16. ⚡Este anillo está para comérselo⚡

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- ¿No me puedo ir a mi casa? El anillo ese ya no es cosa mía – escucho la voz aguda y protestona de la mujer que camina a mi lado o, más bien, se desplaza por la carretera a consecuencia del agarre de mi mano en su brazo – Y me apetece perderte un poco de vista.

- Nena, si vas a mentir, primero debes aprender a hacerlo – niego con mi cabeza sin creerme sus últimas palabras, ella se muere por pasar más tiempo conmigo – Además, tu turno de trabajo acaba a las 2 de la tarde, todavía no es esa hora.

- ¡Esto ya no es trabajo!

- Tu responsabilidad es ayudar y acompañar a tu jefe en cualquier recado y asunto que tenga.

- Eso es verdad, pero hay un pequeño detalle que se te olvida.

- ¿Cuál?

- ¡Tú no eres mi jefe! – grita en mi oído, literalmente.

- Joder, ¿no puedes hablar sin chillar?

- No, al igual que tú no puedes decir ninguna palabra coherente.

- ¿Quieres palabras coherentes? – la detengo cuando ya estamos en la acera, sin ningún peligro de que nos atropelle ningún coche – Vale, eres mi compañera de trabajo y te pido que me acompañes en este asunto porque todavía te queda una hora laboral.

- Así sí, gracias – sonríe al conseguir que se lo pidiera de mejor manera y yo, como de costumbre, acabo siendo el tonto que cede ante ella.

- Vamos, la joyería está al final de la calle – camino junto a ella mientras me fijo en los escaparates y las tiendas que me sirven de guía para encontrar más rápido el lugar que quiero.

- ¿Y se casa algún familiar tuyo?

- No, unos amigos. Aunque ella es como una hermanita para mí.

- Qué bonito, tienes gente que te aguanta – sonrío y la miro notando que el tono con el que pronuncia esas palabras es de broma.

- A mí me aguanta todo el mundo, pero primero tienen que conocerme. Deberías probarlo.

- ¿Aguantarte? Lo intento cada día con todas mis fuerzas.

- No, conocerme.

- Ya te conozco algo y nos iremos conociendo más con el tiempo, es lo que tiene trabajar juntos.

- No me conoces, porque sigues pensando que este trabajo me le he ganado gracias a que mi padre es el director de la empresa.

- ¿Y no es verdad?

- No – suspira amoldando un mechón de su pelo detrás de su oreja – Eso lo piensa la gente que no sabe nada de mí.

- Bueno está bien, siento haber dicho eso – me echa una mirada sincera y tranquila, lo que me da a entender que está arrepentida – Pero tú también me dijiste cosas feas y yo a veces soy un poco impulsiva.

- ¿Un poco?

- Lo mismo que tú eres de chulo.

- Oh, entonces eres la hostia de impulsiva – ríe y asiente dándome la razón – Yo reconozco cómo soy, mis errores y virtudes, pero también sé que la imagen que se crea la gente sobre mí se aleja mucho de la realidad.

- Pero a veces tú lo provocas.

- Claro, a nadie le importa cómo soy realmente, solo me conoce la gente que yo quiero.

- ¿Y por qué no dejas que todo el mundo conozca todo de ti?

- Porque pueden aprovecharse. Soy como esos coches de piezas pequeñas que puedes montar y desmontar con facilidad si descubres el truco, ¿sabes cuáles son?

⚡TORMENTA DE ARENA ⚡#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora