Epílogo

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Parte 2/7 

Afuera, me encontré con Adam en su Tahoe.
Adam se había convertido en un elemento permanente en nuestras vidas. 
Era el hermano que nunca tuve. Podía decir con honestidad que lo amaba como tal. Siempre estaba con nosotros y siempre volvía loco a Jons porque no paraba de coquetear conmigo.
Trish y yo mantuvimos nuestra promesa de intentar encontrarle una buena mujer, pero nunca pasaban de la primera cita. Nunca se puso serio con ninguna, y había algunas que deseaban eso, demasiado. 
Este hombre tenía demasiados secretos, y eso me enloquecía.
—No puedo creer que otra vez estés embarazada —dijo Adam mientras conducía fuera del estacionamiento cortando mis pensamientos.
—Lo sé, yo tampoco, pero esto es todo, no más niños —le dije. 
Amaba a mis dos niñas con todo mi corazón, y amaría igual a este bebé, pero tres era el número perfecto para mí.
—¿Quieres que sea un niño? —preguntó mientras me miraba inquisitivamente. 
Pensé en cómo responder.
—Sé que la respuesta correcta debería ser “No me importa siempre y cuando esté saludable” y de verdad me siento así, pero después de dos niñas, honestamente, me gustaría un pequeño niño. Añadiría una dimensión diferente a la casa.
—Un niño sería divertido —dijo con nostalgia.
—¿No quieres hijos, Adam?
Me miró. —Me encantan los niños, Anna, sabes eso, pero me preocupa qué clase de padre sería, o esposo. Mira la clase de padre que era el mío; la forma en que trataba a su propio hijo… lo siento, hijos y esposas. Me da miedo volverme igual que él.
Estaba casi sin palabras… Casi. 
Había escuchado algunas historias horribles sobre su padre, pero ambos, Jons y Adam, intentaban mantenerme en una burbuja, así que estaba bastante segura de que no había escuchado lo peor.
—Adam —hablé en voz baja—. Nunca podrías ser como tu padre. Tratas a mis niñas como si fueran tuyas. Te aman y sé que las amas. Sólo puedo imaginar cómo te sientes sobre ti mismo.
—Tienes razón, Anna, pero se necesita una madre y un padre para hacer una familia. Podría ser bueno que el bebé tomara parte, pero aún no he encontrado a la futura madre de mis hijos y me niego a que sea un bebé solo con papá; quiero todo el paquete, con una cerca blanca y todo. Si eso no ocurre, entonces es que no estaba destinado a suceder.
Podía ser tan deprimente a veces. 
No mencioné el hecho de que ya tenía la casa y la cerca blanca; sólo necesitaba la familia para llenarla.
Adam estacionó cuando llegamos a la tienda. Salí del todoterreno, él se reunió conmigo al lado y continué hablando mientras caminábamos. —Trish y yo te hemos organizado toneladas de citas, pero siempre encuentras algo mal en ellas. Tienes que darles una oportunidad, Adam. —Me detuve rápidamente frente a él y me di la vuelta. Me miró inquisitivamente.
—Y tienes que dejar de tener sexo con ellas antes de que siquiera las conozcas. Nunca vas a encontrar material para mamá de esa manera —siseé entre dientes.
Me sonrió. —No puede hacerse, Anna. ¿Qué mejor manera para descubrir si son material para mamá?

¡Increíble!

Anna, nenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora