Casi la fastidiamos

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Cómo muchos otros días los dos jóvenes se quedaron hasta tarde en la habitación de Dio, ya con pijama puesto, al terminar de cenar, hablando de cualquier tema trivial y riendo ante alguna que otra broma. Jonathan estaba sentado en la alfombra apoyando su espalda en la cama y encima de sus piernas estiradas estaba la cabeza de su rubio, quién estaba tumbado en el suelo. En aquellos momentos Dio se preguntaba como había sido la vida del peliazul antes de su llegada, ya que nunca lo habían hablado. Antes no le importaba como había sido la vida del contrario pues pensaba que a pesar de no tener una figura materna, en todo momento su vida había sido maravillosa al tener muchas riquezas y un padre que a diferencia del suyo, este si le valoraba y amigos, aunque después de su llegada arruinó su amistad con ellos...

-¿Cómo era tu vida antes?

Jonathan estaba concentrado en sus pensamientos por lo que le costó un poco procesar lo que le había preguntado.

-Bueno... Tenía amigos y tenía a Danny.- Su cara se entristeció al recordar a su difunto perro.- Cuando era pequeño era bastante solitario... Los demás no se portaban muy bien conmigo por ser adinerado y buscaban cualquier cosa para dañarme. Normalmente utilizaban a mi madre, me gustaría haberla conocido... Un día encontré a Danny y se volvió mi querida mascota. Después de eso todo mejoro y después viniste a la mansión y lo arruinaste todo.

Le miró muy enfadado, poniéndolo nervioso y haciéndole recordar esos momentos en el que se portó como un cretino con el. Empezó a disculparse nervioso pero las risas despreocupadas del peliazul le interrumpieron desconcertandole.

-Era broma, te comportaste muy mal pero eso ya ha pasado.- Con una sonrisa cálida y con un ligero rubor le miró a los ojos.- Prefiero estar junto a ti.

Cuando Dio salió de la sorpresa empujó ligeramente al contrario molesto mientras le llamaba estúpido, bastante sonrojado. Estos actos consiguieron que el contrario volviera a reír con su dulce voz, ya que se veía muy adorable. Después de esto el silencio volvió a inundar la habitación.

-Padre nunca me hablo de ella...- Volvio ha hablar, refiriéndose a su madre.-Me pregunto cómo era.

- Te pareces mucho a tu padre en cuestión de aspecto pero algo me dice que sacaste su personalidad, aunque nunca la haya conocido.

A Jonathan le llamo mucho la atención las palabras del rubio y no supo que contestar, pero le hizo feliz que pensara de esa manera. Le gustó pensar que quizás tenía razón.

-¿Tu madre era buena?

-Era maravillosa... Estoy seguro de que os habrías llevado bien. Este mundo no se la merecía...

Al peliazul se le formaba una gran presión en el pecho cada vez que le oía hablar sobre la cruel vida que el y su madre tuvieron que pasar. Le habría gustado que su madre siguiera viva y pudiera haberse mudado con su hijo a aquella mansión.

-Jonathan... Tienes sueño...Deberias irte a dormir.

Al parecer el joven había bostezando mientras estaba pensando, revelando que efectivamente, el sueño se estaba apoderando de el. Con tristeza se tuvieron que levantar y se despidieron, pero el chico no llego a salir de la habitación.

-Podria quedarme contigo esta noche?

- Vale.

-¡Gracias!

Jonathan se volvió a acercar rápidamente a la cama del chico y se lanza encima de ella, para seguido taparse con las sábanas mientras el otro hacia lo mismo. Cada uno se acomodó dentro con una pequeña distancia que los separaba, pero eso daba igual ya que sabían que mientras dormían se acurrucarian de manera inconsciente. Ya cuando la luz estaba apagada y el dormitorio estaba en silencio Dio miro a la pared, aún no le había entrado el sueño, pero cuando mira a su lado se dio cuenta que su novio no se encontraba en la misma situación que el. El peliazul que ahora con la oscuridad parecía tener el pelo negro dormía plácidamente y su acompañante no tuvo más remedio que cerrar los ojos y esperar que el sueño pronto se apoderará de el, algo que no pasó mucho hasta que ocurriera. Fue sintiendo como sus párpados pesaban más hasta que antes de que pudiera darse cuenta ya se encontraba dormido profundamente.

Toques en la puerta lo despertaron y abrió los ojos aún aturdido, sin saber si ese sonido había sido producto de su imaginación o algo real

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Toques en la puerta lo despertaron y abrió los ojos aún aturdido, sin saber si ese sonido había sido producto de su imaginación o algo real. Cuando su mirada se enfocó vio a aquel chico durmiendo a su lado que gracias a los rayos que traspasaban las cortinas algunos de sus mechones azules brillaban con un tono amarillento. Aquel joven que conocía perfectamente estaba acurrucado en su pecho y parecía que aquellos toques secos a la madera no habían conseguido perturbar su sueño.

- ¿Dio? ¿Estas ahí?

Una voz adulta sonó detrás de la puerta de aquella habitación, aquella voz le hizo ponerse nervioso y consiguió que se levantará rápidamente consiguiendo finalmente despertar al contrario quien se quejaba sin saber lo que ocurría.

-Si señor estoy aquí.

-Cuantas veces tengo que repetirte que no me llames así... Bueno da igual ¿Sabes dónde está jojo? Fui a buscarlo a su habitación ya que ninguno se levantó para desayunar pero no estaba allí.

Cuando empezó ha hablar el otro joven también se alarmó y los dos se volviendo histéricos al no saber cómo proceder. Al no recibir respuesta George se pudo nervioso y empezó a sospechar que algunos pasaba.

-¿Todo bien ahí adentro? Si no te importa voy a entrar.

Pero en un momento de lucidez el rubio contesto.

-Deme un segundo porfavor.- Dijo mientras hechaba libros y papeles encima de la cama.

- Puede entrar señor.

La puerta se abrió revelándole a aquel padre la situación dentro del dormitorio. Su cara revelaba una gran confusión, ya que no entendia que hacía su hijo allí ni porque la cama estaba llena de cosas.

- Jojo y yo nos quedamos a estudiar hasta tarde y sin darnos cuenta nos dormimos.

-Si! La asignatura es un poco difícil...-Intento corroborar su hijo con una sonrisa forzada en la boca.

La escena delante suya se aclaró rápidamente y la expresión tranquila que solía portar volvió a su cara.

-Entiendo, no tardéis mucho.- Se dispuso ha irse pero antes se giró una última vez y añadió.- Por cierto, no tengáis de hábito lo de dormir juntos, no le agradaría a un señorita.

Finalmente se alejó y mientras más lejanas se oían sus pasos los dos muchachos se relajaban más, se miraron y sin decir ninguna palabra supieron lo que pensaban. De ahora en adelante tendría que tener más cuidado...

😬😬😬😬😬😬😬😬😬

Este episodio se suponía que tenía que salir antes pero estaba ocupada 😞 Pero aquí estoy está así que... Hasta la próximaaaaa

enamorando a un Joestar (JonaDio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora