La verdad

1.8K 70 10
                                    

Armando entró a la oficina de Betty luego de terminada la junta directiva, estaba agotado física y emocionalmente. Lo primero que vió fue una bolsa de basura sobre el escritorio, la misma que ella llevaba cuando intentaba irse. Eso debía significar que aún no se había ido, de seguro estaba en los baños con las secretarias del cuartel. Entonces al tocar la bolsa escuchó un sonido familiar, era el muñeco que le había regalado de cumpleaños a Betty. Bajó la bolsa al suelo para inspeccionarla y encontró sobre el escritorio una hoja de papel doblada con su nombre, era una carta de Betty, entendió que se había ido, abrió la carta y comenzó a leer.

Su corazón palpitaba a toda velocidad según avanzaba con su lectura, las lágrimas le salían a borbotones y casi no le permitían leer bien. ¿Por que? ¿Por que Betty no habló con él? En su carta estaba claro que ella daba por hecho que todo lo que decía la carta de Mario era cierto. Tenía que explicarle todo. Ella tenía que escucharlo. Tomó el teléfono y marcó la extensión de Sandra.

- Sandra, Habla Armando Mendoza. Dígame ¿Hace cuanto salió Betty?

- Hace como cuarenta minutos, doctor.

- Gracias.

Colgó el telefono. Ya debía estar en su casa, decidió llamarla allá. Tenía que hablar con ella, tenían que aclarar las cosas. Marcó el número de la casa de Betty, contestó su papá.

- Buenas tardes Don Hermes, habla Armando Mendoza ¿Está Betty?

- Claro que si doctor, ya se la paso.

Pero no fue así. Quien contestó el teléfono fue Nicolás Mora.

- Aló

- ¿Quien habla?

- Vea, habla con Nicolás Mora. Señor, Betty está muy ocupada y no puede atender a nadie en este momento.

- Dígale a Betty que necesito hablar con ella.

- ¿Usted no oyó bien o que? A nadie. ¡A nadie!

- Está bien, entonces dígale que voy para allá a hablar con ella.

- Vea, le doi un consejo: no pierda su tiempo.

- Es mi tiempo, no el suyo, imbécil. - Maldito Nicolás Mora. Estaba muy equivocado si pensaba que le iba a permitir que se acercara a Betty, ellos aún no habían terminado. Tomó la carta que Betty le escribió y salió de la oficina de Betty, cuando se disponía a salir por la puerta de presidencia se topó con Mario quien iba entrando.

- Se fué Mario, dejó todo. Los pagarés, la prenda sobre establecimiento comercial. Hasta un poder en blanco devolviendonos la empresa. Dice que va a diluir Terramoda.

- ¿Por qué Betty nos hizo esto? - le preguntó Mario - ¿Por qué renunció y nos dejó a la deriva? Si nos devuelve la empresa, los bancos nos van a destrozar ¿Por qué?

- ¿Por qué cree? ¿Por que cree Calderón? ¿Acaso no se dió cuenta que ella leyó la carta de instrucciones que usted me dejó? ¿Que más quería?

- Si, pero ¿Hace cuanto tiene la carta? ¿Y como llegó a sus manos? ¿Por que esperó hasta ahora para delatarnos?

- No lo sé. Además de todo, recuerde que ella escuchó la conversación donde tomábamos la decisión de sacarla del país. ¿Que mejor venganza que abandonarnos? - Lo decía por él, no por la empresa.

- Bueno, pudo haber sido peor, pudo habernos desenmascarado ante la junta directiva. Pudo haber presentado el balance real. - Miró a Armando curioso - ¿Y para donde va ahora?

- A buscar a Betty. La llamé, pero se me negó.

- ¿Y usted a qué va a buscarla? - Preguntó Mario. Él pensaba que Armando, ante la actitud de Betty, iba a entrar en razón y entender que lo mejor era casarse con Marcela en paz. Estos no eran momentos para romanticismos, Daniel sabía la verdad y era cuestión de tiempo para que pidiera una junta extraordinaria para mostrar las pruebas sobre el embargo.

YSBLF - Un amor para la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora