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–Amor, hay algo de lo que queremos hablar contigo-su madre acarició su rostro con una sonrisa melancólica.

–Claro mamá ¿qué pasa?

–Princesa mejor vamos a sentarnos-habló su padre tomando asiento en el sofá junto con Chaeyoung, Rosé se sentó frente a ellos.

–Me están preocupando ¿qué pasa?¿por qué están así?-a la mujer se le escaparon algunas lágrimas «¿cómo decirle a su hija que se está muriendo otra vez?¿cómo decirle que solo tiene una pequeña oportunidad de sobrevivir?»–Regresó ¿cierto?-la pareja la miró, gran cantidad de lágrimas decendían por sus mejillas mientras comprendía lo que sus padres intentaban decirle–por eso me sangró la nariz, por eso me desmayé, por eso mi tío me hizo ese examen de sangre-su padre la atrajo y la sentó en su regazo al mismo tiempo que ambos la abrazaban como cuando era pequeña y tenía alguna pesadilla–me estoy muriendo otra vez ¿alguna vez podré tener una vida normal sin tener que estar encerrada en un cuarto de hospital? desde que tengo memoria siempre es lo mismo, llevamos años luchando contra la misma enfermedad ¿no creen que ya es momento de rendirnos?-su llanto se volvía más fuerte con cada palabra que pronunciaba.

–Claro que no mi vida, como en las otras veces saldremos adelante, te curarás y..

–Todos sabemos que eso no es cierto-cortó las palabras de su progenitora–la única manera de que me cure es con un transplante de médula y ni ustedes, ni mis hermanos, ni mis abuelos son compatibles-se aferró a sus cuerpos.

–¿Cómo sabes que es la única opción?-indagó Robert acariciando su cabello.

–Busqué información, es horrible vivir cada día con el miedo de volver a enfermar, de que en cualquier momento puedes recaer y que no puedas salvarte, intento levantarme en las mañanas sin pensar en eso, pero ese temor siempre permanece ahí y ahora es una realidad-los sollozos incrementaron su volumen.

–Aún hay una última esperanza, tenemos que decirte algo muy importante-bajó de las piernas de su padre y se sentó en medio de ellos controlando un poco sus lágrimas.

–Sabes que durante mucho tiempo intentamos tener hijos pero no podíamos.

–Sí, ustedes siempre me dijeron que yo era su milagro-sonrió sin mostrar los dientes.

–Eres nuestro milagro-aclaró su mayor–pero no pasó de la manera que crees. Nosotros habíamos intentando tener hijos durante mucho tiempo pero parecía como si la vida tuviera otros planes, una tarde ambos llegamos temprano del trabajo ya que cenaríamos con tus abuelos porque hacía más de un año que no los veíamos, y cuando abrí la puerta para salir ahí estabas tú, dormida en una pequeña cesta envuelta en una manta blanca.

–¿Qué? Eso es imposible, yo soy su hija, además en mi acta de nacimiento no dice que sea adoptada ¡¿por qué me mienten?!-se levantó de golpe encarándolos–si no se quieren hacer cargo de mi lo entiendo ¿quién quiere cargar con una enferma?-ironizó–si es lo que sienten díganlo de frente pero no me mientan-gimoteó ocultándose tras sus manos.

–No digas tonterías-se pusieron de pie frente a la menor–tú eres nuestra hija-su progenitor destapó su rostro tomando sus manos entre las suyas–pero no llegaste a nuestras vidas de la forma que crees, déjanos explicarte todo, y si aún así te quedan algunas dudas nos puedes preguntar-asintió lentamente–vamos a volver a sentarnos.

–Cuando te vi no dudé ni un segundo en tomarte en mis brazos y entrar contigo a la casa-sonrió su madre–eras tan pequeñita y hermosa que parecías una muñeca, un ángel, nuestro milagro. Cuando tu padre apareció en la sala se sorprendío al verme con un bebé en brazos, yo le expliqué todo y buscamos alguna nota, un papel que dijera quien eras y por qué te habían dejado en nuestra puerta. Traías esta carta en la manta-sacó un papel amarillento de su bolsillo y lo colocó en sus manos.

Rosé la abrió con cuidado y miedo de lo que podría encontrar escrito en ella.

«Hola señores Park, sé que desde hace mucho tiempo están intentando tener un bebé y yo por más que quiero no puedo cuidar a mi hija. Sé que la cuidarán bien y le darán mucho amor, por favor nunca le digan de mi existencia, prefiero que no sepa nada de mi a que me recuerde como la mujer que la abandonó. La cadenita que lleva puesta nunca se la quiten, es lo único que tengo y quería que se quedara con ella.

Su nombre es Roseanne».

Un sollozo se escapó de sus labios y tomó la medalla de la rosa que colgaba en su cuello. Volvió a doblar la carta y la dejó sobre la mesita frente a ella.

–Cuando la terminamos de leer tú ya estabas despierta, nos miraste con tus ojitos muy abiertos y nos sonreiste «nuestra hija» fueron las palabras de tu padre y cuando le aguantaste el dedo con tu mano se hechó a llorar-sonrió con los ojos cristalizados por los recuerdos.

–Tu tío y yo somos mejores amigos desde pequeños y él en ese entonces ya era dueño del hospital, te llevamos con Ten y te revisó, todo estaba bien y solo tenías unas horas de nacida. Revisó todos los expedientes y no había nada sobre ti en ninguna base de datos, así que aprovechamos y te hicimos pasar por nuestra hija, a los ojos de todos tu madre te dió a luz aquel día en ese hospital y tu tía fue la enfermera que atendió su parto-concluyó el mayor.

–¿Y cómo mis abuelos y los vecinos no se dieron cuenta?-indagó.

–A tus abuelos no los veíamos desde hace más de un año y le dijimos que queríamos esperar a que tú nacieras para darles la gran noticia; y con los vecinos nunca tuvimos mucha relación, solo los saludábamos desde el auto así que también se asombraron mucho por tu llegada además de felicitarnos, sabían cuanto queríamos tener un hijo-la abrazó contra su pecho mientras tomaba la mano de su esposo–Siempre serás nuestra niña, no importa como hayas llegado a nuestras vidas, siempre seremos tus padres.

–¿Entonces hay una oportunidad de salvarme?-inquirió separándose.

–Sí princesa, encontraremos a esa mujer y a su familia, lo más provable es que alguno de ellos sea compatible, pero hasta entonces tienes que ir con tu tío para que te examine y te mande unos medicamentos para que la leucemia no avanze tan rápido-le sonrió su progenitor.

–Lo haré-sorbió su nariz–pero yo quiero buscarla, quiero saber por que me dejó y darle las gracias por los maravillosos padres que tengo, estoy segura de que en ningún lugar hubiera sido tan feliz como aquí, con ustedes y mis hermanos-se fundieron en un cálido abrazo.

«Ni el más grande de los problemas, ni la más cruel enfermedad, ni el más turbio de los pasados puede borrar el amor que se tienen, porque de eso se trata la familia, de estar unos para otros aunque también se te esté cayendo todo a pedazos, de apoyarse mutuamente, de demostrar amor en los momentos más adversos, eso es una familia, estar juntos sin importar las cincunstancias».



Holis🙌.
Perdón si todo el capítulo es en un solo momento, es que todo lo que se dijo es fundamental para el desarrollo de la historia; aún así espero que les haya gustado. Los amo😍😘.

Byebye🙌.

Una última esperanza (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora