21. Cena familiar

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"Puedo resistirlo todo menos la tentación"

—Oscar Wilde.

🥀

Por fin había llegado el gran día. Al menos para Danna.

Ha pasado una semana desde que les dio la maravillosa noticia a su madre y hermana de que se iba a casar.

Ella misma no lo podía creer.

"Me voy a casar. Me voy a casar. Me voy a casar. Me voy a casar."

Es lo único que se repetía en su mente.

Nunca creyó que iba a encontrar a una persona que la amara de pies a cabeza.

Que estuviera en las buenas y en las malas acompañándola.

Que estuviera 24/7 a un lado de ella.

Que estuviera en sus logros más importantes.

Que se riera de sus chistes, aunque fueran pésimos.

Se sentía querida y amada por primera vez. Algo que desde hace mucho no sentía.

Por fin había encontrado al hombre de sus sueños. Por fin su vida estaba completa al lado del hombre que ama.

Ahora mismo Danna se encontraba ya en Boston, toca el timbre y la señora Jenner abre la puerta.

—Hija mía —dice mientras abraza a Danna —. Estoy tan feliz por ti, mi amor. Te vas a casar. Mi pequeña se va a casar.

—Creo que encontré al amor de mi vida, mamá. Me hace muy feliz.

Auch.

—Me alegra tanto, mi amor. Espero que tu matrimonio este lleno de felicidad y de mucho amor.

—Eso espero, mamá, eso espero.

—Me alegra seguir con vida porque estoy viviendo este gran sueño contigo. Siempre he querido que mis hijas encuentren al hombre correcto.


Lucas Wes recién había aterrizado en Boston y ahora se encontraba en su casa en el despacho firmando algunos papeles mientras tomaba un poco de vodka.

Había extrañado estar en su casa, el aire de Boston, ver el atardecer desde el balcón principal. Ver el atardecer mientras veía a Dakota Jenner.

Dakota. Dakota. Dakota.

Lo que más extrañaba era a ella.

Su olor.

Sus lunares.

Su cabello sedoso.

Sus lindos ojos almendrados.

Sus labios.

Sus besos.

Extrañaba su cuerpo. La extrañaba a toda ella.

En todos estos años quiso llamarla, enviarle textos. No lo hizo porque arruinaría el plan.

Pero en ocasiones quería mandar todo a la mierda, no le importaba que se jodiera todo.

Pero no podía.

El plan ya estaba muy avanzado, así que prefirió esperar todo este tiempo.

—Señor Wes —dice Will cuando entra al despacho —. Ya está todo listo para irnos solo falta usted.

—En unos minutos voy.

Will pudo percatar que el señor Wes no se encontraba del todo bien, algo le pasaba.

Pasiones Prohibidas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora