WHAT A TIME || regulus black

capitulo trece

A Daisy no le gustaban muchas cosas. No le gustaban las verduras con su comida, la gente que grita al hablar, los gatos, y definitivamente no le gustaba tener que abandonar a Betty mucho antes de lo que realmente debería hacerlo. Especialmente en las condiciones en que lo había hecho, con una de ellas profesando su amor mientras que la otra corrió a empacar sus maletas tan pronto como termino de leer la carta de un chico. Sabia que Betty se sentiría verdaderamente traicionada y deseaba poder hacer algo, cualquier cosa, que la compensara. Pero su mejor amiga la necesitaba y eso era muchísimo mas importante. 

Llegar a Londres no fue sencillo, especialmente sola, no solo tuvo que convencer a Lily de que estar con Leonie no podía esperar sino que además tuvo que asegurarle que no era una tonta excusa para escapar con Regulus (quien ahora la pelirroja creía que era una especie de novio secreto). Sin mencionar lo difícil que fue poner una excúsalo suficientemente buena para que Petunia no monte un escandalo y quiera seguirla.  Afortunadamente Evan se apiado de ella tan pronto como escucho el motivo y le dio las llaves de un pintoresco auto color amarillo para que conduzca hasta la capital de Inglaterra. ¿Podía ella manejar legalmente a los 15 años? ¿Podía ella manejar del todo? No a ambas preguntas, pero esos solo eran detalles al fin y al cabo.

Una vez en la ciudad se vio con el reto de encontrar un bar  llamado "El Caldero Chorreante" que perfectamente podría haber pasado por alto si no se hubiera puesto a mirar cada edificio de la calle con detenida atención. El bar además alquilaba habitaciones a magos y brujas en situación de necesidad y Regulus le había escrito que se estarían hospedando alli, habiendo dicho a sus familias que estaban en un pequeño viaje con otros compañeros de la casa de slytherin. Una vez que identifico el numero de habitación en el que ellos debían encontrarse, el 713, toco la puerta tres veces como habían indicado anteriormente y espero que le abrieran. 

Regulus fue quien entreabrió la puerta, abriéndola completamente al ver que era ella y dejándola pasar inmediatamente haciendo que lo único que viera fueran cuatro paredes grises y dos camas y un armario polvoriento y en mal estado. Escaneo con sus ojos al muchacho notando como este había cambiado notoriamente en los últimos meses, era mucho mas alto y su cabello mas largo, sus facciones se habían puntualizado dándole un aspecto mas adulto y ya no parecia un niño bajo ninguna circunstancia. Regulus la miro de la misma manera notando cambios similares, el cabello de Daisy llegaba a sus caderas y había cortado un pequeño flequillo que llegaba a cubrir sus ojos azules levemente, Lily había bromeado en un momento acerca de como la pubertad finalmente la había golpeado al notar que su ropa ya no le quedaba tan holgada como antes. Ninguno dio cuenta de cuanto tiempo habían pasado mirándose fijamente hasta que Leonie rompió el silencio. 

—¿Van a besarse o que?

Ambos carraspearon sus gargantas incomodos, sacando sus ojos el uno del otro para girar a Leonie. La morena estaba de pie con los brazos cruzados y la mirada divertida pero su aspecto era lo que mas llamaba la atención, llevaba un sweater del equipo de quidditch de gryffindor que seguramente le pertenecería a Sirius (primeramente a James) y pantalones anchos que hacían que su usual delgada figura no pudiera apropiarse. Su cabello estaba despeinado y recogido y sus ojos se veían opacados por grandes bolsas bajo ellos.

—Hola Dais—sonrio esta con timidez. Leonie nunca lo admitiría porque sabia que su mejor amiga era la mejor persona que había habitado la faz de la tierra pero no podía evitar sentir que ella pensaría mal de su embarazo adolescente y la dejaría de lado.

—Leo—le sonrio para caminar rápidamente hacia ella y envolverla en sus brazos. Tan pronto como pudo refugiarse en ellos, Leonie rompió en llanto permitiéndose algo de alivio a si misma—Te amo muchísimo Leonie—susurro la rubia contra el cabello de su amiga, sintiéndose mas unida a ella que nunca.