Porvenir

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Durante los próximos días, Phillip trató de explicar a Eloise todos los acontecimientos que lo habían llevado a ese momento, ella hizo lo mismo, le contó sobre la carta y sobre cómo lo había descubierto su familia; él, por otro lado, le contó sobre la pérdida de Marina, las circunstancias y las pocas ganas que siempre tuvo de vivir. Ambos habían respondido que lo entendían, aunque la realidad era que no entendían del todo, y jamás lo harían.



Había una frontera entre Inglaterra y Escocia, marcada por el  incremento de las zonas boscosas, algunos hombres con vestimenta típica escocesa, demasiados pelirrojos y más y más zonas boscosas. Al menos eso fue lo que Eloise pensaba mientras ella y Phillip se adentraban en tierras escocesas.

—¿Falta mucho? —preguntaba Eloise de vez en cuando.

Pero fue después de la décima vez, fue cuando Phillip respondió:

—No —sonreía—. Casi llegamos.

El carruaje dobló a la derecha, había un camino en medio del bosque. Eloise alzaba la vista, los árboles le encantaban. 

Después de una larga distancia de denso bosque, unos campos verdes y lisos adornaban alrededor de una residencia medianamente grande, lo suficiente para una familia numerosa, pero no tanto como la de Eloise, eso pensaba ella.

—¿Es aquí? —preguntó, maravillada por el hermoso paisaje.

—Sí —Phillip asintió—, es aquí.

A pesar de que habían hecho algunas paradas durante el viaje, ambos estaban exhaustos y no habían hablado sobre lo ocurrido en la casa número cinco; Phillip quería llegar a casa antes de poder contarle todo a Eloise.

—Es hermoso... —ella no dejaba de repetirlo.

Frente a la entrada principal, Phillip decidió salir primero, rodeó con sus brazos la cintura de Eloise y la hizo bajar al suelo.

Tomó su mano y la llevó a la puerta, pero ella se mantuvo de pie, Phillip la miró:

—¿Ocurre algo?

—Es la primera vez que entraré a una casa extraña, sin mi madre.

—No es extraña, Eloise —se acercó a ella y acarició su mejilla—. Ahora es tuya.

—No me sueltes —pidió ella cuando se aferró a su mano.

—Nunca lo haría.

La llevó hasta la puerta y dio tres suaves golpes. Un minuto después, una mujer con el ceño fruncido abrió y comenzó con una extraña especie de amenazas:

—Les he repetido muchas veces que no necesitamos más... —la mujer no pudo terminar cuando los miró a ambos de pie y suavizó su expresión al instante— Lord Crane...

Phillip sonrió, con esa expresión tímida.

—Señora Lushton.

La mujer hizo una reverencia.

—Lo siento, milord, no sabía que usted regresaría, yo...

—Sólo dije que la próxima vez, llegaría con la señora Crane —respondió, sin borrar la sonrisa de su rostro.

La mujer miró a Eloise, esbozando una ligera sonrisa y haciendo de nuevo una reverencia.

—Señora Crane —dijo.

Eloise alzó una ceja y miró a Phillip, él sonrió con más ánimo, después miró a su ama de llaves:

—Hicimos un viaje completamente inesperado, estamos cansados y hambrientos.

(REEDITADA) BRIDGERTON || ELOISE & PHILLIP || PHILOISE || LAS COSAS QUE HICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora