capitulo catorce

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La mansión Potter era digna de un cuento de hadas. Sus altas paredes eran de color blanco y todas las ventanas se encontraban continuamente abiertas durante el día dejando entrar tanta luz solar como fuera posible. El jardín estaba lleno de flores de todos los tamaños y colores (gran parte de el estaba dedicado a lirios). Y sin importar el día o horarios, siempre podía escucharse la música y las risas. 

Daisy se sentía mas que bienvenida y, egoístamente, deseaba poder quedarse alli unos días mas. Su madre había tenido que ausentarse para poder viajar a España a arreglar algunos asuntos que su padre había dejado pendientes antes de fallecer y en consecuencia había enviado a Lily y Daisy a quedarse con los Potter la ultima semana del verano. Jane había conocido a Fleamont y Euphemia Potter en King Cross y una vez que estuvieron enterados del severo enamoramiento que James sentía por Lily decidieron comenzar a intercambiar correspondencia en un intento de convertirse en buenos amigos por si algo, efectivamente, ocurría entre los adolescentes en algún punto. Así que Jane no había tenido ningún problema en pedirle a la pareja que cuidara de sus dos hijas menores mientras que Petunia era enviada con la abuela Rosalie, y los Potter no habían tenido ningún problema en recibirla. Después de todo, la casa ya estaba llena de adolescentes.

James y Sirius vivían a tiempo completo alli y habían decidido invitar a Remus, Peter y Corvus a unírseles en el ultimo mes del verano, desde ese momento todos en Godric's Hollow tenían pesadillas con el grupo de muchachos que se las pasaba corriendo por las calles del pequeño pueblo y causando problemas 

La mañana del 28 de Agosto había llegado junto a las cartas rutinarias de cada año provenientes de Hogwarts. Daisy no pudo evitar asombrarse al ver que las de todos los adolescentes estaban siendo enviadas a la casa de los Potter.  ¿Cómo sabia Dumbledore que ellos estarían alli?

Daisy abrió su carta ignorando la recurrente discusión entre Sirius y Corvus sobre quien se vería mejor en una chaqueta de cuero muggle. Luego de un paseo en Londres muggle habían quedado obsesionados con aquella prenda de ropa y no paraban de pensar en como gastarían el dinero que tenían en comprar una propia. Escaneo el pergamino leyendo atentamente el nombre de todos los libros que tendría que conseguir en la visita que darían al Callejón Diagon ese día y al llegar al final de la hoja sus ojos se detuvieron en una insignia con una brillante "P" en medio de ella y otra carta de felicitaciones atada a ella.

 —¡Soy prefecto/a!—gritaron Corvus y Daisy al mismo tiempo, mostrando a sus amigos el nuevo logro que habían adquirido. 

—Te lo dije—rio Peter burlonamente y extendió su mano hacia Sirius quien suspiro molesto para luego depositar dos galeones en ella. 

—¡Felicitaciones Dais!—grito Lily emocionada para saltar en brazos de su hermana, abrazándola tan fuerte como fue posible. Daisy le devolvió el abrazo riendo y vio sobre el hombro de la pelirroja como James hacia puchero en sus labios y murmuraba "quiero ser tu" haciéndola reír aun mas fuerte.

—Siempre lo supimos, Daisy—asintió Remus con una sonrisa orgullosa en su rostro—Eres el orgullo de este grupo. 

—¿Qué hay de mi?—se quejo Corvus, molesto al ver que no estaba recibiendo tanta atención como la rubia junto a el.

—Todos sabemos que McGonagall estaba borracha cuando te eligió a ti—bromeo James. Corvus, en respuesta, tomo un pedazo de tostada y la lanzo al azabache quien llego a esquivarla justo a tiempo.   

—¡No jueguen con la comida niños!—los regaño Euphemia, entrando al comedor donde todos los adolescentes estaban sentados. 

—¡Mia!—la saludo Daisy emocionada. Euphemia Potter era la mujer mas cálida que había conocido en su vida y adoraba cada segundo que pasaba en su presencia—Mira, soy prefecta—comento mostrándole la insignia.

WHAT A TIME || regulus blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora