El apartamento de Mario

2.3K 102 9
                                    

"La pesadilla del día, al escuchar que se iba a casar con doña Marcela, se convirtió de un momento a otro, en la confirmación de algo maravilloso. Me dijo que iba a cancelar su matrimonio por mí. Es una propuesta loca, pero tiene que cancelarlo a última hora,  y yo entiendo que debe ser así. Durante el día, tuve la angustia de que lo iba a perder, no iba a aceptar que él se casara y siguiéramos manteniendo nuestro romance, pero ya en la noche, cuando me contó sus planes, la vida me volvió al cuerpo. No tengo que dejarlo, no va a terminar nuestro amor. Al contrario, pronto lo confirmaremos ante la gente. Y, si bien, no he podido con el remordimiento de que cancele su matrimonio con doña Marcela, tengo la certeza de dos cosas. No tengo por qué tener remordimientos con ella. Desde que entré a Ecomoda, ha sido mi mayor enemiga. Siempre ha soñado con hacerme despedir y en ningún momento han cesado sus ataques y sus ofensas contra mí. Pero más allá de eso, no me siento culpable de que don Armando le cancele el matrimonio, porque yo sé que más que cancelarlo por mí, lo hace por él. Sabe que firmaría una condena, porque sabe que jamás será feliz con doña Marcela. Y es tanta mi seguridad de los sentimientos de don Armando hacia ella, que no sufro de celos cuando sé que están los dos, cuando sé que pasa las noches a su lado. Yo tengo la sensación de que pude dejar en él una huella después de que hicimos el amor, y no creo que doña Marcela la pueda borrar. Más que por ella, temo por las otras, por las que están al acecho, las que debilitan a don Armando".

@@

Marcela siempre supo que Armando no la amaba, pero guardaba la esperanza de que algún día la llegara a amar, pensaba que cuando se casaran él cambiaría, que sus aventuras acabarían, pero ya no estaba tan segura de eso. Lo estaba perdiendo y lo sabía. Esa mañana llegó a la empresa muy feliz del brazo de su futuro esposo, quizás podía engañar a los demás, pero ellos dos sabían que su relación estaba al borde de un precipicio. Necesitaba hablar con alguien, necesitaba desahogarse, había dedicado tanto tiempo a su relación que ya ni siquiera tenía amigas. Toda su vida se había desarrollado desde hacía tres años en torno a Armando Mendoza y a Ecomoda.

Antes no era así, antes salía a bailar, se divertía con sus amigas. Una sonrisa se le escapó de los labios al recordar las noches de karaoke. De esos tiempos solo le queda Patricia Fernández ¿Quién lo diría? De su grupo de amigas, ella era la menos cercana, sin embargo, era la única que había permanecido a su lado, y aunque a veces llevara la paciencia de Marcela hasta el límite con su inmadurez y su conducta irresponsable había demostrado ser una buena amiga. Cuando salió del ascensor Patricia la siguió a su oficina de inmediato, quería saber que había pasado la noche anterior, si había cancelado el matrimonio o no.

- Tengo que creerle. Quiero creerle.- Le decía Marcela a Patricia con tristeza -  No tengo otro camino, Patricia. Ayer, cuando lo vi indeciso, el orgullo me ganó y amenacé con cancelarlo todo, pero anoche cuando llego y me dijo que estaba dispuesto, el orgullo se me fue al piso. Eso era lo que yo necesitaba. Aferrarme de algo.

- Pero tienes la duda de que lo esté haciendo por la empresa – Patricia escuchaba a Marcela al mismo tiempo que analizaba su actitud, su amiga le contaba que no se había cancelado el matrimonio, pero no destilaba alegría como en otras ocasiones. Marcela se iba a casar, pero no era feliz. Ella lo sabía. Conocía muy bien esa tristeza que había en los ojos de su amiga. – ¿Y qué me dices de la otra mujer que tiene, Marce?

- Me la negó

- Pero, claro ¿Cómo te lo iba a aceptar? ¿Y tú le creíste porque necesitas creerle? – No entendía por qué una mujer como Marcela Valencia tenía que aguantarle tanto a un ogro como Armando Mendoza.

- Te lo voy a decir de esta manera, Patricia. Por el orgullo, casi tiro todo por la borda. He luchado por Armando tres años. Logré que él aceptara que nos casáramos ¿Por qué tengo que botar a última hora algo por lo cual he luchado tanto? ¿Por qué tengo que deshacer mis sueños? ¿Por qué tengo que dejarle el camino libre a la otra? No, Patricia. Voy a pelearlo, voy a peleárselo a esa mujer.

YSBLF - Un amor para la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora