04. ⚡El poder de los impulsos ⚡

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Maldigo al haberme olvidado de saludar a la señora que se encarga de la recepción del edificio donde trabajo. Es un encanto y parte de la familia, pero la prisa y urgencia por llegar a la planta donde realizo todas mis acciones laborales queda muy alto y necesito llegar lo antes posible. Agradezco el tener buena forma y aguante físico, por lo que casi ni noto la falta de aire cuando subo los 9 pisos por las escaleras, soy más rápido que el ascensor. Os podéis imaginar el culo más maravilloso que tengo, duro como una roca. Aunque otra parte más concreta de mi cuerpo lo supera cada vez que se despierta.

— ¿Qué concepto tienes de "enseguida llego"? — la voz de Álex me recibe nada más pisar la novena planta — Has tardado media hora y vives a 10 minutos de aquí.

— Hola monada — le ignoro y guiño el ojo a Celia, la mujer responsable de aguantar al idiota de mi amigo 8 horas diarias.

— Hola idiota — esta me devuelve el saludo y da una mirada llena de picardía — ¿Se te han vuelto a pegar las sábanas por haber estado haciendo que una mujer tuviera la noche más movida de su vida?

— Sí, pero no era tan fiera como tú — le sigo la broma con una sonrisa.

Es agradable trabajar con mujeres que no se alarmen por la cantidad de chistes machistas y de humor negro que suelto. Hay que tener un poco de sentido del humor y no tomarse las cosas tan en serio, si yo no lo pienso en realidad. Más que nada porque a esta no me la he tirado, está con un colega y eso siempre será sagrado para mí.

— Oh, ¿no te hizo la comida de huevos profunda?

— ¡Bueno, corten! — carcajeo al ver que Álex corta el tema en cuanto se empieza a sentir incómodo con nuestra conversación. Es bastante territorial.

— Solo he tenido un imprevisto al salir de casa, pero ya estoy aquí — aclaro la razón de mi tardanza y me señalo con ambas manos — Que no cunda el pánico que Víctor lo arregla todo.

— Tu padre está echando humo por las orejas — me informa ella — Entra ya al despacho.

— Dame un beso y te hago caso — la pido con tono vacilante, recibiendo otra mala mirada de Álex. Ella ríe, dándose cuenta de la reacción de su jefe/follamigo.

— A ver si estás tan bromista cuando entres ahí — apunta con su dedo la puerta a la que debo entrar, asiento lanzándole un beso en la mejilla a su secretaria antes de adentrarme en el lugar.

— Lo siento papá, se me hizo tar...

Detengo mi intento de justificación por mi tardanza en cuanto me veo prácticamente muerto no por una, sino por dos miradas. La primera es de mi padre, odia la impuntualidad y más en el trabajo. Premio para mí. La segunda proviene de unos ojos grises que me están estrangulando en la distancia. ¿Qué hace esta loca aquí?

— ¿Me estás siguiendo? — la pregunto directamente a ella, flipando muchísimo por habérmela encontrado por tercera vez en menos de 24 horas.

— Claro, no tengo otra cosa que hacer que seguirte — contesta con grosería, aunque su cara cambia en cuanto nota la contestación tan inadecuada que ha hecho delante de mi padre.

Se supone que esto iba a ser una entrevista de trabajo para elegir a mi nueva secretaria. Llevo días insistiendo a mi padre para que me asigne una ayudante que trabaje para mí, puesto que a veces acabo hasta el cuello de todo el trabajo que tengo que hacer. Normal, soy el mejor, todos los casos vienen a mí. Sin embargo, visto a quién me quiere poner, prefiero pasarme 24/7 sin descansar que aguantar las caras de odio que provienen de esos malditos ojos preciosos. Me cago en la puta, yo no quiero a esta.

— Ya te puedes ir largando — abro de nuevo la puerta por la que he entrado, indicándole que salga de aquí — Venga, fuera.

— Me iré cuando tu padre me lo diga.

⚡TORMENTA DE ARENA ⚡#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora