— Keira.
Pulso el botón rojo que hay en el teléfono fijo que reposa en un extremo de mi mesa. Supuestamente, este botón sirve para llamar por una especie de altavoz a mi secretaria.
— Keira — repito elevando mi voz. Nada. O no me oye o ha vuelto a quedarse hablando con Álex — ¡Keira!
Visto que llamarla es inútil, no me queda más remedio que levantarme de esta cómoda silla reclinable e ir a buscarla. Yo creo que esta no tiene ni puta idea de lo que conlleva ser una secretaria. Abro la puerta y me la encuentro sentada en su mesa mientras remueve el líquido que hay dentro de una taza.
— ¿Quieres unos bastoncillos para los oídos? Porque veo que no escuchas una mierda.
— ¿Me has llamado? — finge sorpresa, continuando con su movimiento de cuchara. Miro a mi derecha, viendo a Celia y Álex presenciar toda nuestra conversación. Bah, paso de ellos.
— Claro que te he llamado, joder.
— Oh, igual era esa molesta voz que pronunciaba un nombre distinto al mío — me da una mirada cínica y vengativa — Lo siento, es que me cuesta contestar cuando me llaman por otro nombre.
— Ya has hecho bastante el vago — le arrebato la taza que tiene entre sus manos — Busca información sobre Ricardo López. Redes sociales, noticias... Lo que sea. Necesito trapos sucios de él lo antes posible — pego un trago al café, pero al instante lo escupo al aire al notar un sabor asqueroso en cuanto le pruebo.
— Eso no se hace delante de una señorita — ella se aguanta la risa, reprendiéndome con voz vacilona.
— Te pedí café solo, esto es asqueroso.
— No, me pediste que preparara café — encoje sus hombros con inocencia — Yo preparé el café que me gusta — ya me hartó. Ya no lo aguanto más. Dejo la taza encima de la mesa, la cual no se ha roto de puro milagro.
— Vamos a ver, lunática toca narices — su expresión guasona se esfuma, sustituyéndose por una bastante molesta — Vas a trabajar para mí, vas a hacer todo lo que yo te ordene. Me importa tres cojones que mi padre te haya dicho lo contrario. Yo puedo despedirte, puedo romper tu contrato ahora mismo. Más te vale llevarte bien conmigo porque, si no, tu primer trabajo va a batir un récord de corta duración — se pone en pie, dispuesta a oponerse a todo lo que la acabo de decir.
— ¿Me estás amenazando?
— Te estoy advirtiendo. Si quieres el dinero, gánatelo.
— ¿Cómo quieres que me lo gane? ¿Haciendo de muñequita de plástico, paseándome delante de ti moviendo el culo o haciéndote caso cuando me ordenes que te chupe la polla por debajo de la mesa?
— Ya me la habrías chupado si hubiese querido — un ardor se hace presente en mi mejilla izquierda en cuanto su mano choca con ella. Me ha abofeteado.
Te lo has buscado.
— No hace falta que me despidas, me voy yo — agarra su bolso y su chaqueta — Prefiero quedarme en la indigencia que trabajar contigo — pega rápidas zancadas para llegar al ascensor y yo no puedo hacer otra cosa que seguirla con la mirada, sin saber qué decir — Disculpa, para ti — pulsa el botón del ascensor — Hasta nunca, señor Martínez — se despide con una ironía desbordante, desapareciendo tras las puertas de metal.
— ¿Qué? — pregunto cuando siento la acusadora mirada de estos dos sobre mí.
— Tío, soy tu amigo, pero te has pasado mucho.
— Ya, como que ella no ha dicho nada.
— Sí, pero la has llamado guarra — añade Celia — Me dices eso a mí y te tiro el café a la cara.
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⚡TORMENTA DE ARENA ⚡#1
RomanceDos desconocidas. Una noche. Una casualidad. Ninguno de ellos se imaginaba que ese momento se iba a convertir en el primero de muchos. Que la vida les tenía preparado un futuro que deberían compartir, sin darles opción a protestar. ⚡⚡⚡⚡⚡⚡⚡⚡⚡⚡ Libro...