Epílogo

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Parte 4/7 

Negué con la cabeza tratando de contener la risa. —Adam, gracias por venir, pero es mejor que salgas de aquí antes de que a Jons le estalle un vaso sanguíneo o algo así.
Adam sonrió una vez más antes de agacharse y colocar un suave beso en mi frente. Se dio la vuelta, miró a Nick, sonrió y se alejó. 
—¡También te amo, hermano! —gritó Adam una vez más justo antes de salir por la puerta principal.
Yo no podía dejar de reír al ver la expresión de asombro en la cara de Nick. 
Parecía perdido. 
Comencé a reír tan fuerte, que terminé dando palmadas sobre mis muslos. 
—Bebé, te ves como si nunca nadie te hubiera dicho “Te amo” antes. ¿No te lo digo lo suficiente? —Lloré por de la risa.
Cuando sus ojos se encontraron con los míos algo en ellos me congeló en el lugar. 
En seguida dejé de reír.
Caminó hacia mí. —¿Crees que es gracioso? ¿Te gusta que te toque? —gruñó Nick. Yo no sabía qué decir, así que negué con la cabeza.
—Quítate la ropa —exigió el.
—¿Qué? —le pregunté en voz baja.
Él me ignoró y comenzó a desabrochar mis pantalones y los bajó por mis caderas por sí mismo. Cuando cayeron alrededor de mis tobillos su mano golpeó mi centro. —Siento la necesidad de marcar mi territorio y te quiero aquí. Ahora mismo.
—¿Qué? —pregunté de nuevo, esta vez en un susurro. 
Estaba demasiada distraída por lo que estaba haciendo con sus dedos. 
De repente su mano libre se fue a un lado de mi cara y su boca encontró la mía. 
Me besó con avidez. 
Su lengua luchó con la mía mientras sus dedos se arremolinaban sobre mi clítoris.
—La puerta está desbloqueada —respiré en su boca.
Él se alejó de mí. —A la mierda la puerta. Quítate los pantalones por completo. —Comenzó a descomprimir su pantalón y le vi sacar su hermosa erección y acariciarse él mismo. 
Lamí mis labios.
—Mierda —susurró Nick mientras me veía observarlo—. Anna, nena, date prisa.

Joder, si alguien entraba iba a tener un show gratuito.

Me agaché, deslice mis zapatos y me moví fuera de mis pantalones. 
También me quité la camisa.
Nick empezó a venir hacia mí, pero lo detuve. —Unh uh, quítatelo todo, Jons. Si alguien nos ve, que nos vea a ambos, no sólo a mí.
Él no lo dudó. 
Cuando estuvo completamente desnudo me incliné frente a él y le di una rápida lamida a su tatuaje antes de caer completamente de rodillas.
No perdí tiempo en llevarlo tan profundo en mi boca como pudiera teniendo en cuenta su tamaño. Los puños de Nick estaban en mi pelo mientras lo trabajaba dentro y fuera, chupando con fuerza. Escuché su respiración volverse irregular y dejó caer una mano hasta mi garganta, donde podía sentir mis tirones.
—Levántate, nena, necesito estar dentro de ti ahora. No quiero terminar así. —Me tomé un poco más de tiempo antes de dejarlo y ponerme de pie.
Tan pronto como estuve de pie, las manos de Nick fueron a mi trasero, levantándome sobre el borde de un taburete. 
Abrió mis piernas y me reclamó.
—Jons —gemí. Su boca encontró la mía y nuestras lenguas bailaron. 
Él continuó bombeando dentro y fuera suavemente, casi con elegancia. Sus manos aún me apretaban el trasero, y me uní, pasando las manos por su musculosa espalda para tomarlo.
Cuando sus movimientos aumentaron, yo sabía qué iba a venir. Me lamí los labios y grité su nombre.
—Eso es todo, nena —gimió él mientras mi cuerpo tuvo orgasmos a su alrededor.
Siguió un momento más y luego exclamó mi nombre y se vino.

***

Yo no había oído nada más sobre Ryan desde entonces.
Por lo tanto, esto era incómodo cuanto menos. 
¿Qué estaba haciendo aun en este lado de la ciudad?
Adam se acercó y me agarró la mano, pero no me miró. 
Estaba concentrado en algo o en alguien más. 
Eché un vistazo a la bella pelirroja que mantenía su interés y la observé mover sus ojos rápidamente a nuestras manos antes de apartar la mirada.
—Me alegro de verte, Anna. No perdiste tiempo pasando de un tipo a otro. 
¿No era él el policía en mi caso? —dijo Ryan en un feo tono sarcástico.
Era evidente que no había cambiado.

Anna, nenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora