Hondo

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Phillip miraba el cielo, tumbado en el césped cerca del invernadero, podía escuchar los cánticos de las aves. Sentía un nudo en la garganta por razones desconocidas, o que tal vez, se negaba a aceptar. 

Jugaba a descubrir figuras en las nubes, ladeó la cabeza al visualizar una. Un árbol.

Sonrío. 

Tenía puestos unos pantalones viejos y una camisa de trabajo. El cabello despeinado y la barba le comenzaba a crecer. Desde mucho tiempo atrás que había dejado de poner empeño en sus experimentos, era inútil. No daban ningún resultado, entonces se dedicó a gastar su tiempo así, mirando el cielo en busca de respuestas; no quería escuchar a sus hijos gritar y ni verlos romper cosas todo el tiempo, no quería ver la expresión de infelicidad de su mujer, no quería nada de lo que se encontraba al interior de esa casa...y pensó en Londres. En la casa número cinco, como todos le llamaban. 





***

Los hijos de Daphne gritaban mientras  Eloise se esforzaba en terminar la página del libro que estaba leyendo.

—¡Tía, El! —se acercó el pequeño— Juega con nosotros.

Con el tiempo, Eloise se había vuelto la tía favorita de todos sus sobrinos, nunca decía que no cuando le pedían jugar o dulces, o simplemente atención, pero ese día, ese día pasaba algo con ella. Su hermana mayor la había mirado durante un rato mientras tomaba el té con su madre.

—¿Qué pasa con Eloise? —preguntó Daphne a Violet.

Ella se encogió de hombros.

—Yo la veo normal —mintió Violet, porque sabía que su hija sufría.

—Últimamente se ve rara, no sé...vacía —concluyó Daphne.

—Son cosas de su edad, hija. Déjala.

—A su edad, yo ya estaba casada —Daphne alzó una ceja—, tú dejaste de insistirle desde hace mucho.

—Daphne —Violet miró duramente a su hija—, Eloise es tan...ella.

Francesca y John entraron, acompañados de Michael dos pasos atrás. La chica miró por la ventana y reconoció a su hermana sentada en uno de los columpios.

—Deberías ir con ella —Francesca le decía a su primo político.

—Parece concentrada en su lectura —intuyó Michael, sonrió ligeramente, mirando en la misma dirección que Francesca.

—Claro...—susurró Francesca, se dio cuenta que la mirada de su hermana estaba perdida.

Se acercaron a Violet y Daphne, saludaron y después la chica se disculpó para ir con Eloise. Caminó silenciosamente hasta que estuvo a unos metros de ella.

—¿En qué piensas?

Eloise se sobresaltó, miró a su hermana y sonrió.

—Francesca.

—Podrás engañar a todo el mundo, incluso a Daphne —sonrió—, pero a mí no. ¿Qué pasa?

Se sentó en el columpio, junto a ella.

Eloise se quedó pensativa un momento, después miró a sus sobrinos jugando, finalmente a Francesca, sin embargo, decidió quedarse en silencio.

—Eloise...

(REEDITADA) BRIDGERTON || ELOISE & PHILLIP || PHILOISE || LAS COSAS QUE HICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora