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–¿Realmente es cierto?¿lo encontramos?-indagó mamá aún sin creerlo realmente, ya todos nos habíamos calmado y para mi mala suerte Lisa no me dirigió ni una sola palabra después de separarnos de ese beso.

–Lo es, esta mañana Jeon Soobin fue a mi consulta y le hicimos las pruebas correspondientes y las etiquetamos como usrgentes y hace una hora que me llegaron los resultados, agarré el coche y aquí estamos-contó sin abandonar su sonrisa.

–Entonces ¿cómo debemos proceder ahora?-preguntó mi padre entusiasmado.

–Ya programé la cirugía para la semana que viene, el domingo deberá ingresar en el hospital para estabilizar su sistema inmunológico y ya el miércoles a primera hora entraremos al quirófano-aclaró detalladamente–Ahora sí me tengo que ir o mi querida esposa se pondrá como loca, no sabe a donde fui-rió y mis padres con ellos, se pusieron de pie y se abrazaron.

–Gracias por todo hermano-habló mi padre con gratitud.

–Para eso está la familia. Cuídate pequeña y felicidades a las dos, hicieron un gran trabajo de detectives-besó nuestras frentes e hizo lo mismo con mis hermanos para después salir por la puerta.

–Llamaré a tu madre, a tus abuelos y también a tu tío, todos se pondrán muy contentos al saber la noticia-comentó mamá levantándose con el celular en la mano y se adentró en la cocina «ya todos habían aceptado que éramos una familia, que nadie iba a ocupar el lugar del otro y aunque extraña somos una familia muy bonita y que se ama».

–Y ustedes dos a dormir ya que es bastante tarde-papá se dirigió a los pequeños haciéndolos bufar y a nosotras reir.

–Felicidades hermanita, ya todo acabará por fin-se despidieron ambos besando mis mejillas–hasta mañana cuñadita, cuida bien a mi hermana-se despidieron de Lisa también y subieron siendo seguidos por papá, rodaron los ojos al ver sus intenciones «hace unos meses los habían mandado a dormir y ellos se quedaron despiertos jugando videojuegos, al otro día no se querían despertar y se quedaron dormidos en el desayuno, mamá al enterarse los reprendió pero dejó que se quedaran en casa, desde ese día uno de los dos siempre los acompaña hasta que lo hagan».

–¿Te quedarías conmigo esta noche?-musité sin mirarla, mi voz se apagaba con cada palabra siendo la última prácticamente una pequeña brisa, estoy nerviosa y mucho, nunca me había sentido así con ella, siempre estaba segura a su lado pero ahora tengo miedo de su respuesta, de que se aleje aún más, ahora que todo sale bien me arrepiento de haberla alejado, pero hay cosas que no se pueden cambiar.

–Tú fuiste la que me echó de su lado ¿ahora me quieres en tu vida?-clavé mi vista en ella y estaba con una ceja alzada esperando mi respuesta, asentí sientiéndome pequeña ante su mirada–¿Lo volverías a hacer, alejarme de ti?-inquirió suavemente con un atisbo de desesperación en su voz.

–Sí-contesté firmemente–si me dijeran que voy a morir y no tengo ninguna esperanza lo haría, lo haría una y mil veces para asegurarme de que tu corazón se mantendrá intacto, me alejaría de ti para que fueras feliz aunque eso signifique mi propia infelicidad-las lágrimas bajaban de sus ojos como cascadas, acuné su rostro intentando secar sus mejillas.

–Nunca me importó tu enfermedad y lo sabes ¿tan poco significo te es tan fácil desacerte de mi?-indagó rota y todo por mi culpa.

–Lo sé cariño. Tú significas demaciado para mi Lisa, tanto que estoy dispuesta a romper mi corazón para salvar el tuyo, sería capaz de enfrentar a todas las personas y todos los problemas del mundo con tal de estar a tu lado, pero el problema era yo, esta maldita enfermedad que me consume de a poco ¿y sabes Lisa? Nunca debes pelear contra ti mismo, porque lo mires por donde lo mires, siempre vas a perder-concluí con la voz quebrada y los ojos llenos de lágrimas, lloramos aún más fuerte con nuestros orbes aún conectados, la besé sintiendo el sabor salado de las lágrimas colarse en mi paladar, movimos nuestros labios de forma lenta y pausada, besándonos con dulzura y dolor. Nos separamos aún sin soltarnos del todo, suspiré sintiendo mi corazón arder «necesitábamos esto, estar lejos para saber realmente lo que significa la una para la otra, lo que vale nuestro amor y hasta donde estamos diapuestas a llegar por el».

–No me vuelvas a dejar por favor-susurró con los ojos cerrados aún.

–No lo volveré a hacer lo prometo, fueron los peores tres días de mi vida-sonrió por mi respuesta y dejó un pequeño beso en mis labios abriendo los ojos y separándose del todo–Entonces ¿te quedarás a dormir hoy conmigo?

–Si me sonríes de esa forma no me puedo negar-reimos y tomé su mano subiendo a la habitación, tomamos una ducha rápida, nos pusimos el pillama y nos acostamos abrazadas.

Enterré mi rostro en su cuello aspirando su olor «lo había extrañado tanto, extrañaba estar así con ella, besarla, abrazarla, escuchar su corazón latir a la misma velocidad que el mío» rodeé su cintura con mi brazo y ella pasó el suyo por debajo de mi cuerpo atrayéndome más cerca aún si era posible, entralazamos nuestras piernas y sonreí «la había extrañado tanto».

–¿Mañana podemos ir a ver al señor Yang? Me gustaría darle las buenas noticias-pregunté trazando círculos en su piel.

–Claro princesa, el nos ayudó mucho y además nosotras le prometimos que iríamos a visitarlo-respondió besando mi cabeza.

–Te extrañé tanto Lili-musité haciendo un puchero que ella besó, acaricié su mejilla besándole el mentón, la nariz y los labios–mucho, mucho, aún no sé como fui capaz de estar sin ti estos días, fueron una verdadera tortura, ni siquiera podía dormir y tú estabas en mi mente más seguido de lo habitual-suspiré uniendo nuestros labios fugazmente.

–Yo también te extrañé Rosie, realmente no sabía como seguir sin ti a mi lado. Te amo cariño.

–Yo también te amo Lis.

Una última esperanza (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora