Capítulo 26

114 7 0
                                    

—Así que por eso paraste de llamar —susurré en voz alta para mí misma.
—Anna, sé que estabas enojada conmigo y tenías todo el derecho a estarlo, pero ¿por qué no hablarme o decirme sobre nuestra hija? —preguntó.
Respiré hondo.
—Estaba lastimada y hormonal. Asumí que te esforzarías mucho para tenerme de vuelta solo por el bebé, y no podía manejar eso. Habría cedido. Casi a los tres meses de embarazo, cerca del tiempo en que dejaste de llamar, empecé a ponerme enferma; muy enferma. Eventualmente me pusieron en reposo hasta que Layla nació.
—Hubiera estado ahí para ti. No tienes idea de lo mucho que duele saber que me perdí la oportunidad de ayudarte durante el embarazo y el parto de mi pequeña niña; me perdí cinco años de su vida, una vida que deberíamos haber vivido juntos. —Sonaba torturado.
—Lo siento tanto, Jons. Lamento ser tan egoísta, pero no podía manejarlo en ese momento. Aun eres joven, tendrás más bebes.
Vi como los labios de Nick se estrechaban y un musculo se marcaba en su mandíbula. —Sí, tendremos más —dijo alto y claro.
Me aclare la garganta ante esa sugestiva observación.
—Sí, ambos tendremos más bebes, pero no juntos.
—Los únicos bebes que tendrás será conmigo —expresó con total certeza.
—¡Basta, Nick! —siseé entre dientes—. No puedes intimidarme para que esté contigo. Nunca funcionaría. Ya tengo demasiados problemas de confianza por tu culpa, así que realmente estar contigo me volvería loca. —Negué con la cabeza enérgicamente por ese ridículo pensamiento—. De ninguna manera. Seria miserable, te haría miserable. Estaría constantemente pensando que me estas engañando. —Continué sacudiendo mi cabeza—. No sucederá.
—Nunca te lastimaría de nuevo. Esto va a suceder —declaró firmemente.

¡Ugh!

—Mira, esta conversación fue muy linda mientras duró, antes de que te convirtieras en todo un machote. Ojalá esto ayude a sanar algunos de los daños que le hiciste a mi corazón y traiga algo de cierre para mí. Pero la única relación que siempre tendremos es la de ser padres de Layla. No puedes simplemente volver a mi vida y actuar como si no hubiera mala sangre entre nosotros aun. Siempre tendré a Destiny sobre tu cabeza, y tú siempre tendrás el hecho de que alejé a tu hija de ti sobre la mía —argumenté con la verdad y nada más que la verdad.
Cogiéndome completamente con la guardia baja, se lanzó a por un beso, su lengua buscando y encontrando la mía. Su boca era suave y sensual; provocadora. Cuando gemí en su boca él se retiró ligeramente y envolvió una mano en mi pelo. —No tienes ni idea de lo mucho que extrañé tu boca —susurró, justo antes de tomarla una vez más.
—Puedes sostener a Destiny encima de mi cabeza durante todo el tiempo que quieras. Yo me encargo, siempre y cuando estemos juntos. Necesito estar contigo —dijo suavemente contra mis labios. Suspiré. Me asombró saber lo mucho que realmente lo echaba de menos también, pero también había pasado mucho entre nosotros.
—No puedo hacer esto ahora —susurré.
Él se quedó en silencio durante un minuto, pensativo. —Te daré un poco de tiempo, pero sólo un poco. Vamos a buscar a nuestra hija.
—Está bien —murmuré.
Mientras caminamos a mi apartamento, mi mente estaba en una niebla. Nick seguía tratando de envolver su brazo alrededor de mis hombros, pero seguí alejándolo. En su último intento me aparté de él. —Ya basta —susurré.
—Necesito tocarte —dijo frustrado.
—No. Layla estará probablemente colgada de la ventana esperando por nosotros y no quiero que se haga una idea equivocada.
—Muy pronto será la idea correcta —respondió él.
—¡Ugh! No puedo lidiar contigo ahora mismo, Nick. Por favor, detente. Nada va a pasar entre nosotros.
—Lo que tú digas, Anna, nena —respondió en una simulada voz dulce que nunca había oído.
Yo gruñí. Él sonrió.

Anna, nenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora