Capítulo 13: Una nueva traición y una despedida sin adiós

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Desde el día en que salió de aquella clínica no volvió a soltar una sola palabra. Se mantenía quieta y en silencio mirando hacia la nada. Al principio Yelena disfrutó de aquel estado pero con el tiempo se empezó a hartar. No quería un maldito Zombie y así se lo hacía ver pero tampoco quería llevarla con algún psicólogo o psiquiatra por el miedo a que soltara alguna palabra indebida.

Emilce ya no era la chica jovial y llena de energía que satisfacía a Yelena por tal razón la rubia alta tuvo que buscar un remplazo sexual pronto ¿Y a quien buscó? Al principio a nada más ni menos que Mikasa Ackerman, con quien Emilce la había engañado alguna vez y la actual prometida de Eren Jaeger que por cierto empezó a odiarla por lo ocurrido con Zeke y más aún después de enterarse de que se había follado a su chica.

—¡Sé que tú tuviste algo que ver maldita!

—Eren...es momento de que aceptes las cosas como son, la trágica muerte de tu hermano fue un hecho lamentable pero no tienes que

—¡Cállate!—Interrumpe—No me importa que tengas comprado a la policía y jueves, ¡Voy a hacer hasta lo imposible por que te hundas!

—Te preocupa mucho la muerte de Zeke o ¿Sólo estas ardido por follarme a tu prometida?

Eren se controló en aquella oficina donde se encontraba a solas con Yelena por quien sabe qué, pero ganas de matarla si tenía. Salió estallando la puerta en rabia sin decir ni una sola palabra más.

Al llegar a la tarde como siempre Yelena se marchó a casa pero esta vez acompañada de una mujer de pelo oscuro quien la esperó de camino.
Ambas mujeres entraron con precaución a la casa de Yelena. Fueron a la habitación principal desatando una escena perversamente sexual y excitante.
Desde su cuarto, Emilce podía escuchar los gemidos demasiado altos que parecían ser sacados de una película pornográfica.

Emilce en bata, desarreglada y con la apariencia descuidada salió del cuarto en que se encontraba, caminó descalza paso por paso hasta estar de frente a aquella habitación. Giró la manecilla y las descubrió.
Pero Emilce dejó de ser ella misma hace mucho tiempo, lo que quedaba de ella era una sensación de vacío extraña que le impedía hablar o interactuar con quien sea. Las miró desde la puerta sin que su presencia se notara. ¿Qué habrá sentido Emilce tras ver esa escena? Lo cierto es que tan pronto como Yelena se percató se colocó la ropa a medias y la tomó como una niña pequeña de las manos dirigiéndola nuevamente a su cuarto para después regresar y terminar lo que había empezado con la morena de pelo largo.

—¡Ahhh!

—¡Ah!

—Dios—Le da una nalgada—Eres una morena hermosa.

—Ya es tiempo de irme Yelena, llévame por favor a mi casa.

—¡Ay! No seas aguafiestas—Dice sirviendo dos copas de alcohol.

—Es en serio, ya me tengo que ir.

—¿Por qué? ¿Acaso tienes que ver a tu amada? Porque si es así estás a dos pasos.

—Cállate ya, y no. Tengo otras cosas que hacer.

Yelena tenía cierta fascinación por aquella mujer y esa fascinación venía del hecho que al estar con ella mataba dos pájaros de un solo tiro.

Con mucho cuidado ambas volvieron a salir de la casa y Yelena condujo en el auto con la mujer rumbo a su casa. En todo el camino Yelena recibía un buen oral hasta correrse justo cuando llegó a la casa de la otra. Se despidieron sin mucho afecto y Yelena volvió a casa.

—¡Señora Yelena!

—¿Qué pasa?

—¡Es La señorita Emilce!—Decía una empleada nerviosa.

Sugar Mommy (Yelena x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora