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Bajamos del taxi cuando este llegó a la puerta del colegio, Lisa volvió a tomarme de la mano pero esta vez la colocó detrás de mi espalda pegándome a su cuerpo y dejando un beso en mi mejilla.

–No había podido saludarte como se debe-sonrió uniendo por unos segundos sus labios con los míos.

–Deberíamos entrar ya o llegaremos tarde-rozé nuestras narices sintiendo su respiración chocar contra mi boca «tenerla así le nubla la mente a cualquiera, dejar de disfrutar su sabor por una simple fiesta no debería ser siquiera una opción, pero si mi madre se da cuenta de que no fuimos y la razón por la que no lo hicimos nos mata a ambas, a Lisa por ser la tentación y a mi por caer en ella» asintió y se posicionó a mi lado. Recorrimos unos cuantos metros hasta llegar al gimnacio que es donde se celebraría el evento, entramos y quedé fascinada, todo estaba hermoso, los globos y las pequeñas luces de neón de colores en las paredes y colgando del techo, la música movida pero sin ser escandalosa, la mesa con los bocadillos al fondo del salón, personas bailando con sus parejas o amigos, conversando o simplemente comiendo.

Respiré hondo antes de dar otro paso sintiendo a Lisa apretar nuestro agarre dándome la valentía que necesito «por razones bastante obvias estar en un lugar rodeada de personas no es algo que me guste, y esa es la principal razón por la que nunca vine a ninguna de las fiestas anteriores» caminamos hasta el centro de la improvisada pista de baile bajo la mirada atenta de todos los presentes, unos encantados por nuestro aspecto y otros sorprendidos de nuestra asistencia. Un tango se empezó a escuchar por las vocinas haciéndonos sonreir, ese es nuestro baile favorito y siendo sincera somos muy buenas, nuestros cuerpos se pegaron por instinto, dejé una de mis manos en su hombro y ella sujetó mi cintura, entrelazamos la otra en lo alto y nos empezamos a mover en sincronía por toda la pista, deslizábamos los pies con elegancia sin apartar la mirada de la otra, me inclinó hacia atrás aguantándome por la cintura y yo a ella por los hombros en el instante en que la canción finalizó, los aplausos no se hicieron esperar.

El resto de la noche fue bastante interesante, varios chicos y chicas se nos acercaron, algunos ganándose miradas asesinas cuando intentaban coquetear con alguna de nosotras; comimos, bebimos y bailamos la mayor parte del tiempo.

–Rosie es mejor que llamemos ya a tu papá o te quedarás dormida aquí-rió cuando me vió bostesar, asentí escondiendo mi rostro en su cuello, me ayudó a ponerme de pie y nos dirigimos a la salida.

–Disculpen-habló una chica pelinegra que estaba en compañía de una chica de último año–¿De dónde sacaste ese collar?-«¿por qué las personas tendrán tanta fijación con el collar?».

–Lo tengo desde que nací, mi madre me lo dió-«llamarle madre a alguien que te abandonó te deja un sentimiento raro y un sabor amargo en la boca».

–¿Roseanne Park?

–Conoces a Irene ¿cierto?-pregunté con cansancio.

–Sí, fui su mejor amiga y necesito hablar contigo, el destino cruzó nuestros caminos y creo que hay cosas que nadie te ha podido decir que necesitas saber-comentó ganándose mi atención «todos tienen algo que decir, todos saben cosas de mi vida de las que yo no tenía ni idea, cualquiera que lo ve desde afuera pensaría que vivo en una completa mentira».

–Está bien-contestó Lisa.

–¿Yeri podrías esperar a que regrese?

–Está bien hermanita, voy a estar con mis amigas-habló alejándose. Caminamos hasta nuestro lugar favorito y nos sentamos en las bancas.

–Primero que nada, me llamo Joy. Hace más de 16 años mis padres me hecharon de la casa porque decían que mi novia era una oportunista, y resultó ser cierto, el día que le dije lo que ellos habían hecho terminó conmigo. Estaba tan triste y molesta conmigo misma que vagué por las calles durante horas y llegué hasta un parque donde vi a una niña llorando, me acerqué hasta ella y le pregunté que ocurría, me contestó que estaba sola y embarazada, su novio la había dejado nada más enterarse del embarazo y sus padres la hecharon de casa. Llamé a mis padres y ellos me alquilaron un departamento, nos mudamos allí y la cuidé durante los meses siguientes, se enfermaba seguido y tuvo algunas complicaciones por su corta edad, estuvo a punto de perderte en más de una ocasión. El día del parto contratamos a una matrona, pero las cosas se volvieron peligrosas para la vida de ambas, lograron salvarte pero ella no correría con la misma suerte, unas horas después desapareció llevándote consigo y regresó sola ahogada en llanto, te amaba tanto y tuvo que dejarte para que tu futuro no fuera incierto, te dejó con los Park porque sabía que ellos te amarían y cuidarían bien. Los meses pasaron e Irene logró recuperarse después de mucho esfuerzo y regresó a buscarte, para ese entonces tú ya habías cumplido un año y te habías encariñado demaciado con tus padres y ellos contigo, así que no quiso separarlos y simplemente se fue. Te puedo asegurar que dejarte por segunda vez fue lo más doloroso que tuvo que hacer en su vida, lloró por ti los siguientes cuatro años que vivió conmigo, y estoy segura de que aún lo hace-finalizó «las cosas iban cobrando sentido, las preguntas se iban respondiendo y yo ya no sabía que esperar».

–¿Has seguido en contacto con ella?

–No, cuando se fue perdimos todo contacto, aunque puedo jurar que si yo necesitara cualquier cosa sé que puedo contar con ella y viceversa. Sé que tal vez no te interese pero ella se alegraría mucho si la fueras a visitar, verte de nuevo después de tantos años sería un alivio para su atormentando corazón-sacó un trozo de papel y un bolígrafo de su bolso escribiendo algo en el para después extenderlo en nuestra dirección–Esta es su dirección, dejo la desición en tus manos-se levantó dejándonos solas.

–Decidiremos si vamos o no, mañana, ahora necesitas descansar, llamaré a tu padre para que nos recoja-besó mi frente y cerré los ojos «¿será esto una señal del destino?».

Una última esperanza (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora