ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔣𝔦𝔫𝔞𝔩: 𝗟𝗼 𝗵𝗲𝗰𝗵𝗼, 𝗵𝗲𝗰𝗵𝗼 𝗲𝘀𝘁𝗮́

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"Ten paciencia, corazón, que es mejor, a lo que veo, deseo sin posesión, que posesión sin deseo".

—Ramón De Campoamor.

🥀

—¿Cuánto tiempo llevan acostándose a mis espaldas?

—Casi cuatro años.

—Los mismo que llevamos de casados. ¿Por qué lo hiciste, Lucas? Cuando perfectamente sabias que seguía enamorada de ti.

—Desde que conocí a Dakota me enamoré perdidamente de ella —empieza a hablar el señor Wes —. Empezamos a tener un relación, nos enamoramos. Por inseguridades mías ella me dejó. Después te conocí, Danna.

—¿Y es ahí donde decidiste utilizarme?

—Sí —habla en un susurro —. Desde antes de aterrizar en Chicago. Esa fue la razón por la que decidí venir a vivir un tiempo a Chicago.

—Eres un imbécil, Lucas. Te aprovechaste de mí. Nunca te lo perdonaré.

—Danna...

La voz de la señorita Jenner se escuchaba algo temblorosa y nerviosa. Danna la voltea a ver.

—La primera vez que regresé a Boston, cuando mi madre me contó que quería dejar las quimioterapias. Le dije que te iba a cuidar mucho. Era mi deber como hermana mayor. Le prometí que ibas a ser feliz, yo me encargaría de que fueras feliz. Le prometí que jamás te iba a dejar sola, pasara lo que pasara.

—Lo siento tanto. Lo siento...

—Ahórrate las disculpas, Dakota. Valen pura mierda. Lo hecho, hecho esta, ¿no? —hace una pausa Danna —. Mejor perdónate a ti misma porque decidiste meterte con un hombre casado.

La señorita Jenner simplemente agacha la mirada en lágrimas.

—Espero que ambos se pudran en el puto infierno. No los quiero volver a ver en mi puta vida —lanza su mirada a Lucas —. En unas semanas los papeles del divorcio te llegaran, y descuida, no necesito que me des nada de tu puto dinero. No quiero nada de ti.

Su hermana menos seguía llorando, no podía parar de llorar, sin decirle ni una palabra empieza a caminar hacia la salida de la habitación para poder irse muy lejos, pero Dakota la detiene.

—Danna, por favor, perdóname. Nunca fue mi intensión lastimarte —ella intenta agarrar la mano de Danna peo ella la quita —. Créeme, te lo suplico —se arrodilla mientras sigue llorando.

—Levántate, Dakota.

—No, Danna. Perdóname.

—¿Lo amas? —la pregunta tomó de sorpresa a la señorita Jenner.

—¿Qué?

—¿Amas a Lucas? —vuelve a preguntar Danna.

La joven mientras sigue arrodillada voltea a ver lentamente al señor Wes que está en la esquina de la habitación recargado en la pared sin ningún gesto en su cara, ni un músculo.

—Sí.

—Entonces, quédate con él, Dakota. Él te ama y tú lo amas. Le prometí a mamá que iba a ser lo que sea para que tú fueras feliz. Quédate con él.

La hermana menor estaba destrozada, se sentía demasiado culpable. Quería retroceder el tiempo.

Danna sin dejar de mirar a Lucas saca el arma que trae detrás y le dispara cerca de la cintura.

Pasiones Prohibidas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora