Capítulo 15: El regreso

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Para Yelena ver a Emilce era como ver a un muerto saliendo de su tumba, renovada  más hermosa y sobre todo despertando el desconcierto de ella y su pareja.
Ninguna se atrevió hablar, fingieron desconocerse mutuamente tomándose de la mano, esta vez entre todas las veces que Yelena la tocó Emilce no temblaba.

La cena en el comedor era bastante incómoda, Yelena era una mujer sumamente astuta que intentaba ocultar aquellas emociones que despertaba la aparición de su antigua Sugar baby con algo de esfuerzo, por su parte Pieck se mantuvo quieta.

Erwin:—La cena está deliciosa, mis felicitaciones a su cocinero.

Yelena:— Nicolo es un chef experto, lo elegí cuidadosamente por eso.

Pieck:—En efecto, hace unas delicias inigualables.

Levi:—Comida sigue siendo comida.

Las conversaciones de negocios fueron el centro después de terminar la cena, las dos esposas no tenían mucho que decir al respecto pero estaban quietas y sonrientes disfrutando del ingenio de sus respectivas parejas hasta que Pieck se motivó a dirigir la conversación.

—Necesito ir un momento al baño—Interrumpió Emilce.

—Déjame llevarte, está un poco retirado y puede que te pierdas en el camino.

—Te lo agradezco.

Emilce caminó detrás de la rubia enorme a paso firme montada en aquellos tacones sin decir ni media palabra hasta que estuvieron en aquel baño. Una vez adentro Yelena cerró la puerta con seguro y mirándola desde su altitud le habló.

—¿Qué haces aquí? Tú...estabas loca.

Emilce se dirigió al espejo y mientras se retocaba el maquillaje le respondía con total calma.

—No estaba loca, estaba asqueada de ti.

—¿Qué significa esto? ¿Acaso has venido a destruirme o algo así?

—Relájate "mami", creo que estás muy tensa.

Aquella actitud sorprendió un poco a Yelena quien tomó a Emilce del brazo obligándola a verla.
Emilce la miró por unos segundos para después separarse y volver a lo que antes hacía.

—Supongo que quieres saber en donde estuve metida.

—Te busqué Emilce...fuiste tú quien me abandonó.

—Lo conocí cuando sustituí a mi amiga Hitch un día en su trabajo—La interrumpe— ¿Es graciosos no? Estuve en la casa de una persona obvia, en fin...Erwin ¡Ay!—Suspira—Es un hombre maravilloso, le hice todo lo que me enseñaste y lo enamoré y en la cama—Se muerde los labios—Tiene una polla enorme y jugosa.

—¿Viniste aquí a presumirme la polla de tu Sugar Daddy ?

—Es mi esposo.

—Ya veo...

Yelena se le acercó por detrás, la agarró de la cadera tomándola por el cuello con una sonrisa:—¿Estás celosa de que haya hecho con Pieck lo que nunca hice contigo?

Emilce procesó la pregunta por menos de un segundo y dándose la vuelta para hacerle frente a Yelena la tomó de la cintura, la acercó hacia ella mientras acariciaba sus pechos por encima de su ropa:—No, lo único que envidiaba de Pieck era el amor que Hange le tenía porque Hange sí vale la pena, no como tu que sólo eres una basura que no valora a las personas más allá del provecho que le puedas sacar.

Yelena la agarró fuerte del pelo sometiendo la cabeza de Emilce contra la puerta para después besarla con lengua de forma desesperada.

Aquel momento de lucha por poder fue interrumpido por Pieck quien tocaba detrás de la puerta. Emilce se acomodó un poco para abrir la puerta y salir dándole una sonrisa descarada a Pieck.

La noche llena de intensidad y momentos fuertes llegó a su fin con Emilce saliendo acompañada del brazo de Erwin por la puerta de la casa ante la mirada extraña de Yelena.

Más tarde en la noche en la mansión de Yelena los gritos y discusiones se escuchaban por toda la casa mientras tanto en la mansión Smith los gritos también inundaban toda la habitación pero por el placer que Emilce sentía al tener a su esposo moviéndose dentro de ella.

—¡Ahh! ¡AHH!

Emilce cerró los ojos debajo de su hombre el cual aún penetrándola la tomó delicada del rostro para besarle la boca al tiempo que se corría dentro de ella.

La sensación del orgasmo llegó a su fin y Erwin se recostó al lado de su esposa con una mano de ella en su mano mientras la besaba.

—Emilce...gracias.

Emilce se subió en su pecho y descansó tranquila sintiendo las caricias del rubio en su pelo.

A la mañana siguiente Erwin en su cuarto a medio vestir recibía un oral de su esposa antes de ir al trabajo. Tenían la rutina más maravillosa de todas.
Cuando bajaron a desayunar el astuto de Erwin miró a su esposa más feliz de la cuenta.

—¿Tienes planes importantes para hoy?

—Así es, voy a visitar a una amiga.

—Entiendo.

—Oye hay algo que me da mucha curiosidad.

—¿Qué es?

—A Levi no parece caerle bien tu socia.

—Eso parece.

—¿Por qué?

—¿Tú por qué crees?

—No lo sé, no soy adivina mi amor.

—¿Y qué hay de ti?

—Pues no sé, me pareció lista pero ambiciosa.

—Y lo es.

—También es hermosa.

—Sí.

—¿En serio?

Erwin esbozó una sonrisa, le tomó la mano a su querida esposa y la besó para después decirle:—Por supuesto que no más que tú.

Erwin se marchó y Emilce tardó un rato en casa dedicándose a ella misma para después salir en su auto lujoso rumbo a una dirección que conocía muy bien, la casa de Hange.

Tocó varias veces hasta ser recibida y ahí estaba ella.

—¡¿Emilce?! ¿Eres tú?

Emilce saltó sobre los brazos de la de lentes abrazándola con todas sus fuerzas, Hange le correspondió el abrazó dándole una vuelta mientras la entraba a su casa.

—¿Por qué, Emilce?

—Tenemos muchas cosas de que hablar, Hange.

Esa tarde las mujeres recordaban momentos suyos mientras sonreían hasta que Hange insistió con firmeza en que le contara todo lo sucedido. Emilce se lo contó y cuando Hange la escuchó acariciando su rostro la acercó hacia ella.

—No me mientas Emilce...te busqué en casa de Hitch...tú no estuviste ahí...

Emilce se rompió un poco, limpió rápido aquella lágrima para después poner su cabeza en el pecho de Hange.

—Tú si me conoces ¿Verdad?

—Claro que sí...cuéntame Emilce, cuéntamelo todo...no guardes tanto dolor.

Sugar Mommy (Yelena x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora