Entre Cartagena y Bogotá - Parte II

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Algo que le encantaba de Cartagena eran los horarios. En Bogotá a las siete de la mañana casi siempre iba entrando a Ecomoda, en cambio en Cartagena las actividades más temprano comenzaban a las nueve de la mañana. Betty se levantaba todos los días antes de las seis de la mañana, bajaba la playa a contemplar el mar sentada en la arena por alrededor de dos horas. Dos horas de absoluta paz, dos horas de absoluto silencio en el que ponía sus ideas en orden, pero también dos horas en las que muchas veces sin darse cuenta estaba soñando con él, con lo que fue y con lo que pudo haber sido.

Esa mañana se encontró a alguien más en la playa, era la actriz brasileña que conoció la noche anterior, Taís. Venía trotando por la playa en ropa deportiva. Al alcanzarla de inmediato la saludó amablemente y también le preguntó si se sentía mejor. Betty la miró con curiosidad porque ella no estaba enferma pero Taís se explicó.

- Ayer te noté un poco deprimida ¿Se te pasó la depresión de ayer?

- No, yo no estaba deprimida, lo que pasa es que estaba cansada y, yo no soy muy dada a las reuniones sociales, soy muy tímida y me sentía incomoda, pero nada más.

- ¿Sabe que? Lo que yo ví ayer no fue una mujer cansada ni tímida. Hay una palabra en portugués que creo que define lo que ví ayer, es "Saudade".

- ¿"Saudade"?

- Si, "Saudade" es una tristeza, un dolor, una melancolía que sentimos cuando nosotros sentimos falta de algo o de alguien.

Betty la miró triste y resignada, porque era justamente como se sentía. Lo extrañaba y por más que trataba de convencerse de que debía odiarlo, en el fondo seguía amándolo. Taís la observaba mirar al mar y comprendió que Betty no le contaría la razón de su estado de ánimo, pero probablemente podía darle un consejo para sentirse mejor.

- ¿Sabe, Betty? en Brasil tenemos muchas formas de eliminar la tristeza, una de ellas es el carnaval. Es la fiesta más importante de todo Brasil, pero hay algo, Betty, que es muy importante para eliminar la tristeza y es querernos a nosotros mismos, amarnos, amar nuestro cuerpo. El cuerpo es un templo y recibe de todo. Y si dejas que entre en tu cuerpo las cosas malas, las tristezas, las melancolías, van a quedarse siempre dentro de ti, tienes que sacarlas porque dejan en tu rostro sus huellas. Algo que puede hacer para comenzar y se que le va a gustar es el ejercicio, correr, caminar, bailar hasta el cansancio. Hágalo y verá que bien se siente.

Betty no sabe como pasó de sentirse triste a ir corriendo  toda la playa detrás de la actriz quien no paraba de saltar y hacer piruetas para animarla a seguir corriendo

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Betty no sabe como pasó de sentirse triste a ir corriendo toda la playa detrás de la actriz quien no paraba de saltar y hacer piruetas para animarla a seguir corriendo. A las ocho de la mañana ya estaban de vuelta en el hotel, Betty estaba sumamente agotada, pero aunque pareciera mentira, se sentía feliz. Esa vibra fue el presagio de un día muy especial para Betty, el día en el que comprendió que podía sentirse muy bien luciendo una apariencia diferente, el día en que comprendió que los cambios son necesarios y que además pueden ser buenos.

YSBLF - Un amor para la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora