Clark

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La teoría del amor nunca estuvo tan equivocada

Tamborileo los dedos en el volante, armándome de valor para salir del auto y hacer una locura.

Una completa locura, cómo en los viejos tiempos.

Sueno como un viejito. 

—¿Estás seguro que esta es la dirección? —le digo al teléfono.

—Que siiii —Lewis exhala con cansancio—. Ya hombre, entra y haz tu magia. 

—No le digas eso, se lo toma muy a pecho  —murmura Taylor, a su lado, por el celular.  

—Bien. Voy a hacerlo. Deseenme suerte. 

—Suerte —responden los dos al mismo tiempo y cuelgo.

Suspiro, tomando valor y salgo del auto, con un pesado radio en mis brazos. 

Me paro a lado de mi auto y enciendo la radio, con el volumen a tope y dejo que ABBA suene.

Algunas personas salen por las ventanas a ver de dónde proviene el ruido, pero no sale la persona que quiero que salga. 

—Vamos Adams. Sal. 

Espero unos segundos más, hasta que la luz de su departamento se enciende, la cortina se mueve y su cabeza asoma por la ventana.

Abre la boca sorprendida al reconocerme y pestañeando varias veces. 

—¿Clark?

—¡Acacia Adams, aquí me tienes, pidiendo una cita contigo! 

La sonrisa que me enseña me hace sentir en la cima del mundo. 

Pero cierra la ventana. Frunzo la frente hasta que la veo, segundos después, en la puerta de su edificio, señalando con la cabeza que entre. 

Dejo la radio en mi auto y troto hacia ella. Me detengo al ver cómo esconde su rostro sonrojado. 

—Estás loco Clark. 

—Solo un poco. —La sigo por el pasillo hasta el ascensor. 

Pulsa la tecla y las puertas se abren. Entramos, en el espacio que parece reducido y las puertas se cierran. 

Retuerce las manos, me da miradas y aparta los ojos cuando encuentra mis ojos. Está descalza y con ropa de pijama.

—¿Ibas a dormir?

—Ya no creo que pueda —susurra.

Sonrío. 

La puerta de su departamento está abierta, la televisión de la sala está encendida y pausada en alguna película. Me deja entrar e indica hacia los sillones. 

—Siéntete cómo en casa. 

Casa. 

Me acomodo, rebotando la pierna con impaciencia mientras ella se dirige a la cocina. 

El amor a colores ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora