Quinta parte, ll

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Araxa

-¿¡Que te has hecho Araxa!?-me pregunto Marta gritando, mientras me subía la manga del suéter de la mano izquierda-¿¡Te estoy hablando, que que es lo que te has hecho!?-me volvió a a gritar y tuve que tomarme unos segundos para corroborar que no me había reventado los tímpanos.

Solo la observaba, si que estaba furiosa, y no entendía el porqué, nunca le había importado como me siento, porque esto si le importaba.

-¡AH! Eso, no es nada, es una hermosa decoración que le hice a mi muñeca-le dije en burla-porque, ¿le gusta?-le pregunte haciendo que ella enfureciera más de lo que ya estaba.

Me volvió a dar dos cachetadas una en cada mejilla, dios, que tenía estaba mujer con las cachetadas, luego de eso me soltó y salió de la habitación, esta más que claro que esto no ha terminado.

Arroje el pantalón y la blusa al cesto de la ropa sucia que tenía en mi habitación para luego acostarme a ver televisión.

Estaba de lo más tranquila viendo unas caricaturas cuando entra Marta a la habitación dando un portazo haciendo que me sobresalte, detrás de ella viene mi abuela María, o no, esto no es bueno, una cosa en mi "madre" y otra es mi abuela y entre ellas le temo más a mi abuela.

Mi abuela era una persona ya muy mayor, aunque se miraba muy bien cuidada a pesar de sus años, ella llegaba a dar miedo, mucho miedo.

-¿Que está pasando aquí?-pregunta mi abuela, haciendo que yo me levante de la cama para pararme frente ella.

-¿de que abuela?-pregunte muy nerviosa por la presencia de ella.

-no te hagas la pendeja, ¿¡Que está pasando aquí!?-pregunto por segunda vez, ya en esta alzando un poco la voz.

Como vio que no decía nada, ni me movía, ella empezó a caminar hacia mi, y en ese instante me sentí pequeña.

Me levanto el suéter de un tirón dejando en descubierto mis muñecas en las cuales en la derecha solo tenía cicatrices, y en la izquierda estaban las heridas aún vivas.

Luego de que me viera las muñecas, levanto la mirada y la conecto a la mía, y no miento cuando digo que sí su mirada pudiera matar a las personas, yo ya estuviera tres metros bajo tierra, aunque me aria un favor

-¿Porque lo hiciste?-me pregunto de la manera más suave de lo que me imaginaba, no podía mentirle y no quería mentirle.

-porque, me estoy asfixiando yo misma abuela-respondi después de unos momentos-yo no puedo seguir aquí, no quiero seguir viviendo aquí, no puedo con sus miradas en mis piernas, en mis pechos, en mi trasero, me doy asco yo misma por culpa de el, ya no puedo abuela-cuando termine de responderle yo ya era un mar de lágrimas, yo no me podía ni mantener de pie.

-¿qué estás diciendo?, ¿estas diciendo que Rodrigo te faltó el respeto?-me pregunto con una voz enojada pero a la vez asustada.

Estuve a punto de hablar, lo juro, estuve a nada de contarle todo. Pero adivinen que, salieron a defender al abusador.

-No mamá, eso no es cierto-se apresuró a decir Marta antes de que yo hablara-Solo mirelo, mire como es Rodrigo, un hombre correcto, jamás le falta el respeto a nadie, usted cree que el le llegaría a faltar el respeto a la Araxa-dijo Marta, mierda, mis ganas de asesinarla con mis propias manos crecía cada vez más.

~ella solo quiere llamar la atención, usted sabe como es ella, siempre le gustó ser el centro de atención-y no mentía he, a mi me GUSTABA ser el centro de atención, pero eso fue hace cuanto.... ¡Ah, ya! Eso fue antes de que el ser despreciable de Rodrigo lo arruinará-Ella siempre a sido así mamá, no le crea, Rodrigo jamás aria eso-termino de decir Marta.

Lo que ustedes crearon {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora