–No puede ser, esto no puede ser verdad-entramos corriendo cuando estuvo a punto de perder el equilibrio, lo sujetamos de ambos brazos y lo hicimos sentarse donde estaba antes de que llegáramos.
–¿Se encuentra bien?-indagué y él negó repetidas veces.
–Esto no puede ser posible, tú no eres una Park, ese collar, te vi y no eras una de ellos, y tú no creí que siguieras viva, después del accidente, eso es imposible todo es imposible-balbuceaba cosas inentendibles mirando de una a la otra.
–Cálmese ¿sí? Sé que esto puede parecer inesperado, pero necesitamos su ayuda, es de vida o muerte-comentó Lisa con un aire de tristeza. Asintió, se puso de pie y nos hizo señas para que lo siguiéramos al interior de la casa, pidió que tomáramos asiento y buscó té y algunas galletas que dejó sobre la mesa de centro–Usted nos reconoció ¿cierto?-mi acompañante rompió el silencio que se había formado en la pequeña sala, el asintió mirando la taza en sus manos–¿Podría hablarnos de eso?
–Es complicado, ese collar que llevas lo vi varias veces-señaló el objeto brillante que colgaba de mi cuello–La pequeña Irene siempre lo llevaba puesto, era su tesoro, hace 16 años ella regresó al condominio después de mucho tiempo y llevaba una canasta con una hermosa bebé con ese mismo collar; al salir un par de minutos después ya no traía a la besé consigo, con todo el ajetreo no me dió tiempo preguntar, imaginé que la había dejado con sus padres, pero nunca volví a verla a ninguna de las dos-se encogió de hombros dando un sorbo a la bebida caliente.
–¿Quién es Irene?-fue lo único que salió de mis labios al procesar toda la información recibida.
–Su verdadero nombre era Johyung, pero le gustaba que la llamaran Irene, aunque sus padres no estuvieran de acuerdo, no tenían una buena relación, se la pasaban peleando hasta que la pequeña escapó de casa, es la hija de los Bae, era una niña encantadora con un carácter difícil y sus padres nunca supieron lidear con el-suspiró «al parecer ella era alguien muy especial en su vida, si era una chica tan perfecta ¿por qué me abandonó?».
–Mencionó algo de un accidente ¿a qué se refería?-inquirió Lisa y un brillo extraño se reflejó en sus pupilas.
–El accidente que tuvo el Sr. Manoban y su hija Lalisa-al escuchar los protagonistas de esta historia ambas quedamos petrificadas «yo no sabía nada de esto y por su expresión estoy segura de que ella tampoco» tomé su mano entrelazando nuestros dedos–esto ocurrió unos años después, la niña tenía tres años e iba en el asiento tracero, salían a comprar helado porque a la señora Chittipp tenía antojos por su embarazo; una grúa se atravezó en el camino del auto y chocaron, todo eso pasó frente al condominio, el padre murió al instante y a la pequeña la sacaron inconciente y bañada en sangre, nunca pensé que fuera a sobrevivir-le dió una pequeña sonrisa y ella apretó su agarre para evitar llorar–tanto fue la impresión de perder a su esposo y ver a su hija en ese estado que Chittipp perdió al bebé que estaba esperando-las lágrimas bajaban por su rostro mientras contaba la historia–Una semana después renuncié a mi trabajo, fue demaciado para mi ver esa escena, fue la gota que derramó el vaso, todos piensan que las familias de sociedad son perfectas, si tan solo supieran la mitad de los secretos que esconden canbiarían de opinión-concluyó mirándonos fijamente–Al parecer no sabías nada de eso-se dirigió a Lisa.
–No lo sabía, mi mdre nunca me contó nada y siempre creí que Edwar era mi padre, él me a criado desde que tengo memoria-su voz se rompía a medida que pronunciaba las palabras–Él, mi padre ¿me quería?-preguntó con temor.
–Eras la luz de sus ojos, su princesa, te llevaba a todos lados con él y presumía a la preciosa hija que tenía, a su muñeca; nunca vi a un hombre tan feliz con la llegada de un hijo como lo estaba Mason salió del hospital gritando a los cuatro vientos ¡soy papá, tengo una hermosa niña! lo repetía una y otra vez, te convertiste en el amor de su vida desde la primera vez que te vió-contó con una sonrisa de felicidad mezclada con un poco de añoranza.
–Aprecio mucho que me haya contado eso-agradeció entre sollozos–solo una pregunta más ¿sabe dónde pudiéramos encontrar a Irene o alguna rastro de ella?
–No, ya les dije, hace 16 años que no sé nada de ella, pero podrían buscarla en este lugar-anotó una dirección en un pedazo de papel y me lo extendió–era la casa de una amiga, en una ocasión me comentó que se estaba quedando ahí, también pueden preguntarle a sus padres, tal vez arreglaron las cosas entre ellos, ya saben, la vida es impredecible.
–Gracias por todo, fue un placer conocerlo-hicimos una reverencia a la cual él correspondió.
–Gracias a ustedes, es un milagro habernos encontrado, pueden venir cuando quieran-comentó acompañándonos a la salida.
–Sería un placer, fue muy agradable conversar con usted-nos despedimos y nos alejamos de la casa.
Caminamos sin decir una palabra hasta la entrada del vecindario esperando encontrar un transporte fácilmente, logramos encontrar un taxi y en unas horas ya estábamos de regreso en la mansión.
Mis padres insistían en que les contara que habíamos averiguado, pero solo los ignoré y subí a mi habitación con Lisa «en este momento es ella quien más me necesita». Al entrar puse el seguro y me senté en la cama colocándola sobre mi regazo y rodeándola con mis brazos, ella undió su cabeza en la curvatura de mi cuello y la escuché sollozar.–Tranquila Lili, yo estoy aquí, nada malo va a ocurrir-musité dejando suaves besos en su hombro.
–Te amo Rosie-gimoteó contra mi cuello.
–Yo también te amo.
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Una última esperanza (Chaelisa)
Ficção AdolescenteY tú ¿crees en los milagros? Si es así o no te invito a leer mi historia, me ilusioné y perdí la fe en muchas ocasiones; decepcioné y herí a las personas que amo al mismo tiempo que las hacía felices; caí y me levanté permaneciendo en el suelo a vec...