capitulo nueve

2.1K 189 35
                                    

 Navidad. La época mas mágica en la vida de Daisy desde que era una niña. Desde reuniones familiares eternas, obsequios de todos sus parientes, visitas al centro comercial de la ciudad para conocer a Santa Claus, hasta esa magia que yacía implícita en el aire, que estaba ahí aunque nadie pudiera explicarla.  Cada 25 de Diciembre despertarían y correrían al salón de la casa de la familia Evans, para sentarse bajo el árbol y abrir todos los regalos bajo la cámara de Jane Evans. Pero esas fiestas no serian iguales.

Ninguna fiesta volvería a ser igual. 

—Dais, ya hay noticias—le aviso Lily. Daisy se puso de pie inmediatamente y camino hacia ella, llevaba siete horas interminables esperando por noticias. 

Cuando Lily y Daisy llegaron a King Cross con la intención de volver a casa en las vacaciones de navidad, se encontraron con su abuela esperándolas. Ese hecho las extraño gravemente, su abuela paterna, Rosalie Evans, era tal vez la mujer mas cascarrabias que habían conocido y jamás haría algo lindo por sus nietas a no ser que estuviera por pasar algo terrible o tuviera algo que pedir. 

Y algo terrible había ocurrido efectivamente. Arthur Evans estaba enfermo de cáncer. 

Ambas chicas se apresuraron a llegar a casa tan pronto como su abuela les solto la noticia en el auto para encontrarse con que el estaba llevando una vida normal y tranquila. Sin embargo, la angustia en los ojos de su madre y la mirada de rencor que había parecido crecer mas en ojos de Petunia les decía lo contrario. Su padre estaba muriendo. 

Los días de vacaciones previos a aquella mañana se habían pasado de la mejor manera que lograron. Las chicas estaban decididas a aprovechar todo el tiempo posible así que habían ignorado todas las cartas que llegaban a ellas, ahora acumuladas en la mesa del living. Y luego, esa mañana del 25 de Diciembre de 1975, Arthur se desmayo justo al lado del árbol de navidad. Y todos corrieron al hospital. 

Jane y Rosalie se la pasaban hablando con cada doctor que entraba y salía de la habitación privada que habían costeado para la comodidad de Arthur. Petunia estaba recostada en los brazos de su novio, Vernon Dursley, casi desmayada después de tanto llorar. Y Lily y Daisy solo se sujetaban de las manos, rogando a cada Dios que conocían, si es que había alguno afuera, que le diera a su padre un poco de tiempo mas. Solo un poco.   

—Lo lamento mucho—dijo el doctor encargado de la cirugía que se había llevado a cabo hace poco, en un tono suave que indicaba que traía malas noticias—El Señor Evans no resistió a la cirugía y falleció. 

Daisy recordaría por siempre ese momento como uno de los mas confusos de su vida. Ese doctor debía estar equivocado, por supuesto que los profesionales podían cometer errores de vez en cuando también. O tal vez era una broma de su padre para molestarlas, como aquella vez que fingió haber averiado la heladera para que su madre se enojara, solo por diversión. 

Pero en solo minutos comprendió que no era ninguna de esas cosas, no era un error, ni una broma. Su padre estaba muerto, y ni siquiera había aprovechado los últimos años que le quedaron. Siempre muy ocupada, ocupada estudiando en internados lejos de casa, ocupada con el drama que la rodeaba a sus catorce años de vida. Su padre nunca había sido lo mas importante, por mas cruel que fuese, y recién ahora estaba sintiendo las consecuencias.

—Oh, mama—susurro Lily, abrazando a su progenitora inmediatamente, en un vago esfuerzo de ofrecerlo confort ante la perdida del amor de su vida. 

Que clase de perdida tan agonizante aquella. ¿Cómo seguía uno adelante cuando la persona a quien amaba, finalmente partía?  

Mientras Petunia se lanzaba en brazos de Vernon, quien hacia lo posible para consolarla tras su cara de nerviosismo a causa de no saber como lidiar con aquellos sentimientos, Daisy sintió a su abuela sujetar su mano fuertemente. La rubia la observo fijamente, su rostro se mantenía frio a pesar de haber sido informada del fallecimiento de su hijo, pero ella podía ver mas allá de ello. Rosalie Evans estaba preocupada realmente.   

WHAT A TIME || regulus blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora