capitulo veintitrés

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Decir que Hogwarts era un caos los días siguientes al misterioso ataque del heredero de slytherin a la Señora Norris seria hablar muy poco. Luego de que la historia sobre la cámara de los secretos se hubiera expandido, todo el colegio parecia caminar con cuidado por los pasillos de Hogwarts, especialmente aquellos que tenían sangre muggle en sus venas. 

Daisy ya simplemente no podía dormir, y cuando finalmente lo hacia parecia hundirse tan profundamente en sus pensamientos que podria no despertar por días, afortunadamente Megara se responsabilizaba por levantarla de la cama cuando eso ocurría. 

Megara era otra persona que no se encontraba en el mejor de los estados, simplemente no dormía dejando que su insomnio consuma lo mejor de ella. Las ojeras estaban marcadas en su rostro y sus ojos estaban completamente rojos demostrando que no los cerraba en casi ningún momento. Haciendo que Daisy piense en mas de una ocasión que su compañera de cuarto estaba absolutamente alerta, como si creyera que ella seria la siguiente victima del heredero de Slytherin. 

Aunque no podía culparla, todos se sentían de esa forma realmente.

Los merodeadores eran, tal vez, a quienes el pánico mas había consumido a niveles de paranoia. Los cuatro adolescentes hacían guardia fuera de la sala común de gryffindor durante todo el día y cada vez que veían a un alumno hijo de muggles salir de ella rápidamente se pegaban a su lado de la forma en que solo una garrapata lo haría y lo acompañaban a donde sea que este se dirigiera. Incluso ofrecían su servicio a las otras casas.

Daisy se encontraba volviendo de la lechuceria donde había dado a Lynx la tarea de llevar una carta a su madre, con Peter pegado a su cadera y una expresión de molestia en su rostro. Apreciaba la preocupación de sus amigos pero necesitaba un minuto sola. 

—La sala común solo está a unos metros Pete—rodó los ojos—Ya puedes dejarme ir...te lo ruego.

—No digas tonterías—rodó los ojos divertido—sé que amas pasar tiempo conmigo.

—Tú estás pasando mucho tiempo con Sirius.

—Hace mucho no veo a Sirius—se encogió de hombros cambiando de tema—Siempre está con Megara, James esta enojado por eso.

—¿Enserio?—frunció el seño—Meg y yo no hemos tenido una charla real en días.

—Corvus sospecha que tienen algo.

—Lo sé—le dio la razón—pero tal vez sean solo buenos amigos.

—Como sea—se encogió de hombros—necesito tu ayuda con algo—comentó, al mismo tiempo que levantaba su mano para saludar a un alumno de ravenclaw que en ese momento pasaba junto a ellos—Quiero invitar a Santana en una cita.

—¡Si!—exclamó su amiga feliz. Llevaba tiempo esperando que Peter tomara el valor de confesar sus sentimientos a la hufflepuff con la que coqueteaba a menudo. Daisy y Remus incluso tenían una apuesta corriendo acerca de cuánto tiempo les tomaría volverse una pareja oficial—Aunque, ¿Cuándo la conoceré? Solo la conozco de vista, nunca la presentaste al grupo oficialmente—cuestionó.

—Tal vez podría llevarla a la próxima salida a Hogsmeade—se encogió de hombros, rascando su nuca en señal de nerviosismo—y así la conocen. Pero ayúdame a planear una buena cita primero.

Daisy asintió, a punto de comenzar a sugerirle las ideas que pasaban por su cabeza en ese momento cuándo se detuvo de golpe. Habían llegado a la entrada de la sala común de Gryffindor, y justo al lado del retrato se encontraba Corvus, tirado en el suelo con una botella de whisky de fuego en sus manos.

—¡Corvus!—exclamó preocupada, arrodillándose a su lado para poder observarlo mejor—¿Estás borracho? ¡Son las 3 de la tarde!

—Voy a buscar a James y Remus por ayuda—le informó Peter apresuradamente, dando la contraseña para entrar a la sala común corriendo por sus amigos.

WHAT A TIME || regulus blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora