10. Dolor de dedos

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C A P I T U L O   D I E Z

Dolor de dedos

Clark me invitó a jugar a los bolos, y después de la salida que tuvimos en la madrugada acepté enseguida. 

Puede llegar a ser muy agradable cuando no intenta asfixiarme con una cita o hablar de Andrew.

Pero hay un problema, soy mala en algunas cosas y jugar a los bolos es de las peores cosas que hago. 

Dejo el libro a un lado cuando un mensaje de Clark me llega diciendo que está esperándome. 

Salgo del edificio y salto en el asiento de su Jeep, él sonríe ruidosamente haciendo que sus ojos brillen. 

—¿Por qué me ves así? —pregunto.

—Adams te ves adorable con esa chaqueta.

—¿Qué tiene? —Bajo la mirada hacia el conejito rosado que pide más zanahorias.

—El doble sentido. 

Ríe más haciendo que me sonroje porque ahora entiendo a lo que se refiere y al doble sentido que le da a la frase de la chaqueta. 

Le doy un golpe suave en el brazo y conduce hacia el centro comercial para encontrarnos con Summer y Leister. 

Lleva una camiseta negra ajustada y mi mente traviesa rememora a Clark sin camiseta y mojado, y, me pongo inquieta. 

Miro por la ventana para controlarme.

—¿Summer y Leister? —digo, rompiendo el silencio.

—¿Qué pasa con ellos? 

—Que están juntos. 

Menea los hombros. 

—Si, ¿y? No entiendo el punto al que quieres llegar. 

Suelto un gemido de frustración.

—Que si a tu amigo le gusta mi amiga. 

—Aah. No sé, debes preguntarle a él. 

Cruzo los brazos, mirándolo con reproche. 

—¿Por qué no me quieres decir? 

—¿Yo? —Suelta una risa—. Pero yo no tengo nada que decir de ellos. Es entre ellos. 

—Lo que quiero saber es si le gusta. 

—Pues sí. Sino no estuviera con ella. 

Dejo la cabeza contra el asiento. 

—No eres muy hablador. 

Se ríe. 

—Soy bastante hablador. Solo que no me gusta hablar de la relación de los demás. Es asunto de ellos. —Me mira de soslayo—. ¿Y a tu amiga le gusta mi amigo? 

—Ah, no. No te pienso decir nada porque tú no me dices nada. 

—Está bien. Lo acepto. Entonces, háblame de ti. 

Bajo la ventanilla y la vuelvo a subir. 

—No hay mucho que hablar de mí. ¿Y tú?

«Mentirosa.»

—A ver. No soy de aquí. Estudio lo que esperan mis padres que estudie, me gustan las películas de acción, con temática de guerra son mis preferidas, y nadar es mi pasión. 

—Nadar hizo que nunca fuéramos a ese concierto —digo con ironía. 

—¿Aún quieres ir a verlas? Son geniales en vivo. 

El amor a colores ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora