Culpa

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Seokjin se dirigía a su hogar en un taxi, aún le dolía el hombro y la cabeza por los golpes que el omega le había proporcionado.

Después de que Namjoon saliera corriendo en medio de la lluvia, en cuanto pudo incorporarse salió corriendo detrás de él. Al inicio lo persiguió para marcarlo, gobernado por sus instintos, pero cuando la lluvia le hizo recobrar la razón, quería alcanzarlo para disculparse. Pero al parecer el extraño era superior a él en todos los aspectos, tenía más fuerza y era más rápido. No le dolía tanto el orgullo de verse superado, como el no saber si se encontraba bien.

Cuando comprendió que no podría alcanzarlo, había regresado a la van, aspirando el dulce aroma que había dejado atrás. Cerró las puertas, asegurándose que cuando Namjoon fuera por ella aún estaría en ese lugar. Sobre las llaves decidió guardarlas y cuando lo encontrara las entregaría y le ofrecería una disculpa.

Su alfa se encontraba en estado frenético, le reclamaba la pérdida de su compañero. No supera que se le escape estando tan cerca.

El mundo no era así. Para marcar a un omega tendrías que ver su familia y que tanto te convenía como compañero. Después de la firma de un contrato le marcarias y serías feliz por siempre.

Su alfa lo negaba. Quería escapar del taxi y rastrear la esencia de su compañero hasta encontrarle.

Lo cual era una locura. Los tiempos han cambiado.

Al llegar a casa, sus padres le esperaban en la sala.

Su madre pegó un grito de susto, al ver el aspecto de Jin, tenía sangre en el labio. Su ropa estaba rasgada en algunos lugares y estaba empapado hasta los huesos. Ordenó a la ayudante traer una toalla y cuando la tuvo en sus manos comenzó a secarlo, mientras lo reprendió.

─¿Qué diablos te pasó hoy? Primero sales corriendo como si hubieras visto al mismo diablo y desapareces por horas solo para llegar en este estado─ su madre le dio varios pequeños golpes que no llegaban a doler, mientras lo secaba y le daba besos en la cabeza. Era un poco vergonzoso, pero al menos, retrasaba la reprimenda de su padre que era alguien muy estricto. ─¿Acaso te topaste con algún matón? Tu frente está en tan mal estado, tan inflamada ─ Dijo la madre de Seokjin mientras le aplicaba un ungüento en el labio que había traído la ayudante.

─No fue tan grave, la policía llegó a tiempo ─ mintió el castaño. No queriendo compartir su estado alterado.

Solo cuando su madre se había asegurado que su cachorro estuviera con ropa seca, comido y seguro, dejó que su padre hablara con él.

Seokjin quería girar los ojos, pero eso solo lograba enfurecer más a su padre y crearía un conflicto innecesario. Él era el alfa del lugar, su voz era la ley. Su alfa a quien normalmente solo le incomoda o aburría. Esta noche parecía no querer calmarse.

─Seokjin, ¿Qué fue lo que sucedió esta tarde? ─ preguntó, su voz calma mientras fumaba una pipa. ─Tuvimos que inventar que no te sentías bien para no quedar mal con los Lee. Por suerte nos creyeron ─ Ahora le correspondía responder a Jin.

─Yo me sentí enfermo al sentir el aroma de Yang-mi, no creo que pueda ser su pareja si siento nauseas solo de tenerla cerca —Su alfa pensaba en quién querría una pareja tan débil cuándo podría ir por Namjoon, él valía la pena.

─Seokjin ¿Acaso me estás mintiendo? ─ Seokjin negó con la cabeza ─ ¿Eres un... un delta?

─ ¡¿Qué?! ¡NO! ¿Acaso huelo a podrido? Qué clase de insulto es este ─Seokjin se hundió en el sofá ─Quizá Yang-mi es una gamma... porque tengo que ser yo el problema ─ gruño ofendido.

─Pueda ser, la chica luce frágil─ medito su padre ─ Igual no tendrías por qué haber salido corriendo de esa forma, si tenías esa sospecha podríamos haberlo discutido. Mientras tanto confiscare tu auto y tu tarjeta. ─ Su padre alargó la mano, Seokjin entregó todo de forma renuente.

Ya libre de su padre, subió a su habitación con plan de dormir, mañana tenía clases en la universidad y no podía darse el lujo de faltar si quería recuperar sus pertenencias.

Pero en cuanto dejó caer la cabeza en la almohada, las memorias de esa tarde se reproducen como un carrusel interminable.

Quería sostener la mano de esa persona, probar tantas partes que faltaron, quería aliviarlo cuando se lo pidiera. Y ante todo quería que le perdonara.

La culpa de sus actos no le daba tregua a su corazón. Recordar sus bellos ojos llenos de shock, angustia y traición que le carcomía la conciencia.

Su alfa solo reclamaba haber apresurado las cosas. Si hubiese un nudo de por medio podría haberle marcado correctamente. Y en ese momento estaría mordiendo el cuello de su pareja en lugar de estar en esa cama solo.

La verdad sobre nuestro líderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora