Capítulo 39

90 5 0
                                    

La habitación principal estaba bien, pero Nick tenía razón. 
Era demasiado masculina y plana para mi gusto, pero el balcón y el escenario lo compensaron. Había una increíble vista del lago y la piscina en el patio trasero. 
Era pacífico.
—Me encanta estar aquí. —Me apoyé en el borde. Los brazos de Nick me rodearon y me dio un beso en la mejilla.
—Puedes hacerle lo que quieras a esta habitación para hacerla nuestra. Vamos a incluirte en mi cuenta mañana para que puedas comprar lo que quieras. Sólo, por favor, mantente alejada de cualquier cosa rosa o púrpura. O con flores —me suplicó.
Él era perfecto. 
Me conmovió el que me estuviera tratando como si ya estuviéramos casados.
—¿Por qué yo, Jons? Puedes tener a cualquier otra. No soy nada especial —susurré. Sus brazos convulsionaron alrededor de mí.
—No empieces con esa mierda, Anna. Tú eres más que especial para mí, y lo sabes. Siempre te he amado. Estamos comenzando de nuevo.
—Lo sé, lo siento. Esto es un poco abrumador. También te amo. —Incliné mi cabeza para darle un beso
—Vamos adentro. Te quiero ahora —dijo Nick con dureza.
—Pero Layla…
—Seremos rápidos. Después de todo lo que ha pasado, necesito sentirte alrededor de mí. Necesito sentir que eres mía. ¿Estás muy lastimada? —Levantó su mano para acariciar el moretón.
No estaba lastimada. 
Estaba en llamas. 
Amaba cada vez que él hablaba de esa manera. Me di la vuelta y me dirigí directamente a la cama.
Afortunadamente, estaba usando pantalones de chándal y una camiseta grande que Trish había traído al hospital para mí. Eran fáciles de quitar.
—No estoy segura de que sea capaz de escuchar a Layla si me necesita —dije sin dejar de desnudarme.
—Cerré la puerta con llave detrás de mí, pero seré rápido. Allí hay un monitor de bebé que puedo encender. —Él caminó hacia este y comenzó a presionar botones. Yo me quedé de pie desnuda y lo miré fijamente.
Él se dio vuelta y me atrapó mirándolo. —¿Qué pasa? —preguntó.
Negué con la cabeza. —Nada. Es sólo que no puedo creer que compraras un monitor de bebé. —Me sorprendía constantemente.
—Lo vi en el departamento de bebés. Sé que Layla no es un bebé, pero sentí como que era algo lógico de comprar. Sé que su habitación está junto a la nuestra, pero las habitaciones son grandes. Parece una invasión a la privacidad, supongo, pero sólo quiero ser capaz de escuchar que ella está bien.
Le sonreí. —Bueno, ya que ella sólo tiene cinco años, no estoy segura de cuánta privacidad necesita. Pero fue muy dulce que lo compraras; muy atento. —Caminó hacia mí, desechando su ropa a su paso.
Él estaba listo. 
Su dura erección estaba más que lista. 
Yo estaba más que lista. Me subí a la cama y me dejé caer sobre mi espalda. Él subió sobre mí.
Podía escuchar vagamente a Layla cantando de fondo.
Miré mi tatuaje en su costado y lo tracé lentamente con mis dedos.
Tan sexy.
Al momento en que encontré los ojos de Nick, él entró en mí. 
No hubo juego previo, ni dudas, no es que yo lo necesitara.
—Sabía que estarías lista para mí —susurró en mi oído. Pude sentir su polla palpitante. Tiré de él con fuerza hacia mí y lo besé. Nuestras lenguas se enredaron y él comenzó a golpear dentro de mí—. Dios, te amo —gruñó contra mi boca.
Sus movimientos se volvieron más rápidos y tuvo cuidado de no tocar el moretón en mi rostro o mi cuello.
Mordí su hombro para evitar llorar y él gimió mientras nos veníamos simultáneamente.
—Te dije que sería rápido —respiró Nick contra mi hombro justo antes de morderme con sus dientes. Yo tracé perezosamente su espalda.
—¡Papi! ¡Mami! ¡Creo que la tía T está aquí! —gritó Layla. 
Nick levantó la cabeza y me dio un beso rápido.

Nos apresuramos a vestirnos.

Anna, nenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora