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Habían pasado más de tres horas y yo aún no había podido conciliar el sueño, la casa se encontraba en completo silencio por lo que supongo que ya todos están en sus habitaciones durmiendo, suspiré mirando el reloj «2:45 am» volví a suspirar y me levanté viendo el desorden de mantas y sábanas en mi cama, rodé los ojos agotada porque esa imágen se estaba repitiendo por tercera vez consecutiva «aún no entiendo como tu cuerpo se puede acostumbrar tanto a otra persona que cuando esta no está le es imposible descansar con normalidad, al paso que voy en una semana pareceré un maldito zombi quedándome dormida en todas partes», bajé a la cocina y me serví un poco de malteada de chocolate «mamá siempre la deja por si alguno de nosotros no puede dormir, dice que solo eso era la forma de calmarnos cuando éramos pequeños» me senté en la isla mirando por la ventana y bebí de forma lenta el contenido del vaso.

Antes de que pudiera darme cuenta las lágrimas ya corrían por mis mejillas mojando mi polo y a veces mis piernas, sorbí mi nariz viendo como la suave brisa movía las hojas de los árboles «igual que la primera vez que salí del hospital y Lisa me estaba esperando con sus padres en la puerta; la primera vez que recibí clases en casa y Lisa le había dicho a su madre que me comprara un zorro de peluche para que me acompañara cuando ella no pudiera; cuando Lisa hizo todo lo posible para que la dejaran llevar un pequeño proyector al hospital para que yo pudiera ir al «cine» por primera vez; la segunda vez que salí del hospital y está vez fue de la mano de Lisa; la primera vez que fuimos a pasear al parque del lago y caímos las dos al agua; la vez que regresé al colegio y Lisa me esperó en la entrada de casa para no separarse de mi en ningún momento ese día; cuando corríamos por el descampado de la acienda el día de mi cumpleaños» sollozé con una mano apretando mi pecho y la otra cubriendo mi boca «es cierto que en los malos momentos los felices son los que más duelen porque sabes que ya nada es igual que antes y tal vez nunca lo volverá a ser» sorbí mi nariz y bajé de la encimera dejando el vaso vacío en el fregadero, subí las escaleras y llegué hasta la habitación de invitados, descansé mi frente en la puerta tratando de contener mi llando y no derrumbarme ahí mismo, sabía que lo que haría solo empeoraría mi situación pero no puedo pasar un minuto más sin tocarla, sin sentir su respiración cerca de la mía, sin que ella calme el intenso dolor de mi corazón.

Abrí con cuidado y me acerqué a paso lento a la cama, me agaché a su lado tomando su mano y entrelazando nuestros dedos, sonreí acariciando suavemente su rostro.

–Eres tan hermosa mi amor-musité con la voz quebrada–te amo tanto que me cuesta respirar cuando no estás a mi lado y cuando lo estás también-reí bajito «es increíble como una sola persona puede provocarte sentimientos tan contradictorios entre si»–Lalisa eres el amor de mi vida nunca lo olvides, aunque yo te diga lo contrario no me creas, si en esta vida no puede ser posible te encontraré en la siguiente o la siguiente o la siguiente, pero prometo que te encontraré y seremos felices, viviremos nuestro amor sin nungún impedimento-concluí y me puse de pie dejando un beso fugaz en sus labios, acaricié su rostro por última vez y me dirigí a mi habitación lanzándome en la cama a seguir llorando «esto está siendo más difícil de lo que imaginé».

No sé bien en que momento me había quedado dormida pero fui despertada por la alarma del celular, me moví sintiendo un fuerte dolor en cada parte de mi cuerpo y un escosor insoportable en mis ojos, bufé y me levanté entrando al baño, me alisté y bajé al comedor a desayunar.

–¿Te sientes mal otra vez hermanita?-Nay fue la primera en notarme y tras su comentario todos fijaron sus ojos en mi, al sentir la mirada de Lisa mis mejillas se calentaron tras los recuerdos de esta madrugada «yo misma estaba rompiendo mis reglas».

–Estás muy roja Rosie ¿te sientes bien?-esta vez fue Tae mientras que ambos se colocaban a mi lado.

–Estoy bien enanos, anoche no dormí muy bien pero no me pasa nada-contesté abrazándolos y sentándome en mi lugar, ambos hicieron lo mismo y siguieron comiendo.

–Cariño, debes comer, hace ya tres días que haces lo mismo, te sientas con cara triste a la mesa y solo juegas con los alimentos, debes comer, tu cuerpo necesita fuerzas-regañó mi padre y mis ojos se nublaron «no soporto estar tan sencible con todo, es incómodo» mi madre tomó su mano por encima de la mesa y le dió un ligero apretón negando con la cabeza.

–Es cierto lo que dice tu padre, debes comer aunque sea un poco ¿quieres un poco de batido de chocolate?-sonrió y yo asentí.

–Gracias mamá-«ella sabía que no era solo por el batido y me lo demostró con una pequeña sonrisa y un beso en la frente».

El día pasó condenadamente lento, sobre todo cuando regresamos a casa y Lisa también lo hizo pero no por mi sino por una partida de video-juegos que le debía a mis hermanos. Era jodidamente agobiante tenerla a solo unos metros de donde yo me encontrara y no poder ir hasta ella, sentía que me asfixiaba y mis padres lo notaron, no dejaba de dar vueltas por toda la sala, mi respiración agitada y las ganas de llorar tampoco eran de mucha ayuda, solo fue hasta que la vi bajar las escaleras que me tranquilicé, pero esa tranquilidad no duró mucho al darme cuenta de que se iría a su casa, me quedé congelada en mi lugar olvidando hasta como se respiraba, con mis ojos ardiendo y conteniendo una gran oleada de emociones.

El timbre me sacó de mis pensamientos sintiendo mis pulmones arder «no me había dado cuenta de que no habían recibido oxígeno por varios minutos» papá abrió y un cuerpo masculino se estrelló contra el suyo.

–¡Lo logramos hermano, lo logramos!-gritó mi tío abrazando efusivamente a mi papá nada más que este abrió la puerta–¡conseguimos un donante, Soobin es compatible!-papá lo abrazó con más fuerza aún soltando gritos de felicidad–¡Chae ven aquí que lo conseguimos, la pequeña se salva!-mamá se unió llorando de alegría y yo por mi parte aún no me podía creer lo que está ocurriendo.

–¿Lo logramos?-le inquirí a Lisa girándome hacia ella, mis hermanos bajaron corriendo las escaleras al escuchar el alboroto y al saber la noticia se unieron al grupo que aún festejaba.

–Sí cariño, lo logramos, hicimos un milagro-tomó mi rostro entre sus manos y unió nuestros labios, esos que he estado anelando por más de 72 horas, esos que con el más mínimo roce me transporta a un maravilloso lugar donde solo existimos nosotras dos, esos que quiero besar toda la vida y que ya podré declarar como míos.


Holis🙋.
La historia llegará a su fin en uno o dos capítulos, gracias a todos por el apoyo que le han brindado a la historia desde el inicio, me alegra mucho que les haya gustado tanto. Los amo😍😘.

Byebye🙋.

Una última esperanza (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora