"De una pequeña chispa puede prender una llama".
—Dante.
🥀
—Efthalia, te toca salir.
Por última vez se vuelve a ver en el espejo y se retoca el maquillaje. Con una sonrisa muy falsa se levanta de la silla y camina muy lentamente hacia el escenario esperando a que la presenten para poder salir.
«Caballeros, la mejor, la más sensual, la favorita de todos los hombres. A la bailarina estrella de este bar. Démosle un fuerte aplauso a ¡EFTHALIA!»
"¡Preciosa!"
"¡Con solo de verte me pones duro!"
"¡Siéntate en mi cara, mamacita!"
"¡Quiero un privado mami!"
"¡Ese enorme culo me calienta!"
"¡Te traigo ganas!"
"Deja que te dé un besito, ¿sí?"
"Maldita perra prostituta".
"Baila, zorra."
Esas palabras las escuchaba casi todas las malditas noches, a la vez que seguía caminando se escuchaban más y más, lo único que Dakota hacía era ignorarlos.
¿O qué más podría hacer?
Odiaba ese trabajo.
En verdad, lo odiaba con todo su ser. Pero por más que quería dejarlo no podía, ¿por qué? porque necesitaba dinero. Ese trabajo le daba un salario muy eficiente y ella en verdad que lo necesitaba.
Su madre, la señora Diana Jenner se encontraba muy enferma, tiene cáncer de seno y necesita dinero para las quimioterapias. El cáncer se le había detectado a tiempo, y por suerte si se sometía a tratamientos podría vencer la enfermedad.
Desesperada, Dakota estudiaba el segundo semestre en la universidad de Boston, gracias a que ganó una beca, pero lamentablemente tuvo que dejar la universidad.
Agarrándose fuertemente con una mano del tubo, lo rodea muy sensual tomando vuelo y se alza hacía arriba, haciendo que sus piernas se peguen a este. Suelta sus manos y con sus piernas agarrados da una vuelta bajando muy lentamente.
Con todas las fuerzas de su cuerpo de nuevo con ambas manos agarra fuertemente el tubo y se alza hacía arriba sosteniéndose solamente con las manos, sus piernas largas y bonitas viajan lentamente alrededor del tubo y se suelta.
Segundos después se cambia de lugar y hace lo mismo. Camina por todo el escenario, se para y se agacha quedando de rodillas, mueve la cabeza de lado al lado, alzando los brazos hacía arriba haciendo con ambas manos un círculo y las vuelve a bajar.
Se levanta lentamente, las luces se apagan y solamente se escuchan aplausos y chiflidos por parte de todos los hombres. Segundos después se retira del escenario yendo hacía su camerino.
Suelta un suspiro en el camerino.
—Dakota eres sensacional —aplaude y ríe Adam.
—Gracias, Adam —le muestra una sonrisa ella.
Adam es el mesero del bar y su amigo.
—Se me olvidaba, hay una persona que te quiere ver.
—¿Quién?
—No lo sé, se ve que es un hombre adinerado. Es muy guapo, por cierto.
—No hago privados.
Adam se cruza de brazos y ve directamente a Dakota.
—Me dijo que no quiere nada de eso. Solo quiere verte.
—¿No dijo nada más?
Mueve la cabeza Adam.
Suelta un suspiro y por fin habla:
—Está bien, dile que pase.
Tres minutos después, alguien está tocando la puerta y entra.
Dakota se encuentra quitándose el maquillaje frente al espejo.
—Hola.
Una voz gruesa se hace presente, una voz bonita, —tal vez, un poco quebrada — los nervios comenzaban a hacerse presente en la señorita Jenner. El hombre se encontraba detrás de ella.
La chica se levanta de su lugar y se para enfrente del hombre. Un hombre... bastante guapo, alto, de cabello entre negro y castaño.
Él, no era como los demás, había algo en ese hombre, algo que lo hacía ser diferente a los demás. Dakota aún no lo sabía.
Pero ella lo iba a descubrir.
Sabía que algo a partir de ahora iba a cambiar en ella.
Y también en él.
Dakota ni siquiera se imaginaba que ese atractivo hombre sería su perdición en un futuro.
Muy pronto...
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Pasiones Prohibidas ©
Romance"Todo cielo tiene su lucifer y todo paraíso su tentación." -José Saramago. Dakota Jenner baila en un bar de Boston solamente para poder ayudar a su madre de la horrible enfermedad que la está consumiendo por completo. Sin imaginarlo, conoce a un "án...