

– Sólo dile la verdad.

– No puedo hacerlo. Lo pondría en peligro y intentaría pararme. – levanté la cabeza y lo miré. Pasó sus pulgares por mi cara limpiando las pequeñas lágrimas qué bajaban sin parar.

– Intentaré explicárselo cuándo ya no estés aquí. – sugirió.

– ¿De verdad harías eso? – pregunté.

– Claro. – lo abracé de nuevo. – Te voy a echar de menos.

– También te echaré de menos. – murmuré.

Nos separamos y bajamos. Entré a la habitación. Estaba completamente dormido, y pensar qué ya nunca más lo veré así. Agarré un papel y un boli y salí de la habitación para llegar a la sala. Encendí una pequeña luz y me senté en el sofá.

Querido Jack.

Seguro me odiarás por todo lo que haré,
solo quiero decirte qué te amo. Nunca dejaré de hacerlo. Debo irme, no puedo decirte el motivo. No tengo otra opción pero, ve y se feliz. Si me extrañas y yo te extraño quizá volveremos a estar juntos. Si por el contrario esto trata de un final, gracias por tus sonrisas, tus caricias, tus abrazos y besos. Para mi esto no fue en vano. te agradezco a tí y a la vida por habernos permitido escribir esta historia, con comas, interrogaciones, exclamaciones e incluso con puntos, algunos sucesivos y este punto final. Toma un pedazo de mi corazón y hazlo todo tuyo. Asi que cuando estemos separados nunca estarás sólo.

Te quiero Jack.

June.

Sentía mis mejillas arder debido a las lágrimas de mis ojos. Doblé el papel y volví a la habitación apagando la luz del salón. Me dirigí a la mesita de noche de Ross y meti el papel de una manera que no pudiera darse cuenta hasta qué me fuera. Lo miré por última vez y lo besé con delicadeza para no despertarlo. Sentí cómo se removió un poco pero no abrió los ojos.

Me acosté y puse la alarma temprano para salir antes de qué alguien supiera.

[...]

Eran las ocho de la mañana, desperté a Eros y lo vestí. Le eché un vistazo por última vez a nuestra habitación. Me vestí y agarré la maleta. Primero me pasaría por la residencia para recoger algunas cosas qué aún tenía allí.

Vi a Chris jugar con si móvil, le pedí qué cuidara de Eros. Lo metió dentro del mostrador y comenzó a jugar con él al Candy Crush.

Subí a la habitación y metí varías cosas en la maleta. Me detuve durante un momento contemplando el lugar en el que conocí a Ross.

Unos ruidos hicieron que saliera de mi burbuja. Fruncí el ceño, pero no estaba preparada para lo qué vendría ahora. Ross abrió la puerta de golpe y se quedó mirandome desdé el marco de la puerta. En sus ojos se veía la tristeza, nunca lo vi así. Me rompió el corazón.

– Ross... – tragué duro con nerviosismo. El dió un paso hacía mí y miró las maletas.

– ¿T-te vas? – preguntó con un hilo de voz y tartamudeando un poco.

– Lo siento.

– No. – negó. – No te vas, ¿es una broma verdad?

– No es una broma Ross. – añadí.

– No te vayas, por favor. – suplicó mientras agarraba mis manos.

– No Ross, no lo hagas más difícil. – contesté y separé mis manos de las suyas.

– ¿Nunca me quisiste verdad? Por eso te vas. – susurró y negué con la cabeza.

– Te amo Jack. – susurré.

– ¿Y por qué me dejas? – preguntó.

– Quiero irme.

– Pero, me prometiste qué nunca t irías. ¿Por qué? ¿Por qué ahora si te vas? – sus ojos se cristalizaron. No por favor no llores ahora.

– Quiero... quiero recuperar el tiempo perdido con mi padre. – contesté sin pensar. El se quedó callado, me quité el anillo. – Quedatelo.

– Te quiero a tí. – me miró suplicante.

– Te quiero, nos veremos cuando el destino tenga ganas de juntarnos, mientras tanto cuídate y se feliz... – suspiré y agarré la maleta.

Me giré por última vez y con lágrimas en los ojos le contesté.

– Adiós Jack.

Bajé lo más rápido qué pude y llevé a Eros conmigo. Seguí sin mirar atrás. Sabía qué el se encontraba detrás de mí. Llegué al aeropuerto y allí estaba mi padre. Me paré junto a él.

Antes de desaparecer, me giré y ahí lo vi. Su mirada gritaba qué me quedase junto a él.

Qué volvamos a vernos Jack Ross.

FIN

DESPUÉS DE ÉL | Jack R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora