Entramos a una pequeña cafetería, dejamos a los niños en una mesa «lejos de la puerta» y les dijimos que pidieran lo que quisieran en lo que nosotras regresábamos, llegamos al baño y Lisa dejó el bolso sobre el lavabo y colocó una manta al lado, acosté a Jin sobre esta y nos lo quedamos mirando.
–¿Y ahora qué?-preguntó mi acompañante mirándome para después mirar al bebé.
–Ni idea; pero te ves hermosa-me acerqué a ella besando sus labios, ladeé la cabeza buscando más contacto entre nosotras, mordisqueó mis labios alando el inferior al separarnos. Jin empezó a reir llamando nuestra atención–Bueno pequeño, habrá que averiguar como se hace-hablé tocando su naricita, mi chica abrió el bolso y de este sacó una pequeña nota.
–Tu madre nos dejó los pasos para cambiarle el pañal-agitó el papel frente a mi; fue fácil, terminamos bastante rápido, pero no lo suficiente como para evitar el desastre de los otros pequeños.
–¿Pero que es todo esto?-señalé la mesa con, mínimo, diez postres diferentes.
–Tú nos dijiste que pidiéramos lo que quisiéramos, y resulta que en lo único que todos nos parecemos a ti es en lo mucho que comes-se burló Tae chocando los cinco con Kook.
–Además hermanita ¿no crees que se demoraron mucho en el baño?¿qué hacían?-sonrió al verme molesta «si me estresaba con un hermano estúpido, ahora con dos solo quiero morir» Lisa me abrazó por la espalda besando mi cuello para que me calmara «es muy reconfortante sentirla tan cerca de mi».
–Ves Nay, deberían casarse ya, no quiero tener un sobrino que nasca fuera del matrimonio-reí ante su comentario «sería lindo tener hijos con ella, formaríamos una hermosa familia».
–Solo porque eres mi hermano y estás medio tonto te voy a ignorar-me senté entre Jihyo y Nay mientras que Lisa lo hizo frente a mi entre Tae y Jungkook.
–Rosie, cariño, deberías parar de comer, no creo que sea bueno llenarse tanto antes de montar en los juegos-advirtió Lisa cuando ya iba por la rebanada número cinco de pastel, pero como soy cabezota no la escuché y al montarme en los juegos «ella y yo rotábamos el cuidado de Jin para poder disfrutar de la salida también» terminé expulsando todo lo que había comido y con los chicos burlándose de mi. Al caer la tarde fuimos a un restaurante «donde nos miraron bastante raro reprochando nuestro comportamiento» y allí cenamos, regresé a mis hermanos a su casa avisándole a Irene que mañana después de la escuela iríamos a la dirección que nos dió.
Al llegar a casa le contamos a mis padres todo lo que habíamos hecho en el día y luego subimos a nuestras habitaciones.–Creo que deberíamos bañarnos juntas-rodeó mi cintura por detrás besando mi cuello y hombro.
–Mm~ me parece una gran idea-suspiré entrelazando nuestros dedos y guiándola a la ducha.
Nos bañamos entre toques para nada inocentes, pero sin llegar a más, mi salud está demaciado frágil para soportar esos esfuerzos, y según ella «tendremos todo el tiempo del mundo para hacer esas cosas»; tomé mis medicinas y nos acostamos abrazadas. Al sonar la alarma nos levantamos, duchamos y preparamos para ir a la escuela.
–Sigo sin entender por que aún no lo hacen oficial, hasta sonidos «raros» he escuchado ya salir de tu habitación-comentó mi hermano llevándose una cucharada de cereal a la boca «con solo imaginar que pudo habernos escuchado mis mejillas empezaron a arder y las de Lisa se tornaron de un color carmín intenso».
–Como que tú nunca piensas lo que dices ¿verdad Tae?-indagó Nay con una ceja alzada y a punto de golpear su cabeza–dime una sola razón por la que no deba dejar mi hermosa mano marcada en donde debías tener un cerebro-sonrió de lado «todo lo aprendió de mi, que orgullosa estoy de la princesita».
–Uno-levantó un dedo–soy el único hermano varón que tienes, a parte de ser tu gemelo; dos-levantó otro y sonrió maliciosamente–todos aquí sabemos que lo que digo es cierto, si no fuera porque estas dos-nos señaló–son muy lentas para decidirse, ya estuvieran casadas...¡Auch!¡¿pero por qué me pegas?!
–Porque por más que me convencieron tus razones tenía ganas de hacerlo-se encogió de hombros y volvió su atención al desayuno.
Después de terminar mis padres nos llevaron a la escuela y ellos fueron a la oficina. Tomamos un par de clases hasta llegar el recreo, me disculpé con Lisa y fui al baño; me agaché frente al retrete y saqué todo el contenido de mi estómago, el corazón latía frenético en mi cabeza y las lágrimas corrían por mi rostro sin control debido al esfuerzo, intenté levantarme pero caí al suelo golpeándome la cabeza contra la pared «odio sentirme débil, odio que estos medicamentos y esta maldita enfermedad esten acabando con mi vida» las lágrimas siguieron saliendo, pero esta vez de dolor «dolor de no poder controlar mi vida, dolor por el sufrimiento que le estoy causando a mi familia, dolor por no saber a donde llegará esto».
–¿¡Rosé, estás bien!?-Lisa se arrodilló a mi lado abrazándome contra su pecho y acariciando mi cabello–Sea lo que sea en lo que estés pensando no ocurrirá, todo saldrá bien, lograremos superar esto, sé que todas esas medicinas están debilitando tu cuerpo, pero no dejes que debiliten tu alma; creemos en los milagros ¿cierto?-asentí aún escondida en ella–ya estamos construyendo el nuestro, solo queda esperar un poco más, solo un poco más-susurró lo último sabiendo que tiempo es lo que menos tenemos, corre en nuestra cantra más rápido que para las personas normales–Ven a lavarte el rostro que ya casi es hora de regresar a clases-me ayudó a levantarme, enjuagué mi boca y lavé mi rostro, suspiré hechando la cabeza hacia atrás rocostándome en su hombro.
–Gracias-musité con los ojos cerrados, besó mi mejilla y abrazó mi cintura.
–Te dije que siempre estaría contigo, y así será por muchos años más, te lo prometo, haremos un milagro realidad.
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Una última esperanza (Chaelisa)
Novela JuvenilY tú ¿crees en los milagros? Si es así o no te invito a leer mi historia, me ilusioné y perdí la fe en muchas ocasiones; decepcioné y herí a las personas que amo al mismo tiempo que las hacía felices; caí y me levanté permaneciendo en el suelo a vec...