Dos semanas después, todo parecía relativamente tranquilo en la residencia Bridgerton; Eloise trataba de visitar a Penélope donde vivían con su hermano, por supuesto, estaban ocupados. De vez en cuando se miraba frente al espejo, asegurando que su vientre de embarazada comenzaba a notarse; Francesca insistía en que no era así, pero también le recordaba que no faltaría mucho para que comenzara a hacerlo. Entonces dedicaba la ultima hora de cada noche antes de dormir a tratar de escribir algo para Phillip, anunciándole su condición, pero resultaba difícil incluso pensar en ello. Estaba segura que él estaba seguro de que pasaría, se supone que ya eran adultos, ¿no? ella no entendía por qué aún no recibía ninguna carta, tampoco lo presionó, simplemente, se dedicó a taladrar su cerebro cada noche para poder escribirle una nota.
Pero esa noche fue distinta.
Eloise terminaba su carta, se sentía orgullosa por las palabras que plasmaba, era directa, le decía a Phillip que sería padre y que después de todo, hablaría con su madre, solo con ella, y se mudaría a esa residencia en Escocia.
Pero todo lo que ella tenía planeado, no resultó. Estaba dejando la carta en uno de sus cajones cuando escuchó los gritos en el pasillo:
—¡Anthony! —exclamaban.
—¡¿Dónde está?! —preguntó él, furioso.
Era la voz de Violet, alterada y Eloise se asustó, ¿qué estaba haciendo su hermano en casa a esa hora?, ¿por qué gritaba su nombre? Y lo más importante: ¿por qué...?
Y de un golpe, la puerta de Eloise se abrió.
—Anthony —musitó ella, sin poder respirar.
Él, sin responder y con la mirada llena de ira, se acercó a ella y la abofeteó.
Phillip no se olvidaba nunca de Eloise, en especial, mientras miraba sus flores y cada una le recordaba a ella.
También le gustaban las flores a Eloise.
Estaba seguro, tendrían una vida tranquila en medio del bosque, alejados de la gente, en una casa no tan grande, solo ellos y los suyos, pero también lo percibía como el futuro más alejado y menos probable para ambos.
Eso pensaba allí, sentado en una pequeña silla verde al lado de la cama de Marina, quien dormía, y entre sueños, balbuceaba el nombre de George mientras ardía en fiebre desde hacía varios días. Al menos cuatro médicos distintos habían llegado, y habían mencionado cuatro males distintos y en ninguno podían asegurar que ella sanaría.
Comenzó una semana y media atrás, cuando Marina decidió salir por la ventana y permanecer de pie en el balcón durante horas, mirando en suelo. Phillip se dio cuenta cuando regresaba del invernadero y ella observaba desde lo alto, él corrió, porque estaba seguro de que saltaría, estaba seguro que lo haría, y por más que lo despreciara, nunca permitiría que ella se hiciese daño.
Entró por la puerta principal, lleno de barro por todos lados y subió las escaleras hasta su habitación lo más rápido que pudo. Todos estaban dormidos ya, no quería alarmar a nadie. Entró a la habitación y levantó cuidadosamente ambas manos.
—Marina —comenzó, con miedo—, entra a la casa.
—Lárgate.
—Marina, por favor —suplicó.
—No quiero estar aquí.
—Entonces hablemos, estoy seguro de que podemos hacer algo —Phillip daba dos pasos hacia ella—. Vamos, solo entra.
Sudor frío, eso era lo que caía por la nuca de Phillip, que temblaba de miedo.
—Marina —volvía a decir—, vamos.
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(REEDITADA) BRIDGERTON || ELOISE & PHILLIP || PHILOISE || LAS COSAS QUE HICE
FanfictionCasi seis años después, regresó a Londres, por ella. Por Eloise. Continuación de la historia: Cuídese, Eloise.